“La peor forma de injusticia es la justicia simulada.”

Platón

Vivimos en tiempos donde la democracia se presume como sinónimo de justicia, progreso y libertad. Pero ¿realmente lo es? ¿No será, en algunos casos, apenas un disfrazelegante para que el poder abuse con legitimidad?

La democracia significa literalmente “el poder del pueblo”, y sobre el papel suena hermoso. Pero la historia está llena de pueblos que, guiados por emociones o manipulaciones,han elegido su propia ruina. Porque no todo lo que decide la mayoría es moral, justo o bueno. La mayoría también puede equivocarse. Y cuando eso ocurre sin contrapesos, el individuo —el más pequeño de todos los grupos— es el primero en pagar las consecuencias.

Una democracia sin límites se vuelve populismo con votos

Los antiguos sabían esto. Por eso distinguieron la democracia de la república. Mientras la primera se basa en la voluntad de las mayorías, la segunda se basa en principios: división de poderes, límites al Estado, y una estructura legal que protege incluso a quien piensa distinto.

Una república auténtica necesita tres pilares que se controlen entre sí:

  • Un Ejecutivo que gobierne sin rebasar su poder.
  • Un Legislativo que represente al pueblo sin caer en el servilismo.
  • Un Poder Judicial independiente, que detenga los excesos de los otros dos.

Cuando uno de esos pilares se debilita — especialmente el Judicial— lo que se abre no es una nueva etapa democrática, sino la puerta del autoritarismo.

México 2025: ¿instituciones fuertes o democracia en piloto automático?

Hoy, México vota en una de las elecciones más grandes de su historia. Pero el telón de fondo preocupa: instituciones debilitadas, jueces bajo presión política, y hasta militares designados en órganos que deberían ser civiles, como el INE.

Sí, militares. En un instituto que nació para blindar la democracia, ahora hay uniformes y obediencia jerárquica.

¿Qué sigue?

Y todo se justifica con una palabra que parece bendecirlo todo: “democracia”. Pero como advertía Hayek:

“No hay mayor peligro que la ilusión de que la democracia, por sí sola, garantiza la libertad.”

No lo hace. Porque la democracia sin leyes, sin técnica, sin principios… solo es populismo con votos.

Cuando el pueblo no entiende el poder que cede

¿Por qué tantos no reaccionan? Porque hemos confundido democracia con bondad. Porque no nos enseñaron a cuestionar. Porque si algo es “votado”, creemos que es legítimo. Pero la historia nos grita lo contrario:

  • Hitler fue electo. Chávez fue electo.
  • Stalin, también.
  • Ninguno de ellos entregó el poder voluntariamente.

Y todos ellos, una vez arriba, se encargaron de destruir los límites que los podían frenar.

Las advertencias ignoradas

Los cubanos advirtieron a los venezolanos: “Esto suena igual”.

Los venezolanos advirtieron a los mexicanos: “Esto ya lo vivimos”.

Pero muchos mexicanos dijeron: “Aquí no pasa. Somos diferentes.

Somos vecinos de EE.UU.”

Hoy, más de 7 millones de venezolanos han huido de su país (ACNUR).

Más del 80% vive en pobreza (ENCOVI 2023).

En Cuba, el salario promedio es de 20 dólares al mes.

Y miles de cubanos cruzan México cada año para alcanzar lo que aquí despreciamos: libertad económica.

Qué paradoja que los que huyen del “imperialismo” anhelen vivir en el imperio. No es la tierra: es la libertad.

El precio de la indiferencia

Nos enseñaron a no hablar de política. Pero la política decide tu salario, tu seguridad, tu libertad de expresión, tu derecho a emprender o incluso a disentir.

La política que ignoras hoy es la que mañana te impedirá opinar.

Por eso, este no es un llamado ideológico. Es un llamado ciudadano.Porque sin ciudadanos informados, la democracia se vuelve un simulacro. Y sin ciudadanía activa, hasta las mejores constituciones son letra muerta.

Conclusión: cuando el ciudadano despierta, el tirano tiembla

Las libertades se construyen lento, pero se pierden rápido. A veces en un sexenio. A veces en una sola elección.

Por eso, hoy más que nunca, necesitamos conciencia, memoria histórica y una buena dosis de coraje cívico. Porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?

“Cuando la libertad se pierde en nombre de la democracia, el último bastión es el ciudadano valiente.” — Thomas Sowell

No calles. No ignores. No delegues tu poder sin exigir límites.

Porque cuando el pueblo se adormece, el autoritarismo se profesionaliza.

Y cuando ya no quede nadie que pueda decir “no”… será demasiado tarde para despertar.

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María José Salinas.- Activista libertaria. Comunicadora. Fundó Feminismo Original y LOLA Guanajuato.

X: @Marihoselibre


Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

Un comentario en «Democracia no es libertad: la mayoría también puede oprimir, por María José Salinas»
  1. Me parece un texto muy interesante y profundo, que invita a reflexionar sobre el verdadero significado de la democracia. Estoy de acuerdo en que no todo lo que decide la mayoría es necesariamente justo o moral, y que es crucial tener contrapesos para proteger a las minorías. Sin embargo, me preocupa que se presente la república como la única solución, ¿no crees que también puede fallar si no se respetan sus principios fundamentales? La situación en México que mencionas es preocupante, especialmente la intromisión de los militares en instituciones civiles. ¿Crees que esto es un síntoma de un problema más grande en la región? Me gustaría saber qué piensas sobre cómo recuperar la confianza en las instituciones democráticas. ¿Es posible hacerlo sin caer en el populismo?

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