Desde la creación de la Constitución de 1991 y su carácter bipartidista entre liberales y conservadores, Colombia ha estado en serios problemas sociales que no han cedido ni un segundo para ayudar a construir un bienestar en todas sus regiones.

Colombia tiene un sistemas descentralizado, con regiones donde han gobernado la corrupción, el conflicto armado, la desigualdad social y económica que complementan los pobres servicios en educación y salud que prestan servicio a los colombianos.

No podemos retroceder al pasado, solo miremos que durante su Gobierno, Andrés Pastrana fracasó en el departamento del Caquetá en su llamado proceso de paz, el que buscaba detener la violencia, aunque no fue así.

Hay territorios colombianos donde aun para esta época del siglo el estado no hace presencia, por eso allí gobiernan los grupos al margen de la ley, como las FARC y el ELN, protegidos en Venezuela y parte de Cuba, los cuales hacen de las suyas con las exportaciones del narcotráfico hacia Centroamérica y gran parte de Europa.

El proceso de paz de Santos fue una debacle, al no ganar el plebiscito del 2016 con un 52% por el no y apenas un 47.8% por el sí. La mesa de negociaciones que se llevó a cabo en Cuba sólo favoreció el crecimiento de la coca y la marihuana por todo el territorio nacional. También su amistad con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela para luego llamar la atención y romper relaciones con dicho país, produjo la ola de llegada de miles de emigrantes hacia territorio colombiano.

Esto orilló al país a tener la peor tasa de desempleo, con un 17 %, la más alta en casi toda la historia del pais. Y el aumento de la pobreza en 30%, pero donde se pudieron disminuir los altos índices de violencia y masacres cometidos por los grupos al margen de la ley, gracias a un proceso de paz con muchos altibajos.

El Gobierno de Duque enfrentó la grave pandemia del COVID-19 que afectó a todo el mundo y en Colombia en especial al pueblo cafetero. Lo que aumentó la pobreza en un 54%, la más alta de América Latina, dejando como saldo más de 30 millones de colombianos en serios problemas: muchos de ellos sólo podían comer una sola comida, o máximo dos veces, sumando a esto el estallido social del 2021 y parte del 2022, por la reforma Tributaria que el entonces ministro de Hacienda Alberto Carasquilla, pretendía aumentando los impuestos al pueblo en medio de una crisis sanitaria como las del COVID, este estallido lo promovió el entonces senador Gustavo Petro, porque según él Colombia estaba peor que países de África, tales como Níger o Sudán.

Petro llegó al poder con su discurso de cambio, pero hasta el momento aumentó la pobreza en un 67% : el único que ha salido de pobre, han sido Petro y su familia: con grandes mansiones, autos últimos modelos y con graves escándalos de corrupción dentro de su gobierno.

Existen dos Colombias, o varias. La del centro, donde están las oportunidades laborales, la prestación de servicios públicos es prácticamente universal y la inseguridad se vive principalmente a través del hurto. Las otras Colombias son la periferia, la del Pacífico, Arauca o el Catatumbo o incluso la de Aguablanca en Cali. Las Colombias donde las oportunidades laborales formales son precarias, no se sabe quién es dueño de la tierra, los ingresos no alcanzan para salir de la pobreza, el acceso a energía eléctrica y agua son interrumpidos o no existen, y la violencia se vive día a día en la forma de amenazas de grupos armados ilegales, desplazamiento y asesinatos.

La coexistencia de estas Colombias son un ejemplo de las profundas desigualdades sociales, económicas y políticas que existen en nuestro país.

Las desigualdades que hacen que las personas no puedan elegir ni lograr el proyecto de vida que quisieran. Como se afirma comúnmente, una de las principales maneras de tener igualdad de oportunidades, es la educación. Sin embargo, en Colombia tenemos un sistema educativo desigual, que replica las desigualdades, y que no genera suficientes oportunidades ni de empleo, ni de movilidad social. Precisamente, esta falta de oportunidades fue una de las causas que llevó a los jóvenes colombianos a movilizarse masivamente el año pasado. ¿Qué propondrá el próximo presidente para generar oportunidades entre los jóvenes colombianos que hoy se encuentran sin trabajo ni oportunidades?

Justamente en América Latina y el Caribe, el 50% más pobre de la población se lleva el 10% de los ingresos. Mientras, el 10% más rico recibe el 55% de los ingresos, según cifras del 2023. Estos altos niveles de desigualdad se reflejan en los niveles de pobreza de la región: más de un tercio de los latinoamericanos y las latinoamericanas viven en condiciones de pobreza en la actualidad, es decir, el 67% de la población, lo que equivale a 209 millones de personas.

Colombia seguirá como una Cenicienta mientras la vieja clase política hace acuerdos debajo de la mesa, si miramos en el actual Gobierno hay gente de la propia oposición trabajando con el desgobierno de Petro.

En el 2026 los colombianos tendrán la oportunidad de elegir si desean seguir con el mismo proyecto fracasado de los mismo de siempre o quieren un verdadero cambio para construir una Colombia con educación, generando empleo con excelentes salarios remunerados. Con los diversos territorios llenos de confianza y teniendo un excelente sistema de salud. Trabajando por una dignificación en el trabajo y en los derechos de todos los colombianos.

La injusticia social ha dejado a los narcos como servidores públicos, mientras la ciudadanía de a pie se levanta día a día para buscar un sustento para su familia y tener un mejor futuro con oportunidades para todos.

Colombia tierra linda tierra de mis amores te amo y te llevo en mi corazón.

La invitacion es a la futuras generaciones a trabajar y construir un mejor país para todos, sin polarización política y castigando a la clase política, mañosa y corrupta en las próximas elecciones del 2026.

Dorieth Alfaggeethd Aponte Piñeros: Activista político defensor de la democracia y la libertad.

Twitter: @Doriethaponte