La retórica proteccionista de la 4T y el plan C ponen en riesgo las relaciones comerciales con Estados Unidos y Canadá

En 2026 habrá una nueva discusión sobre el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), un acuerdo clave para las economías de los tres países. Sin embargo, recientes desarrollos políticos en México, como el denominado “Plan C” y una creciente retórica populista y proteccionista, amenazan con poner en peligro este acuerdo comercial.

La importancia del T-MEC

El T-MEC, que entró en vigor en 2020 reemplazando al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), es esencial para el comercio regional y el bienestar de los consumidores. Desde la firma del TLCAN en 1994, México ha experimentado un aumento significativo en su comercio exterior. Según datos del Banco Mundial, entre 1994 y 2022, el comercio exterior como porcentaje del PIB de México aumentó de 32% a 78%. Este crecimiento se ha traducido en la creación de millones de empleos y en un aumento del nivel de vida para muchos mexicanos. Además, en 2022, Estados Unidos representó aproximadamente el 80% de todas las exportaciones mexicanas.

El T-MEC no garantiza por sí solo el crecimiento económico. Aunque ha facilitado una organización económica más eficiente y una mayor competencia, el acuerdo también requiere que México respete ciertos estándares de gobernanza y fortalezca su estado de derecho para que sus beneficios sean sostenibles a largo plazo.

Los desafíos del populismo y el Plan C

El populismo creciente en México, manifestado en políticas como el “Plan C” y los ataques recientes al poder judicial, plantea un riesgo significativo para el T-MEC. Este plan, impulsado por el gobierno de López Obrador, prioriza la autosuficiencia y las políticas económicas proteccionistas que entran en conflicto directo con las obligaciones de México bajo el T-MEC. Como advierte De la Calle, estas políticas amenazan con dañar las relaciones comerciales entre los tres países miembros.

Las próximas elecciones en Estados Unidos también podrían tener un impacto decisivo. Una posible reelección de Donald Trump, quien ya ha expresado su intención de renegociar tratados comerciales y aumentar los aranceles, podría provocar un entorno de hostilidad creciente hacia México. El proteccionismo en ambos lados de la frontera está en aumento, lo que representa una amenaza directa al comercio libre y abierto que el T-MEC promueve.

La importancia del estado de derecho y la competencia

El T-MEC exige que México no favorezca a monopolios estatales como la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), y que respete los principios de competencia justa. De lo contrario, México podría enfrentar una renegociación costosa y perjudicial. Por ejemplo, un informe reciente de la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos señaló que las políticas energéticas de México podrían violar el T-MEC, al dar prioridad a las empresas estatales frente a las extranjeras .

Si México no cumple con estos compromisos, podría no solo enfrentar sanciones económicas, sino también dañar su reputación internacional y disuadir la inversión extranjera, lo cual es crítico para el crecimiento económico. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en 2022 México recibió cerca de 35 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, gran parte de la cual está vinculada al comercio y las cadenas de valor globales promovidas por el T-MEC.

Una reflexión sobre el valor del comercio internacional

El comercio internacional es, por definición, un juego de suma positiva: ambas partes esperan ganar algo a cambio de lo que ofrecen. El problema con el proteccionismo es que suprime estos intercambios beneficiosos bajo la falsa premisa de que uno de los países debe “perder” para que el otro “gane”. Esta lógica es fundamentalmente defectuosa, ya que ignora que los intercambios comerciales se basan en el principio de la ventaja comparativa, donde cada país se especializa en la producción de bienes y servicios en los que es más eficiente.

Los beneficios del T-MEC no se limitan a las empresas exportadoras, sino que se extienden a los consumidores y trabajadores mexicanos. Gracias al acuerdo, se han reducido las barreras comerciales, permitiendo a los consumidores acceder a una mayor variedad de bienes a precios más bajos. Por ejemplo, un estudio del Fondo Monetario Internacional encontró que la liberalización comercial bajo el TLCAN condujo a una disminución del 1% al 2% en los precios al consumidor en México.

Además, el T-MEC ha permitido la creación de cadenas de valor regionales que generan empleos bien remunerados. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), alrededor del 40% de los empleos en el sector manufacturero de México están vinculados a la exportación .

Conclusión

El futuro del T-MEC está en riesgo debido a las políticas proteccionistas en ambos lados de la frontera. México tiene la oportunidad de fortalecer sus instituciones y su compromiso con el estado de derecho para garantizar la continuidad de este acuerdo crucial. No parece que esa sea la senda que perseguirá bajo la égida de Claudia Sheinbaum. Las amenazas al poder judicial y la apuesta por un gobierno más centralizado no inspiran confianza. Si el país vira hacia la descomposición institucional, el desmoronamiento de contrapesos y la protección a monopolios gubernamentales, México podría enfrentar consecuencias económicas significativas que afectarían tanto a empresas como a consumidores. La defensa del libre comercio sigue siendo esencial para el bienestar de los ciudadanos de los tres países.

Por Sergio Adrián Martínez

Economista por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Administrador de Tu Economista Personal, sitio de reflexiones de economía y mercados libres.

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