Introducción:

El proteccionismo es una estrategia económica que busca proteger las industrias nacionales restringiendo o limitando las importaciones de bienes y servicios extranjeros. Algunos argumentan a favor de esta práctica para salvaguardar empleos locales y fortalecer la economía interna, mientras que otros afirmamos que pueden conducir a la fragmentación geoeconómica al crear barreras comerciales entre las naciones.

El proteccionismo puede tener diversas consecuencias, tanto positivas como negativas. Por un lado, los defensores del proteccionismo aluden a que podría proteger las industrias locales y preservar empleos, lo cual puede ser beneficioso a corto plazo. Sin embargo, también puede tener consecuencias negativas, como la reducción de la eficiencia económica y la innovación, así como la posibilidad de desencadenar represalias comerciales por parte de otros países.

En términos de fragmentación geoeconómica, el proteccionismo podría conducir a la formación de bloques comerciales más cerrados, donde las naciones buscan establecer acuerdos preferenciales entre ellas, pero a expensas de una integración más amplia. Esto podría contribuir a una división económica y comercial más marcada entre regiones y países.

El presente trabajo, ejemplificará cómo estos bloques, promovidos principalmente por Estados Unidos y China, han contribuido a desmantelar el concepto clásico de integración económica y su relación con el libre mercado.

Las crisis económicas y el apetito por el proteccionismo

La crisis financiera de 2008 tuvo un impacto significativo en la economía mundial, y su relación con el surgimiento del proteccionismo es evidente. Después del colapso financiero, muchas instituciones financieras se vieron obligadas a llevar a cabo procesos de desapalancamiento, reduciendo su exposición al riesgo. Esta disminución en la disponibilidad de crédito y financiamiento tuvo un efecto directo en la actividad económica global, desacelerando los flujos de comercio internacional de bienes y servicios.

A medida que las naciones lidiaban con las secuelas de la crisis, algunos gobiernos adoptaron políticas proteccionistas como una respuesta para proteger sus industrias locales y empleos. El cuestionamiento de la efectividad de los mercados y la desconfianza en la integración económica global llevaron a medidas que buscaban resguardar las economías nacionales. Estas políticas incluyeron barreras comerciales, aranceles y otras restricciones que buscaban salvaguardar los intereses internos.

En resumen, la crisis financiera de 2008 generó un clima de incertidumbre y desconfianza que alimentó el proteccionismo. Los gobiernos, en un intento por estabilizar sus economías y protegerse contra futuras crisis, optaron por medidas que limitaban la apertura de los mercados internacionales.

El recrudecimiento del proteccionismo y los bloques económicos

Para 2017, esta incertidumbre se intensificó por medio de un evento comercial sin precedentes con la profunda postura de Estados Unidos y la respuesta de otros países a su nacionalismo.

Donald Trump, con el pretexto de que había un déficit en la balanza comercial de EE.UU., en lugar de reconocer que ese desbalance se explicaba como el exceso de gasto sobre el ingreso de los estadounidenses, emprendió una batalla contra China por “prácticas desleales”.

La relación comercial entre China y Estados Unidos ha estado marcada por tensiones y conflictos, especialmente en lo que respecta al proteccionismo y las denominadas “guerras comerciales”. Estos eventos han sido significativos en la escena económica global en los últimos años.

La disputa comercial entre China y Estados Unidos se intensificó en 2018, cuando ambas naciones comenzaron a imponer aranceles mutuos sobre una amplia gama de productos. Estados Unidos acusó a China de prácticas comerciales desleales, incluido el robo de propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología, y buscó corregir estos problemas a través de medidas proteccionistas.

China respondió con medidas similares. Este intercambio de aranceles creó una situación de guerra comercial, afectando a diversas industrias y generando incertidumbre en los mercados financieros internacionales.

Las tensiones comerciales entre ambos países no solo se limitaron a los aranceles, sino que también incluyeron restricciones a inversiones, disputas sobre tecnología y medidas relacionadas con la seguridad nacional. Estas tensiones tuvieron un impacto significativo en la cadena de suministro global y en las perspectivas económicas mundiales, pero, sobre todo, en la fe que por años se le había tenido al comercio internacional libre.

Es importante señalar que, aunque se han producido intentos de negociación para resolver estas disputas comerciales, la relación sigue siendo compleja y sujeta a cambios. La dinámica entre China y Estados Unidos en materia de comercio e intercambio económico es un tema crucial en la escena internacional.

Por otro lado, en lugar de fortalecer o incluso ampliar instituciones y acuerdos abiertos, ha cuestionado la capacidad e la Organización Mundial de Comercio (WTO) para resolver disputas, ha abandonado l Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), promoviendo también el remplazo del TLCAN con el T-MEC, aumentando las restricciones comerciales.

Por otra parte, bajo la administración de Joe Biden, la relación comercial entre Estados Unidos y China ha experimentado ciertos ajustes en comparación con la política de su predecesor, Donald Trump. Aunque la retórica dura en relación con China ha continuado en varios aspectos, hay diferencias notables en el enfoque y el tono.

Joe Biden ha mantenido algunos de los aranceles impuestos por la administración Trump, pero también ha buscado una aproximación más colaborativa en ciertos aspectos. En lugar de centrarse únicamente en medidas unilaterales como los aranceles, la administración Biden ha buscado coaliciones internacionales para abordar las preocupaciones comerciales con China. Esta estrategia pretende aumentar la presión sobre China a través de una acción coordinada con aliados y socios.

El siguiente gráfico muestra el marcado descenso del comercio internacional desde 2010 y su relación con el crecimiento del PIB:

El proteccionismo de Estados Unidos ha provocado un ambiente de fricciones internacionales que, de acrecentarse, corre el riesgo de convergir, a mediano plazo, en una separación profunda de bloques comerciales bajo un esquema que ellos le llaman el friendshoring.

Esta fragmentación geoeconómica significa un uso significativamente menor de la especialización nacional y de las ventajas comparativas que impulsan la eficiencia y el crecimiento económico. Esta reestructuración limitará las oportunidades de una mayor prosperidad en el mundo, especialmente en los países más pobres que se han beneficiado enormemente de la globalización.

El principal beneficiario de la apertura formalizada en el comercio exterior ha sido el consumidor, al tener acceso a una mayor variedad de bienes y servicios a menores precios. Igualmente, el proceso de apertura ha impulsado la productividad de las empresas involucradas en el comercio, lo cual ha sido especialmente notorio en las economías del mundo.

Conclusiones:

Distorsión de Precios: El proteccionismo a menudo implica la imposición de aranceles y cuotas, lo que distorsiona los precios relativos de los bienes y servicios. Esto puede resultar en una asignación ineficiente de recursos, ya que los precios ya no reflejan las verdaderas condiciones de oferta y demanda.

Menor Eficiencia Productiva: Al proteger las industrias nacionales de la competencia extranjera, se puede reducir la presión para mejorar la eficiencia productiva. Las empresas locales pueden volverse menos eficientes y menos inclinadas a innovar debido a la falta de competencia.

Deterioro de la Calidad: La competencia internacional a menudo fomenta la mejora de la calidad de los productos para atraer a los consumidores. El proteccionismo puede reducir esta presión competitiva, lo que podría resultar en productos de menor calidad para los consumidores locales.

Menos Oportunidades de Especialización: El comercio internacional permite que los países se especialicen en la producción de bienes y servicios en los que tienen ventajas comparativas. El proteccionismo puede limitar estas oportunidades, impidiendo que los países se beneficien plenamente de la especialización y la división del trabajo.

Aumento de Costos para las Empresas: Las barreras comerciales, como los aranceles, aumentan los costos para las empresas que dependen de insumos importados. Esto puede afectar la rentabilidad y la competitividad de estas empresas, lo que a su vez podría traducirse en pérdida de empleos y menor inversión.

Impacto en los Consumidores: Los consumidores suelen ser los más afectados por el proteccionismo en términos de mayores precios y una oferta reducida de productos. La limitación de opciones puede disminuir el bienestar general de la población al reducir su poder adquisitivo y calidad de vida.

Riesgo de Guerras Comerciales: El proteccionismo puede desencadenar respuestas recíprocas de otros países, lo que lleva a guerras comerciales. Estas tensiones pueden aumentar la incertidumbre económica y afectar negativamente a la inversión y al crecimiento económico global.

Por Asael Polo

Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Asesor Económico en Cámara de Diputados - H. Congreso de la Unión. Escribe para Asuntos Capitales, Viceversa.mx y El Tintero Económico. Twitter: @Asael_Polo10

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *