Con la llegada de lenguajes de inteligencia artificial como ChatGPT, que se entrenan con información en línea, se puede encontrar apoyo para una hipótesis sobre la sociedad. El pensamiento político general es de izquierda, ya que las respuestas políticas dadas por la aplicación son de izquierda. La victoria del autoproclamado anarcocapitalista Javier Milei en las elecciones presidenciales de Argentina parece mostrar resistencia contra los progresistas, pero no sucede lo mismo en el resto del mundo: el fuego de la libertad aún es débil.

La tendencia global del pensamiento político y la contrarrevolución libertaria en Argentina nos invitan a reflexionar sobre el papel que deben asumir los libertarios educados. El objetivo de este artículo no es argumentar a favor de una u otra estrategia para la libertad, sino señalar una acción necesaria para deconstruir el mito estatista. La elección de la palabra “mythos” no es casual ; o el aparato estatal se sostiene y perpetúa mediante la propagación de mitos sobre su funcionamiento. La búsqueda del “bien común” y del “interés nacional” son dos de los muchos mitos propagados para ampliar la influencia del Estado en la sociedad.

El cientificismo rara vez produce resultados que favorezcan los mercados libres y la cooperación; siempre ha estado al servicio del Estado. La presión por una balanza positiva de exportaciones e importaciones recuerda, por ejemplo, al mercantilismo que continúa hasta el día de hoy. La batalla contra el Estado es una batalla de ideas, mitos y falacias contra la razón. Por tanto, debemos preguntarnos: ¿cuál es el papel de los libertarios en la sociedad? ¿Se trata simplemente de promover la propagación de ideas libertarias o también deconstruir el mito del Estado? Hay dos ámbitos diferentes: uno es defender la privatización de ciertos servicios estatales; otra es deconstruir un paradigma que tiene como mito central y fundacional el “bien común” como función última del Estado. Es posible convencer a alguien de las políticas de libre mercado sin deshacer el mito del “bien común” como objetivo del Estado.

El “bien común” es un paradigma de pensamiento en el que el Estado establece y hace funcionar la sociedad. Un paradigma en este escenario es una estructura y una tendencia de pensamiento que ve al Estado como el bueno. No ve necesariamente el mercado como un mal, pero tampoco considera que contribuya al bien de la sociedad.

Si los libertarios quieren avanzar hacia una sociedad libre, no sólo deben defender políticas específicas, sino también revertir ese paradigma. Por tanto, el papel del libertario en la sociedad es crítico, crítico no sólo del dogma estatista, sino también del “sentido común”. El “sentido común” se construye dentro del ámbito del dogma estatista; Si no fuera así, toda la lucha por la libertad no sería necesaria. La desmitificación es tarea del libertario como actor político en la sociedad. La crítica del sentido común y de las nociones intuitivas (como enseña la Escuela Austriaca, muchas verdades son contraintuitivas) es un camino que el intelectual libertario debe tomar.

La idea del libertarismo como crítica del discurso y el conocimiento de la sociedad parece ir mucho más allá de la forma libertaria habitual de hacer las cosas. El libertario debe darse cuenta de que la lucha contra el Estado es integral; No son sólo políticas específicas las que deben combatirse, sino todo el edificio de pensamiento construido alrededor del Estado.

El libertario, en este caso particular, no es sólo un portador de libertad, sino también de iluminación. Esto puede parecer demasiado, pero el enemigo que enfrentamos es implacable y abrumador; no se rinde ni deja las cosas intactas. El estatismo nos rodea por todas partes y participar en políticas públicas específicas es útil, pero no suficiente. Es necesario un cambio de paradigma. No es el Estado el que ayuda a las personas, sino el mercado, que es el sistema de cooperación social que coordina la acción humana.

Los libertarios, entonces, no son sólo un grupo que impulsa políticas específicas a favor del libre mercado, son emancipadores, desacreditadores y, sobre todo, críticos.

Como crítica al archivo de conocimiento construido sobre bases estatistas, no basta con atacar los edificios, es necesario atacar los cimientos. Así, surge una nueva idea del libertario intelectual: el libertario emerge en el discurso público no sólo como un ideólogo del libre mercado, sino como un liberador que saca a las personas del paradigma estatista en el que han sido educadas.

En materia de historia, ya se ha hecho el llamado a realizar estudios críticos. Participar en el revisionismo es fundamental, pero el libertario tiene que enfrentarse al Estado en todos los campos. Puede parecer una tarea abrumadora, pero el objetivo no podría ser más noble.

Publicado originalmente por el Instituto Rothbard de Brasil: https://x.com/rothbard_brasil/status/1755652016867864985?s=20

Octavio Bermúdez es un estudiante argentino de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Palermo, Argentina. Además de sus estudios académicos sobre ciencias políticas y teoría de las relaciones internacionales, sus principales áreas de interés e investigación son la filosofía (con especial atención en la filosofía política), la economía y la historia.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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