Introducción:

Los boicots políticos a empresas representan una estrategia de influencia que va más allá de las decisiones de los consumidores comunes. En la esfera política, este enfoque se ha convertido en una herramienta formidable para presionar a las corporaciones y lograr cambios que reflejen las agendas políticas de los líderes.

Históricamente, los políticos han utilizado boicots para señalar a empresas que no se alinean con sus ideales o para castigar a aquellas que han adoptado posturas opuestas a sus intereses. En este juego de poder, el boicot se convierte en una herramienta de coerción, donde la influencia política se traduce en la capacidad de dañar la reputación y las ganancias de una empresa.

La era digital ha amplificado el alcance y la velocidad de estas estrategias políticas. Los políticos pueden utilizar plataformas sociales para movilizar a sus seguidores y generar apoyo para boicotear empresas específicas. Este fenómeno crea una intersección única entre la política y el consumo, donde las decisiones empresariales se vuelven actos políticos y viceversa.

Sin embargo, este enfoque no está exento de controversias. La línea entre la expresión legítima de preocupaciones políticas y la manipulación económica se vuelve difusa. ¿Hasta qué punto es ético que los políticos utilicen su influencia para afectar las operaciones comerciales? ¿Se corre el riesgo de que los boicots políticos se conviertan en armas de doble filo, perjudicando a empleados y consumidores inocentes?

En el siguiente trabajo, explicaremos las graves consecuencias de recurrir a estas prácticas y casos en los que, políticos mexicanos, han coactado la libertad empresarial.

Los diferentes tipos de boicots

Los boicots políticos a empresarios pueden adoptar diversas formas, ya que las estrategias varían según los objetivos y las circunstancias. Aquí te presento algunos tipos comunes de boicots políticos dirigidos a empresarios:

Boicot de Consumidores: Este tipo de boicot implica que los consumidores dejan de comprar productos o servicios de una empresa en respuesta a acciones o posturas políticas que consideran inaceptables. Este enfoque busca afectar directamente los ingresos de la empresa al reducir su base de clientes.

Boicot de Inversionistas: Los inversionistas pueden retirar sus inversiones de una empresa como una forma de protesta. Esto puede tener un impacto significativo en la salud financiera de la empresa y enviar un mensaje claro sobre la inconformidad con las decisiones de los empresarios.

Empleados: Los empleados, ya sea individualmente o a través de sindicatos, pueden boicotear a sus empleadores en respuesta a políticas internas o decisiones de la empresa. Esto puede incluir huelgas, negación de horas extras o incluso renuncias masivas.

Proveedores y Colaboradores: Los proveedores y colaboradores comerciales pueden negarse a hacer negocios con una empresa como respuesta a sus acciones políticas. Esto puede afectar la cadena de suministro y la red de socios comerciales de la empresa.

Social Media: En la era de las redes sociales, los boicots pueden propagarse rápidamente a través de plataformas como Twitter, Facebook e Instagram. Los usuarios pueden iniciar campañas para persuadir a otros a dejar de apoyar a una empresa específica, generando una presión social significativa.

Eventos y Patrocinios: Si una empresa patrocina eventos o actividades, los boicoteadores pueden presionar para que se retiren esos patrocinios o evitar participar en los eventos respaldados por la empresa.

Consumidores: Los consumidores dejan de comprar productos o servicios de una empresa específica en respuesta a sus prácticas o posturas políticas. Por ejemplo, a una cadena de supermercados que apoya políticamente a un candidato impopular.

Gubernamental: Los gobiernos también pueden participar en boicots políticos, por ejemplo, cancelando contratos con empresas o imponiendo sanciones económicas en respuesta a prácticas empresariales que consideran inaceptables o, sobre todo no alineadas a sus fines políticos. Par fines del presente trabajo, abordaremos con especial detalle, este tipo de obstrucciones.

Consecuencias del boicot gubernamental

El boicot de políticos bajo funciones gubernamentales a empresas, puede tener diversas consecuencias negativas, tanto para las empresas como para la sociedad en general. Aquí algunas de las posibles repercusiones desfavorables:

El boicot puede afectar negativamente la salud financiera de una empresa, lo que podría llevar a reducciones de personal o incluso al cierre de operaciones, resultando en la pérdida de empleos para los trabajadores. Por lo tanto, disminuirá el valor de las acciones de una empresa, afectando a los accionistas e inversionistas. Esto podría traducirse en pérdidas financieras para aquellos que tienen participación en la empresa.

Esto trae como implicación directa, que la reputación de una empresa puede sufrir daños significativos como resultado de una mala publicidad. Incluso si la empresa ajusta sus políticas posteriormente, la percepción pública podría quedar permanentemente afectada.

Constantemente, los obstáculos políticos a empresas pueden contribuir a la polarización social al dividir a la población entre aquellos que apoyan y los que se oponen a la empresa en cuestión. Esto puede crear tensiones y conflictos en la sociedad. Es muy parecida a la estrategia política del actual gobierno en función de dividir a la ciudadanía en pro de captar más votos bajo la rentabilidad del odio social mutuo.

Esto ha generado otro efecto no deseable: si los políticos utilizan el boicot como arma política, podría desincentivar a otras empresas a participar en el debate político por temor a represalias económicas, limitando así la diversidad de opiniones en el ámbito empresarial. 

Lo anterior, nos lleva a otro escenario: la incertidumbre. La incertidumbre generada por un boicot puede afectar la estabilidad económica a nivel local o incluso nacional. Las empresas pueden volverse cautelosas en sus inversiones y decisiones empresariales, contribuyendo a un clima económico menos favorable; claro ejemplo tenemos en México cuando, desde las mañaneras, el presidente López Obrador ha dedicado tiempo a desprestigiar, sobre todo, a las grandes empresas, lo que ha llevado a una eventual migración de sus capitales a otras plazas bursátiles. En el siguiente enlace, se podrá revisar a detalle las consecuencias de este punto: https://mexicolibertario.org/el-declive-de-la-bolsa-mexicana-de-valores/

Es importante señalar que la efectividad y las consecuencias de un boicot político pueden variar dependiendo de diversos factores, como el alcance del boicot, la respuesta de la empresa y la percepción pública de la situación. Además, es crucial considerar el equilibrio entre la expresión legítima de preocupaciones y el impacto negativo que puede tener en diversos aspectos de la sociedad y la economía.

La pelea de López Obrador contra los empresarios mexicanos

A lo largo del presente sexenio, diversos líderes y asociaciones empresariales mexicanas, han estado en continuo conflicto con el presidente Andrés Manuel López Obrador. López Obrador ha alarmado a los inversionistas con políticas no cálcicas y muy recaudatorias desde que asumió el cargo. Ahora, su renuencia a implementar medidas de alivio que ayuden a las empresas a superar, la ya lejana pandemia de coronavirus ha empujado incluso a sus aliados empresariales a desahogar su frustración. Desde entonces, los empresarios se han vuelto más abiertos sobre el uso de las urnas para cambiar la dirección del país.

Recientemente, Obrador descargó prácticas de boicoteo contra el magnate Salinas Pliego, aludiendo a que el presidente de grupo Salinas, ha desprestigiado su gobierno la no condonarle más de 25 mil millones de pesos en impuestos.

Si bien es una obligación de que las empresas paguen cierto tributo al Estado, está en todo momento debe ser evaluada con relación al número de empleos generados respecto al pago de impuestos exigidos.

La estrategia detrás de esto, precisamente, es por boicot gubernamental, fue una campaña de desprestigio en el que se aseguró que, una de las empresas del magante, la institución financiera Banco Azteca, se encontraba al borde de la quiebra.

Los fundamentos de dicha quiebra no son sustentables, aun así, los mercados se movieron ligeramente desfavorable en contra del banco cuando este golpe orquestado desde el Ejecutivo Federal, alcanzó el boicoteo por redes sociales al ser tendencia; se incitó a sacar los fondos de los cuentahabientes ante una inminente quiebra del banco.

Si bien es un ejemplo reciente, son muchas este tipo de prácticas desde los responsables de la oficina de medios del presidente contra diversos empresarios.

En resumen, los boicots políticos a empresas representan una forma moderna de influencia política, donde las decisiones comerciales se entrelazan con las agendas políticas. Si bien estos boicots pueden lograr cambios significativos, también plantean preguntas cruciales sobre la ética y los límites de la influencia política en el ámbito empresarial. En un mundo donde la política y los negocios están cada vez más interconectados, el uso estratégico de boicots se presenta como una herramienta poderosa y, al mismo tiempo, cuestionable en la arena política contemporánea.

Por Asael Polo

Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Asesor Económico en Cámara de Diputados - H. Congreso de la Unión. Escribe para Asuntos Capitales, Viceversa.mx y El Tintero Económico. Twitter: @Asael_Polo10

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