La subcontratación[1] tiene mala prensa tanto en nuestro país como a nivel internacional. La administración actual logró que el 1 de septiembre de 2021 entrará en vigor una reforma que prohíbe la subcontratación de trabajadores. ¿Pero qué es la subcontratación? ¿Cuáles son sus efectos económicos? ¿Y qué consecuencias podemos esperar de su eliminación? ¿Respondió su eliminación a preocupaciones legítimas o a confusiones económicas?

¿Qué es la subcontratación?

La subcontratación es una práctica laboral mediante la cual una empresa contrata los servicios de una organización externa (razón por la cual también se le conoce como externalización) a fin de asignarle una porción de sus tareas.

Por ejemplo, una institución financiera podría estar interesada en proteger mejor la seguridad de sus clientes al realizar transacciones bancarias. Con ese fin, contrata a una organización externa que le provee un equipo de programadores especializados que diseñan o modernizan un software de protección de datos.

Una pregunta inmediata podría ser la siguiente: ¿Y por qué el banco no contrata directamente a los programadores? ¿Cuál podría ser el incentivo de una empresa a no integrar a un equipo de trabajadores dentro de su propia estructura organizacional?

Confrontados con estas preguntas, el público suele dar una variación de la siguiente respuesta: «Porque las empresas son organizaciones codiciosas, egoístas y oportunistas, motivadas únicamente por incrementar sus ganancias. Entonces, prefieren ahorrarse todas las complicaciones de velar por trabajadores adicionales; de modo que encuentran en la subcontratación una vía de escape para negar derechos y prestaciones laborales. Además, la subcontratación les permite evadir el pago de impuestos de manera más eficiente».

La visión popular auxilió a los legisladores en México al rechazo de la subcontratación en el país. Decenas de funcionarios públicos han aplaudido la medida, con la aprobación de un segmento de la ciudadanía. No obstante, no deja de ser curioso que el gobierno mismo haya recurrido a la subcontratación en el pasado y acuda a ella todavía. Un reporte de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad reveló más de 50 contratos de subcontratación asignados por el gobierno federal entre 2019 y 2020, por un monto aproximado de 5 mil millones de pesos[2]. Y un reporte reciente del Universal muestra que el gobierno federal lanzó una licitación en 2022 para reclutar personal de limpieza en Palacio Nacional vía subcontratación[3].  

Una analogía de la subcontratación

Parte del rechazo a la subcontratación proviene de una comprensión inadecuada de los problemas económicos que resuelve. Por esa razón, es útil considerar una analogía familiar.

Pensemos en la decisión de una familia de comprar la cena de un fin de semana a través de la aplicación UberEats, en lugar de cocinar por cuenta propia. Una familia es una organización similar a una empresa: transforma una serie de insumos, a través de distintas técnicas de producción, en bienes y servicios valiosos. A diferencia de una empresa, es autárquica: produce para su consumo. Pero fuera de esa y otras diferencias significativas, es también una unidad económica productiva. Entre los bienes que produce típicamente está la cena. Y aquí lo crucial: cuando la familia decide delegar la tarea de hacer la cena a un restaurante, establece un acuerdo análogo al de un contrato de subcontratación con el restaurante.

UberEats se transforma en el intermediario mediante el cual una familia, como organización, contrata temporalmente los servicios de otra organización para ejecutar una porción de las tareas del hogar.

¿Pero acaso las personas protestan contra los hogares por no emplear a los cocineros de los restaurantes que elaboran sus cenas bajo la modalidad de un trabajador regular?

¿Por qué es útil la subcontratación?

La subcontratación es valiosa porque, así como la especialización en la producción de bienes y servicios es útil, también lo es la especialización en ciertos eslabones del proceso productivo.

La especialización convoca a las personas más eficientes a producir bienes y servicios. Es el medio a través del cual personas y organizaciones se concentran en producir aquello que pueden producir a un menor costo relativo que los demás. La especialización y el intercambio son la combinación de una economía próspera que nos permite consumir por encima de lo que podríamos producir sin especialización y en aislamiento.

La subcontratación es especialización e intercambio en segmentos de producción. Y tiene las mismas bondades económicas que la especialización y el intercambio en bienes y servicios. Lo evidente es que delega tareas a equipos de trabajo especializados para empleos específicos y por un tiempo definido. Lo que es más sutil es que, al reducir los costos de operación de las empresas, tiene consecuencias benéficas. Las reducciones en costos habilitan la creación de valor y la disminución en el precio de bienes y servicios. Con menores precios de bienes y servicios, hay recursos liberados para otros fines. Recursos que, de hecho, podían aumentar la demanda de nuevos bienes y servicios y abrir las vías para nuevas fuentes de empleo.

Preocupaciones

Más de una persona tiene preocupaciones legítimas sobre cómo la figura de subcontratación, al diferir de la figura de trabajo subordinado[4], permite un trato diferenciado que puede llegar a tener consecuencias lamentables.

La subcontratación crece cuando el valor de una tarea aislada es fácil de cuantificar. En ciertos trabajos, esto no es tan sencillo; en especial, en los trabajos en equipo. En un equipo, la productividad de un trabajador depende de la productividad de otros trabajadores. Pero si es fácil aislar la aportación de ciertos trabajadores a una tarea, es más barato contratar los servicios a través del mercado (subcontratación). Permitir la subcontratación en estos casos es profundamente benéfico.

Las consecuencias negativas que tradicionalmente se asociaban con la subcontratación emergían realmente de distorsiones en el mercado laboral. Cuando la legislación laboral y la carga impositiva incrementa significativamente el costo de contratar trabajo subordinado adicional, las empresas tienen un incentivo a emplear recursos para evadir la ley y el pago de prestaciones de personas que de otro modo sería más atractivo contratar bajo el esquema de trabajo subordinado. Cuando la subcontratación crece como síntoma de un mercado laboral distorsionado, es fácil culparlo de las consecuencias negativas de las distorsiones en lugar de las distorsiones mismas.

Hacia el futuro, es posible prever que la eliminación de la subcontratación pondrá trabas adicionales a la generación de empleos y al potencial productivo de las empresas en México. De acuerdo al Employment Flexibility Index (2020)[5], México tiene uno de los mercadores laborales más inflexibles en los países de la OECD. Sus indemnizaciones por despido son de las más altas y la regulación en materia laboral es rígida. Esto crea desincentivos a la ampliación de la plantilla laboral y a la contratación de jóvenes y trabajadores poco cualificados.

Podíamos tener una discusión sensible de posibles efectos perjudiciales de mantener a un empleado en un régimen de subcontratación cuando sería más eficiente tenerlo en un régimen de trabajo subordinado. Pero eliminar la subcontratación por capricho probará ser peligroso. Si bien el gobierno actual ha invitado a la calma, otras organizaciones han manifestado su descontento. Cecilia Carrillo, directora de Coparmex Nuevo León, mencionó los siguiente: «La reforma de subcontratación laboral que entró en vigor en 2021 fue uno de los peores acontecimientos para las empresas que estaban apenas viendo la luz después de tener graves pérdidas por la suspensión de actividades durante la contingencia sanitaria»[6], luego de que el empleo eventual formal en la Nuevo León cayera en 2.6%. Algunas empresas han resentido el mayor costo de la nueva legislación en sus ganancias, como Santander México, que atribuyó parte de su caída en utilidades en 2021 a los gastos adicionales en trabajadores que antes eran subcontratados[7]. Como en toda legislación, a corto plazo hay ganadores y perdedores. Pero, a largo plazo, las consecuencias económicas se imponen. La eliminación de la subcontratación puede beneficiar a un segmento en particular de trabajadores que fueron integrados dentro de empresas específicas, pero a largo plazo es un bloque más a la contratación de trabajadores adicionales y un incentivo a un menor ritmo de empleo. Y todo lo anterior es especialmente perjudicial dado el panorama sombrío de transición económica en el México post-pandemia.


[1] A fin de evitar el término en inglés, de uso extendido, pero del cual hay equivalente en nuestra lengua, usaré el término «subcontratación» a lo largo del artículo.

[2] Recuperado de https://contralacorrupcion.mx/critica-amlo-outsourcing-pero-su-gobierno-paga-5-mil-millones-de-pesos-a-outsourceras/

[3] Recuperado de https://www.eluniversal.com.mx/nacion/outsourcing-lanzan-licitacion-para-limpiar-oficinas-de-amlo-en-palacio-nacional

[4] Por trabajo subordinado, entiéndase todo aquel que genera una relación de dependencia entre el empleado y su empleador y que se concreta en un contrato de trabajo que define el salario y otras prestaciones de acuerdo a la ley.

[5] Recuperado de https://www.llri.lt/wp-content/uploads/2019/12/Employment-flexibility-index2020.pdf

[6] Recuperado de https://www.reforma.com/cae-empleo-eventual-con-nuevo-outsourcing/ar2345249?referer

[7] Recuperado de https://www.elsoldemexico.com.mx/finanzas/cambio-en-outsourcing-afecta-utilidad-de-santander-durante-cuarto-trimestre-bmv-7819949.html

Por Sergio Adrián Martínez

Economista por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Administrador de Tu Economista Personal, sitio de reflexiones de economía y mercados libres.

Un comentario en «Outsourcing: ¿Por qué importa su eliminación?»

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