Este pasado primero de junio del año 2025 fueron, por primera vez en la historia mexicana, las elecciones para escoger a las y los magistrados del Poder Judicial mexicano. La presidenta Claudia Sheinbaum menciona que esto fue un avance de la democracia y para eliminar a la corrupción en México, dado a que muchos de los anteriores magistrados tenían esos puestos gracias al nepotismo y utilizaban su poder sin realmente hacer justicia al pueblo mexicano. Si según ella, ya no habrá corrupción en el poder judicial gracias a las elecciones del pueblo, ¿por qué dentro del poder legislativo y ejecutivo siempre ha existido la corrupción?
Morena y todos sus aliados a favor de esta reforma del poder judicial están muy equivocados pensando que la democracia es la cura de todos los males, y mi principal prueba es que gracias a la democracia, ellos están en el poder trayendo todos los males. Esta celebración estatista no es más que una burla a los mexicanos inocentes que piensan que realmente son ellos quienes deciden quienes son los que los van a gobernar.
Algo en lo que los contrincantes de Morena estamos de acuerdo es que estas elecciones fueron absurdas y no soluciona ni un problema de corrupción, al contrario, solo lo propagan más. Ahora yo les pregunto: ¿Por qué limitarnos a pensar que únicamente hay un problema cuando se vota a los magistrados? ¿Qué diferencia hay entre que te parezca una tontería votar por el poder judicial a que te parezca de suma importancia votar por los demás poderes?
En las elecciones presidenciales del 2024, muchos mexicanos estaban hartos de la administración de Andrés López Obrador, tenían el sueño de sacar a morena tanto del poder ejecutivo como del poder legislativo, sabían que la candidata a la oposición no era una mejor opción pero pensaban que por lo menos no era morena. Así que, todos ellos salieron a votar, listos y decididos, con los nombres bien estudiados para juntos lograr desintoxicar al país de tantas políticas socialistas. Para su sorpresa, el domingo por la noche al salir los resultados, Claudia Sheinbaum arrasó sobre sus demás contrincantes, prácticamente como si la mayoría del pueblo mexicano hubiese estado conforme con el presidente y su partido izquierdista. Morena ocupó nuevamente el poder ejecutivo, el poder legislativo y a la vuelta de un año, también el poder judicial gracias a la democracia.
La democracia no es tu amiga ni mucho menos tu aliada, la democracia implica dejar que otras personas decidan por ti quiénes serán los miembros de la nueva casta política que vivirán de tus impuestos y se encargarán de coaccionarte, eso es el Estado, esa es su naturaleza y su mayor esencia; no importa el color, no importa la ideología, la naturaleza del Estado es su coerción.
Como libertarios, entendemos que la democracia transforma el gobierno en una competencia por el control del aparato estatal con el fin de coaccionar al individuo. Este proceso favorece el saqueo legalizado de unos grupos sobre otros mediante impuestos, subsidios y regulaciones. Lejos de ser un mecanismo neutral o justo, la democracia institucionaliza el conflicto social y la expoliación sistemática.
Votar, no es un acto de libertad, sino una forma de legitimar un sistema coercitivo e injusto. Incluso al elegir al «menos malo», se refuerza el proceso y se valida el poder del Estado. Al hacerlo, los individuos no actúan como ciudadanos libres, sino como participantes de una festividad estatal, celebrando por beneficiarse a costa de los demás.
Además, los votantes no tienen incentivos reales para estar bien informados. En lugar de tomar decisiones basadas en principios o conocimientos sólidos, las elecciones suelen girar en torno a emociones, propaganda y beneficios inmediatos. Este fenómeno, conocido como «ignorancia racional», conduce inevitablemente a resultados colectivos deficientes.
La democracia, por su diseño, facilita la expansión del Estado de forma más eficaz que otros sistemas, ya que lo hace bajo el pretexto de representar “la voluntad del pueblo”. Esto permite al poder político crecer sin resistencia significativa, camuflado como algo legítimo y deseado por la mayoría.
La idea de que los políticos representan al pueblo es una ilusión. En realidad, responden a los intereses de partidos, burócratas y grupos de presión. Incluso si un candidato libertario o reformista lograra acceder al poder, el sistema democrático tendería a absorberlo o a neutralizar su impacto. Por lo tanto, participar en él no produce una transformación real ni duradera.
Es por esto que como libertarios, creemos que una alternativa sería el modelo de gobierno de orden privado y voluntario, basado en contratos libres y en el respeto a la propiedad privada. En estos espacios, no existe un aparato coercitivo central, y los individuos se relacionan mediante acuerdos mutuos, no por imposiciones estatales. En lugar de intentar reformar el sistema desde dentro, apostamos por retirarnos de él y construir modelos sociales verdaderamente libres.
La democracia no es una solución, es parte del problema. No importa si se vota por magistrados, presidentes o diputados: el resultado siempre es el mismo. El Estado sigue creciendo, la corrupción se mantiene y tú sigues pagando con tus impuestos para que otros decidan por ti.
Votar no es un acto de libertad, es una forma de legitimar a quienes te van a gobernar y controlar. Aunque elijas al “menos peor”, sigues participando en un sistema que vive de robar y regularse. No hay diferencia real entre partidos, porque todos usan el mismo aparato coercitivo.
La única forma de cambiar esto no es desde dentro, sino dejando de votar y construyendo alternativas libres, voluntarias y sin Estado.
“Votar no es un acto de libertad política, es un acto de conformidad política. Los que se niegan a votar no están expresando su silencio, están gritando al oído del político: “Usted no me representa. Este no es un proceso en el que mi voz importe. No te creo”. – Wendy McElroy
No votar no es rendirse. Es dejar claro que no aceptas el juego.
Interesante reflexión sobre las elecciones judiciales en México. Me parece que planteas puntos válidos sobre la corrupción y la democracia, pero ¿realmente crees que las elecciones populares para magistrados no tienen ningún impacto positivo? Aunque es cierto que la corrupción no se limita a un solo poder, ¿no es un paso hacia la transparencia? Por otro lado, mencionas que Morena y sus aliados están equivocados, pero ¿qué alternativa propones para combatir la corrupción en el poder judicial? También cuestionas la importancia de votar por los magistrados, pero ¿no es igual de crucial que elegir a los representantes de otros poderes? Finalmente, ¿crees que la desilusión con Morena en las elecciones presidenciales del 2024 fue suficiente para cambiar el rumbo del país? ¿O simplemente se repitió el ciclo de descontento y voto de castigo?
100% de acuerdo