Habló del poder para desenmascarar sus engaños y defendió siempre la dignidad de los hombres libres. La piedra angular de su obra, así como de su existencia, sigue siendo la defensa del individuo frente al Estado.

Hay escritores que cuentan historias. Otros que cuentan ideologías. Y luego están aquellos, raros, que desenmascaran ideologías precisamente a través de historias . A esta última y preciada categoría pertenece Mario Vargas Llosa , Premio Nobel de Literatura en 2010. Su muerte, ocurrida en Lima a los 89 años, cierra una de las experiencias intelectuales más profundas de nuestro tiempo.

Durante décadas su narrativa se ha adentrado en la vida de América Latina, entre revoluciones y represiones, fanáticos y desilusionados, poniendo en escena personajes dominados por fuertes pasiones e instituciones débiles . Pero el eje de su obra, como de su biografía, sigue siendo la defensa del individuo frente a la pretensión del Estado de redimir a la humanidad por la fuerza.

Conversión liberal

Nacido en Arequipa en 1936, durante muchos años estuvo cercano al socialismo, como muchos intelectuales de su generación. Pero la experiencia cubana, el desencanto con Fidel Castro y el descubrimiento de la brutalidad de los regímenes revolucionarios lo llevaron a un replanteamiento radical. “En la utopía comunista”, escribió, “veo el infierno en la tierra , no el paraíso que prometía”. Desde entonces abrazó abiertamente el pensamiento liberal, convirtiéndose en uno de sus más lúcidos defensores en el mundo hispanohablante. Un liberal clásico, anclado en los valores de Hayek y Tocqueville, pero nunca dogmático ni sectario .

En el ensayo “El llamado de la tribu” relató su recorrido intelectual a través de siete autores: Adam Smith , José Ortega y Gasset , Friedrich A. von Hayek , Karl Popper , Raymond Aron , Isaiah Berlin y Jean-François Revel . No es sólo un mapa conceptual, sino un canto a la responsabilidad individual y a la pluralidad frente a cualquier tentación totalitaria . «El nacionalismo», señaló, «es la cultura de la tribu, del encierro, de la sospecha hacia los demás. Es la negación de la libertad».

Crítica de la demagogia estatista

Su liberalismo, sin embargo, no se redujo a una posición teórica. Es la clave de su constante crítica a la demagogia , al populismo y al poder que se disfraza de buenas intenciones para controlar la vida de otros. Denunció a Chávez, a Maduro, a los sandinistas, pero también al autoritarismo disfrazado de bienestar social en Europa.

Ha argumentado repetidamente que el socialismo democrático, cuando niega el mercado, genera estancamiento y dependencia, no emancipación. El Estado, afirmó, debe garantizar la legalidad y la igualdad ante la ley, pero no puede sustituir a la sociedad , ni pretender educar a los ciudadanos.

Libertad contra el totalitarismo

Su visión liberal se extendió también a la cultura. De hecho Vargas Llosa ha defendido con fuerza el libre espacio del pensamiento, la comparación y la excelencia. En “La civilización dello spettacolo” denunció la transformación de la cultura en entretenimiento, la bajada de los estándares, la sustitución de la reflexión por el consumo. Para él, la cultura debe “alimentar el espíritu crítico”, no confirmar los prejuicios de las masas. “Cuando la cultura se trivializa, la democracia también se debilita”, observó, porque sin individuos autónomos e informados la libertad se vuelve vacía .

Su narrativa nunca ha estado separada de su visión política. En “La fiesta del chivo” relató con vehemencia la dictadura de Trujillo en República Dominicana, mientras que en “Conversación en la Catedral” describió el cinismo y la corrupción del Perú de la posguerra. En sus novelas, los totalitarismos nunca son abstracciones: son violencias cotidianas, compromisos morales, miedos íntimos. La libertad, por el contrario, parece siempre frágil, amenazada, y hay que conquistarla.

Compromiso político

A diferencia de muchos escritores que se han refugiado en el desapego, el narrador liberal andino ha tomado una posición. Se postuló a la presidencia del Perú en 1990 para frenar el desastre económico y el terrorismo de la izquierda. Perdió, pero no dejó de intervenir en los grandes temas de su tiempo. Defendió la privatización, el libre comercio, la competencia. Y lo hizo con argumentos sólidos, sin retórica ni arrogancia.

Arte y libertad

Tras la noticia de su muerte, el mundo lo recordó como novelista, pero más aún como conciencia crítica de la modernidad. Vargas Llosa, maestro de la novela hispanoamericana y promotor de la libertad individual en la literatura, demostró que se puede ser un gran escritor y un consecuente defensor de la libertad . “No hay arte sin libertad, como no hay sociedad justa sin respeto al individuo”, argumentó. Su legado no se limita a sus novelas, sino que sigue vivo en el ejemplo de quienes se atreven a disentir cuando todos los demás aplauden.

Como recordó en el ya mencionado «El llamado de la tribu» : «La libertad no es algo que se da por sentado, es una conquista diaria . Y solo quienes han vivido en su ausencia pueden comprender verdaderamente su valor».

Publicado en Nicola Porro: https://www.nicolaporro.it/atlanticoquotidiano/quotidiano/cultura/mario-vargas-llosa-lo-scrittore-che-ha-difeso-la-liberta/

Sandro Scoppa: abogado, presidente de la Fundación Vincenzo Scoppa, director editorial de Liber@mente, presidente de la Confedilizia Catanzaro y Calabria.

Twitter: @sandroscoppa

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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