“El libre comercio es la única filosofía compatible con la paz y prosperidad internacionales”

(Walter Block)

Existe la impresión, errónea, de que los economistas no se ponen de acuerdo en la evaluación general de un gran número de políticas públicas. Lo cierto, sin embargo, es que los desacuerdos principales se limitan a fenómenos macroeconómicos complejos. Pero la mayoría de los economistas están de acuerdo en afirmaciones como las siguientes:

  1. Los controles de precios provocan un desajuste entre cantidades ofrecidas y demandadas;
  2. Salarios mínimos suficientemente elevados reducen los incentivos de contratación;
  3. Los impuestos no sólo canalizan recursos al gobierno, sino que distorsionan incentivos;
  4. etcétera.

Hay también una idea particular que la mayoría de los economistas apoyan desde hace más de dos siglos: la idea de que el libre comercio beneficia a los habitantes de distintas naciones en el largo plazo.

Pese a ser una idea sobre la cual abunda el consenso, la mayoría de los países ejercen una gama de controles sobre el comercio internacional. México no es la excepción. Pese a ser un país relativamente abierto al comercio, México incorpora emplea aranceles y otros instrumentos para limitar o regular el comercio internacional. Un ejemplo de estos instrumentos son los permisos de importación.

¿Qué son los permisos de importación?

Siguiendo una definición de la Secretaría de Economía, un permiso de importación y de exportación es una “licencia o autorización, dentro de las denominadas regulaciones no arancelarias, para que los interesados puedan importar o exportar legalmente mercancías que están sujetas a dicho requisito por parte de la Secretaría de Economía”.

No todo cruce de mercancías tiene como requisito adquirir un permiso de importación o de exportación. Las mercancías que lo requieren, sin embargo, solicitan que los interesados cumplan una serie de pasos para obtener el permiso.

A prima facie, los permisos de importación parecen inocuos para un gran número de ciudadanos mexicanos. ¿Es insensato pedir ciertos requisitos para importar mercancía potencialmente peligrosa? El problema no es, sin embargo, el espíritu bienintencionado de la norma. El problema es que los permisos de importación pueden ser, y han sido empleados, como instrumentos de control gubernamental que no obedecen a criterios de costo y beneficio.

El economista Ludwig von Mises lo explicaba en estos términos [traducción propia]:

Tomemos, por ejemplo, el caso de las licencias de exportación o importación. Una licencia de este tipo tiene para el titular un valor en efectivo definido. ¿A quién debe conceder una licencia el gobierno y a quién debe denegársela? No existe ningún criterio neutral u objetivo para tomar una decisión libre de prejuicios y favoritismos. El hecho de que el dinero cambie o no de manos en el asunto no importa. El escándalo es el mismo cuando la licencia se concede a personas que han prestado o se espera que presten otro tipo de servicios valiosos (por ejemplo, al emitir su voto) a las personas de las que depende la decisión”.

Un caso particular en México: los combustibles

El 23 de octubre de 2023, el gobierno mexicano publicó un decreto contra el supuesto mercado ilícito de combustibles. El decreto enuncia lo siguiente:

"Se restringe temporalmente la importación de las mercancías correspondientes a las fracciones arancelarias de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación, publicada en el DOF el 7 de junio de 2022 y sus modificaciones posteriores, que se listan en el Anexo Único del presente decreto, con el objeto de combatir el mercado ilícito de combustibles y el contrabando para evitar: a) el daño inminente a la salud y al medio ambiente; b) la vulneración a la salud y seguridad de la población aledaña a los centros de manejo de combustibles, y c) el impacto negativo a vehículos particulares y de transporte público".

El decreto, además, añade que los interesados en importar cualquiera de las mercancías previstas (más de 60 productos derivados de hidrocarburos) deberán solicitar un permiso ante la Subsecretaría de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía, en el que acrediten que la mercancía será necesaria para su proceso productivo y tendrá como destino el desarrollo de una actividad lícita.

La intención del decreto es evitar, supuestamente, una especie de “huachicoleo”: la importación de sustancias petroquímicas para elaborar combustible sin pagar impuestos. Iliana Chávez, de Factor Energético, lo explica del siguiente modo: “El huachicoleo fiscal, lo realizan grupos que declaran combustibles producidos en el extranjero bajo la fracción arancelaria de estos productos, para evitar pagar los impuestos a los que están sujetos la gasolina y el diésel. Y posteriormente, ofrecerlos en un mercado paralelo a un precio mucho menor”.

Como apuntaba Marco A. Mares en una columna del Economista, sin embargo, hay inquietud en el sector empresarial. En particular, apunta lo siguiente del Consejo Coordinador Empresarial:

El CCE aseguró que se registra un desabasto inmediato de de materias primas que afectan la producción y su capacidad de exportación en sectores como el de: lubricantes y aditivos, resinas sintéticas y plásticos, automotriz, fibras sintéticas y textiles, jabones y detergentes, entre muchas otras”.

El robo de combustible que tanto dice combatir el gobierno, sin embargo, ha crecido recientemente. En su informe anual de 2022, publicado en abril de 2023, Pemex admitió que las tomas clandestinas aumentaron en 26% durante el primer cuatrimestre de 2023 con relación a 2022.

Dado el historial de favorecimiento a Pemex por parte de la administración actual, el decreto parece apuntar en una dirección distinta a la supuestamente intencionada. Dado que Pemex no tiene la capacidad de suministrar los petroquímicos cuya oferta será restringida, el sector privado tendrá que auxiliarse en Pemex para conseguir la importación de dichos productos.

El decreto, entonces, confiere a Pemex un mayor poder monopólico sobre la industria petroquímica.

Lo cual nos lleva, entonces, a la siguiente discusión: las restricciones comerciales –como los permisos de importación– terminan, por lo regular, favoreciendo a empresas monopólicas.

Proteccionismo monopólico

Milton Friedman hacía la siguiente pregunta a la audiencia: ¿Qué ley sería más eficaz [para reducir la extensión de los monopolios]?

La respuesta de Friedman era clara: el libre comercio unilateral sería la mejor respuesta para fomentar la competencia empresarial.

Los problemas relacionados con actividades ilícitas deben atenderse, pero no tratar de remediarse con restricciones comerciales. En el intento de ofrecer una cura, no es sensato debilitar más al paciente en el largo plazo. Las restricciones comerciales pueden elevar el costo de ejecutar ciertas actividades ilícitas, pero también elevan el costo de ejecutar actividad lícitas. Comprometen, entonces, el bienestar de los consumidores en última instancia y favorecen a empresarios específicos.

Los permisos de importación son prohibiciones que ofrecen un espacio para la expansión de monopolios y la corrupción gubernamental.

Por Sergio Adrián Martínez

Economista por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Administrador de Tu Economista Personal, sitio de reflexiones de economía y mercados libres.

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