En 1845, Frédéric Bastiat publicó su famosa sátira Petición de los fabricantes de velas, donde imaginaba a dichos empresarios pidiéndole al gobierno francés que bloqueara la luz del sol —un «competidor desleal»— para proteger sus negocios. Con esta metáfora, Bastiat ridiculizaba el proteccionismo y los aranceles defendidos por los mercantilistas, mostrando cómo tales medidas, lejos de beneficiar a una sociedad, la empobrecen al restringir el acceso a bienes y recursos esenciales.

Hoy, con Donald Trump enfurecido imponiendo aranceles a diestro y siniestro, las ideas de los grandes pensadores liberales, como Adam Smith, Friedrich Hayek, Milton Friedman y Ludwig von Mises, nos sirven para desenmascarar lo que podríamos llamar «un arancel al sol» moderno, mezcla de proteccionismo, ingeniería económica y nacionalismo industrial.

Adam Smith argumentaba en La riqueza de las naciones que el comercio libre es el motor de la prosperidad. Para Smith, los aranceles son barreras artificiales que impiden a las naciones aprovechar sus ventajas económicas comparativas. Un arancel al sol es como negarse a usar la luz natural para favorecer a unos pocos productores a costa de todos los demás. Aplicado a Trump, Smith defiende que gravar importaciones —como acero europeo, tomates africanos o coches chinos— no protege a la industria local, sino que castiga a los consumidores con precios más altos y frena el dinamismo económico.

Friedrich Hayek, por su parte, llevaría la crítica más allá. En su defensa del orden espontáneo del mercado, Hayek veía los aranceles como una forma de intervencionismo que distorsiona las señales de los precios y concentra poder en manos del Estado. Los aranceles de Trump, en este sentido, son un intento vano de controlar lo incontrolable: el flujo global de bienes y servicios. Como Bastiat con su sol, Hayek señalaría que bloquear el comercio internacional no salva empleos, sino que únicamente encarece la vida y arriesga represalias, dañando a todos en el proceso.

Milton Friedman, con su pragmatismo característico, afilaría el lápiz del argumento a favor de comercio internacional sin cortapisas espurias. Férreo defensor de la libre elección, Friedman insistía en que los aranceles son impuestos encubiertos que pagan los consumidores, no los países extranjeros. En sus palabras, «el proteccionismo es una forma de socialismo para los ricos». Si Bastiat imaginaba a los fabricantes de velas pidiendo un arancel al sol, Friedman vería en los aranceles de Trump un subsidio indirecto a industrias ineficientes, financiado por el bolsillo de los ciudadanos comunes. Para él, la solución a la competencia desleal no está en barreras artificiales, sino en más libertad y menos regulación (algo que, por cierto, trató de conseguir Obama con tratados con Europa y Asia, lo que Trump paralizó en su primer mandato).

Ludwig von Mises, desde la escuela austriaca, completaría el cuadro con una crítica radical. Para Mises, los aranceles no solo son económicamente destructivos, sino moralmente infames, al violar el derecho a la libertad individual de comerciar. En La acción humana, defendía que el mercado es un sistema de cooperación voluntaria, y los aranceles, como el de Bastiat al sol, rompen esa armonía al imponer la coerción estatal. Frente a las política industrial de Trump a favor de grupos de presión, Mises argumenta que proteger a ciertos sectores a expensas de otros es una ilusión: el resultado inevitable es menos riqueza y más conflicto.

Bastiat en su sátira ya lo había anticipado todo. Su arancel al sol no es solo una broma, sino una advertencia: el proteccionismo, disfrazado de patriotismo (de canallas, que subrayaría el doctor Johnson) o justicia social(ista), siempre termina reduciendo el bienestar colectivo. Smith, Hayek, Friedman y Mises coinciden desde distintas y complementarias perspectivas en que los aranceles —como los de Trump— son un paso atrás hacia esa oscuridad. En un mundo interconectado, gravar el comercio es tan absurdo como gravar la luz del sol: una idea que suena bien a unos pocos, que en realidad son los que más las sufren, pero que empobrece a todos. La lección liberal sigue vigente: la libertad, no las barreras, ilumina el camino a la prosperidad.

Publicado originalmente en Libertad Digital: https://www.libertaddigital.com/opinion/2025-04-07/santiago-navajas-un-arancel-al-sol-7240481/?utm_campaign=url_rewrite&utm_medium=Social&utm_source=Twitter

Dr. Santiago Navajas. Profesor de Filosofía. Articulista en los diarios Vozpópuli y Libertad Digital, entre otros. Es autor de Manual de Filosofía en la pequeña pantalla (2011), De Nietzsche a Mourinho. Guía filosófica para tiempos de crisis (2012), El hombre tecnológico y el síndrome Blade Runner (2016)y el más reciente: El Pensamiento en Lucha(2024) entre otros libros.

Twitter: @santiagonavajas

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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