Introducción:
El presente trabajo explicará las causas de raíz de la inflación que se experimenta en México junto al contexto internacional, basado en componentes como la demanda agregada, la inversión física y la expansión monetarias.
Posterior a la introducción, el trabajo se compone de la siguiente manera: en el segundo punto se revisará el contexto internacional de la inflación. En el tercer punto revisaremos los causantes de la inflación en México y su relación con la expansión monetaria y las metas de inflación. Por último, se presentarán las conclusiones.
2.- La alta inflación en el mundo
El incremento de los precios, la inflación, constituye un fenómeno de carácter mundial ya que presentan características comunes en muchas naciones.
La mayoría de los países tienen una tasa anual creciente de crecimiento de precios; en todos los países, se ha producido un aumento de la inflación más o menos simultáneamente, más claramente desde abril de 2021; con todo, las ondas inflacionarias correspondientes han alcanzado niveles que no se veían desde hace mucho tiempo.
Al igual que con la inflación persistente en cualquier latitud, las presiones de los precios globales finalmente reflejaron el surgimiento de una demanda de bienes y servicios que superó la oferta.
La recuperación de la demanda sustentó la recuperación económica general después de la recesión de 2020, ayudada en gran parte por políticas monetarias y fiscales excepcionalmente expansivas, particularmente en las economías en desarrollo.
Por su parte, la oferta global se ha visto restringida por los efectos de la pandemia de COVID-19, especialmente por las interrupciones en la cadena de suministros globales y el lento retorno al mercado laboral de los trabajadores en algunos países industrializados.
Un síntoma del desbalance ha sido el abrupto incremento de los precios internacionales de las materias primas y de los alimentos, el cual se ha exacerbado con las alteraciones económicas derivadas de la invasión de Rusia en Ucrania.
Si la inflación creciente es un fenómeno global, esto no significa que sea igual en todas partes. Cada país tiene que lidiar con su desarrollo inflacionario, que depende, entre otros aspectos, de la estructura de consumo y las políticas económicas de ese país. Las características particulares de la inflación plantean desafíos específicos para su control.
Con respecto a la intensidad inflacionaria, sobresalen algunos contrastes. Incurriendo en una sobresimplificación, es posible distinguir tres grandes grupos de países.
Por un lado, están los países con las tasas de inflación más altas, la mayoría de las cuales ya eran las más altas antes de la pandemia. Este grupo incluye a Argentina, Turquía, Yemen, Zimbabue, Sudán y Venezuela, con una tasa de inflación que oscila entre el 60 y varios cientos por ciento.
Estas economías se caracterizan por una mala administración del gobierno y su política económica, en algunos casos, acompañadas de malestar social. Los desafíos del control de la inflación van más allá del actual fenómeno global e implican un ajuste radical de las políticas internas del país.
Por el contrario, hay países que, a pesar de cierto crecimiento, tienen una tasa de inflación inferior al 3%, como China, Japón y otros países asiáticos, Suiza, Bolivia y Ecuador. Los factores que contribuyen al control de la inflación no son uniformes porque las economías de estos países son diferentes.
Los factores que caracterizan a los países potenciales incluyen la naturaleza específica de los bloqueos pandémicos y la naturaleza gradual de su liberación en los países asiáticos, la fortaleza de la moneda, una menor participación de la energía en el consumo de Suiza, así como controles de precios de la energía y una menor apertura comercial en Bolivia y Ecuador.
Por supuesto, todos estos factores son insostenibles o no garantizan la capacidad de ajustar la inflación en el futuro. Quizás por eso algunas economías asiáticas, a pesar de su agradable dinámica de precios, han entrado en un ciclo de endurecimiento monetario. Finalmente, el grupo más numeroso está formado por el resto de países, cuya inflación ha aumentado significativamente y, en su mayor parte, en contraste con la relativa estabilidad anterior. Aquí también prevalecen las disparidades en el grado y composición de la inflación.
Con datos de marzo de 2022, entre las mayores economías desarrolladas, las mayores tasas de inflación, sin energía ni alimentos, se observan en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, mientras que en Italia y Francia no supera el 2,0%. La diferencia parece residir en el mayor papel del estímulo fiscal en los primeros países que en los países de la eurozona, que apoyaron la demanda agregada.
Dentro de la OCDE, muchos países de Europa del Este y Chile se destacan en sus tasas de inflación, excluyendo energía y alimentos, mientras que México se encuentra levemente por debajo de este criterio.
3.- Los causantes de la inflación en México
La alta inflación en 2021 en México ha dado lugar a conceptos erróneos que algunos comentaristas han utilizado para minimizar la necesidad de una respuesta de política monetaria efectiva.
El primer error se relaciona con la inflación anual, que se describe como un resultado pasajero de una «base comparativa baja». Este razonamiento se utilizó a principios de 2021 para pronosticar un aumento anual de la inflación en abril, debido a la caída mensual de los precios registrada en el mismo mes del año anterior.
Sin embargo, la inflación anual se ha mantenido alta desde marzo, sin un vínculo claro con el escenario base, alcanzando 7,4% en noviembre, el nivel más alto desde principios de 2001.
Además, la relevancia secundaria de referirse al pasado se confirma con el hecho de que la inflación mensual de noviembre de este año fue de 1,1%, lo que equivale a una tasa anual de 14,6%. La tasa del último aumento de precios fue muy alta y no depende de lo que pasó hace 12 meses.
La segunda confusión, comúnmente citada a fines de 2021, es que la inflación es el resultado de un «shock de oferta», que ha llevado al colapso de las cadenas de suministro globales a raíz de la pandemia de COVID-19. Por tanto, se concluye que, en ausencia de problemas distributivos, la política monetaria tiene poco efecto.
Las características anteriores no son suficientes. La provisión de choques afecta los precios de los productos básicos, pero no causa inflación. Por ejemplo, debido a factores estacionales, el precio de las naranjas suele bajar en noviembre y el precio de los tomates verdes aumenta. Los cultivos relacionados actúan como choques de oferta favorables a dichas frutas y desfavorables a las hortalizas.
Los cambios en precios relativos ayudan a las personas a decidir de forma eficiente en torno a su patrón de consumo. Cuando un bien se hace más barato con relación a otros, los consumidores tienden a adquirir más de él y viceversa.
Pero la inflación no consiste en el cambio de precios relativos, los cuales, por lo demás, continuamente ocurren. La inflación surge cuando todos los precios y los salarios tienden a subir. Por ello, la inflación se define como el crecimiento sostenido en el “nivel general” de los precios.
En este entorno, algunos precios suben más rápido que otros, distorsionando los precios relativos de bienes y servicios, ya que algunos son más caros que otros, pero la tendencia general es que todos suben.
El aumento general de precios en 2021 fue evidente en todo el país. A marzo, casi dos tercios de los genéricos del INPC mostraron aumentos de precios mensuales superiores al 3% y cerca de la mitad aumentaron más del 5%, según cálculos del Banco de México.
Asimismo, en el presente año, los salarios promedio y los salarios combinados de los trabajadores asegurados en el IMSS han aumentado a una tasa anual igual o superior a la inflación.
Sin embargo, para que los precios suban en general, el aumento de la demanda debe ser mayor que el aumento de la oferta. En pocas palabras, la inflación se produce porque la gente busca gastar más de lo que la economía puede proporcionar.
Sin embargo, la inflación en México no es sólo una causa externa. Varios indicadores muestran la presión del gasto interno en relación con la oferta. Por ejemplo, el consumo privado de este año, que representa más de dos tercios del gasto interno, ha mostrado una recuperación mucho más fuerte de la producción, aunque ambas variables no alcanzaron los niveles previos a la pandemia.
Por otro lado, México ha experimentado recientemente un incremento en el crecimiento de los saldos de billetes y monedas en poder del público. Tras aumentar un 3,6% en 2019, esta caja total aumentó un 23,0% en 2020 y un 16,8% en 2021.
Algunos analistas han sugerido que el aumento de la liquidez podría ser una señal de una política monetaria acomodaticia, que está detrás del aumento de la inflación, que en noviembre de 2021 alcanzó niveles no vistos desde principios de 2001. La implicación de esta afirmación es que, de confirmarse tal relación, el Banco de México debe buscar restringir la oferta monetaria directamente.
En aras de la previsión y las comparaciones internacionales, la evidencia empírica muestra una relación positiva entre la inflación y el crecimiento monetario cuando se trata del largo plazo, lo que confirma que la inflación es, en última instancia, un fenómeno monetario.
Sin embargo, la correlación entre el dinero y los precios es volátil y puede fluctuar mucho, especialmente a corto plazo, lo que hace que la expansión de la oferta monetaria sea un indicador inexacto de la inflación.
En el pasado, los bancos centrales enfrentaron esta limitación al intentar implementar su estrategia en términos de objetivos monetarios. Por ejemplo, durante la década de 1970 y principios de la de 1980, la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) anunció objetivos de crecimiento para la totalidad de algunos agregados monetarios, la mayoría de los cuales no se cumplieron.
Su rigidez y poca confiabilidad como evidencia contra la inflación llevó a la Reserva Federal a abandonar el instrumento en 1982 y reemplazarlo por uno basado en cambios en la tasa de interés de referencia.
Desde 1990, bajo la influencia del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda, un número cada vez mayor de bancos centrales han adoptado un sistema de metas de inflación, basado en la publicación y el compromiso de alcanzar metas específicas de inflación a mediano plazo. Los beneficios de este enfoque, incluida una mayor transparencia y rendición de cuentas, parecen haber ayudado a reducir la inflación mundial en las últimas tres décadas.
Luego de anunciar metas de crecimiento de la base monetaria (efectivo en circulación más depósitos bancarios en la cuenta corriente del Banco Central) durante algunos años sin mucho éxito, en 2001 el Banco de México adoptó oficialmente un esquema de metas de inflación, la meta desde 2003 de que ha sido del 3,0%.
En este marco, Banxico busca frenar la oferta monetaria de dos maneras: por un lado, evitando cualquier exceso de liquidez, atendiendo la demanda diaria de billetes y monedas, y por otro lado, a través de cómo el precio de referencia aplica los intereses. Tasa objetivo fijada por la Junta. Esta tasa es la herramienta operativa del banco central.
Banxico enfrenta un gran desafío ya que la inflación ha sido alta durante mucho tiempo y los niveles actuales son más del doble de la meta permanente del 3%. Su fiabilidad depende de su credibilidad para cumplir con este.
Si bien contiene información útil que siempre debe monitorearse, sería poco práctico que el crecimiento monetario fuera la guía para las acciones de política monetaria de Banxico.
Este cambio puede socavar el funcionamiento del marco de metas de inflación, dando la impresión de que está siendo reemplazado por el marco de los agregados monetarios, que ha demostrado ser poco confiable a nivel mundial.
La confusión resultante sería desafortunada, especialmente dada la débil relación de corto plazo entre el crecimiento monetario y la inflación en México. Por ejemplo, el mencionado aumento porcentual de billetes y monedas en poder del público en 2021 es similar al de 2015 y 2016, cuando la inflación fue de 2,1% y 3,4%, respectivamente.
Por último, el Banco de México presenta argumentos estadísticos convincentes para concluir que un aumento en el crecimiento de la oferta monetaria, especialmente aquellas con la mayor concentración de instrumentos líquidos, es un fenómeno global que parece reflejar un aumento en la demanda de dinero por motivos de emergencia causado por la pandemia.
Conclusiones:
* El carácter global de la inflación no hace que este fenómeno sea menos dañino que en México. La alta tasa de inflación en relación con las condiciones internas del país hace imperativa una fuerte respuesta de política monetaria.
* Los riesgos de una mayor inflación no pueden subestimarse. El Banco de México debe combatir con firmeza este fenómeno, a fin de evitar un deterioro de su credibilidad y, sobre todo, la irrupción de costos sociales más severos en el futuro.
* La clave de la estrategia actual de Banxico es la meta de inflación. La tasa de interés de referencia, y no el crecimiento monetario, debe ajustarse para reflejar la posición monetaria, de modo que se estandarice la convergencia de la inflación a la meta. Si, como se esperaba, el aumento de las tasas de interés conduce a una disminución del dinamismo de la moneda, entonces esto debe entenderse como un efecto indirecto más que como un objetivo.
Referencias bibliográficas:
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Friedman Milton. Teoría de Precios. Segunda Edición 1976.
“Información revisada sobre la balanza comercial de México durante diciembre de 2021”, Comunicado de prensa num. 026/2022 del 10 de marzo, en: www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/ espanol/prensa/Boletines/Boletin/Comunicados/ Balanza%20comercial%20-%20R/2022
Banco de México (2022), Informe Anual 2021, México, BANXICO. Informe sobre la inflación, mayo-junio 2022, México, BANXICO.
Banco Mundial (2004), Poverty in Mexico: An Assessment of Conditions, Trends and Government