El reto de encontrar un espacio

Uno de los retos más importantes para una población creciente es encontrar espacios habitables. El problema ha generado controversias en grandes ciudades; la llegada de extranjeros o habitantes de localidades vecinas a las metrópolis ha causado molestias en cierto sector de la población. En la Ciudad de México, por ejemplo, el problema ha ocasionado discusiones sobre la gentrificación: el supuesto fenómeno de cambio urbano que incrementa los precios de la vivienda, presionando a algunos habitantes a elegir opciones de vivienda más lejanas a su preferencia, pero relativamente más baratas.

El problema de encontrar vivienda requiere políticas públicas que disminuyan la zonificación (la elección gubernamental –y arbitraria– de designar ciertos espacios sólo a ciertos usos); requiere expandir las fronteras de libertad de las empresas inmobiliarias para construir más edificios de vivienda; requiere mejores mercados financieros para ampliar las posibilidades de crédito de los individuos y permitirles encontrar un hogar; requiere menos políticas de control y de regulación que constriñen la oferta de espacio habitable.

Políticas de control y de regulación son, sin embargo, lo que viene más a la mente de los políticos.

Uno de los casos más recientes de restricción a la oferta de espacio habitable ocurrió en Nueva York. A inicios de septiembre, una ley prohibió de facto los alquileres de corto plazo a través de la plataforma de Airbnb. Airbnb es una plataforma popular que permite a las personas conectar con dueños de departamentos, casas u otros espacios para rentar su propiedad a cambio de una suma acordada por las partes. Airbnb es una gran innovación tecnológica que reduce costos de transacción. Permite que la asignación de espacios habitables sea más eficiente.

Por supuesto que la medida, como otras medidas gubernamentales, ya ha generado una serie de consecuencias inesperadas. De acuerdo a Inside Airbnb, los anuncios de alquileres de corto plazo han experimentado una caída dramática de 80%.

¿En qué consiste la regulación?

  1. Una vivienda completa no puede rentarse por menos de 30 días.
  2. Los anfitriones deben estar presentes físicamente durante la estancia de los visitantes. Si rentas un departamento, debes habitar en él.
  3. Los anfitriones no pueden dar alojamiento a más de dos personas, sin importar el tamaño del espacio o del número de habitaciones.
  4. Las puertas internas no pueden cerrarse con llave; los huéspedes pueden tener acceso a toda estancia de la vivienda.

Las multas pueden oscilar entre 1000 y 5000 dólares. Todos los anfitriones de corto plazo deben registrarse oficialmente. Para Theo Yedinsky, director de política global de la plataforma, «Las nuevas normas son un duro golpe para su economía turística. La ciudad está enviando un mensaje claro a millones de visitantes potenciales que ahora tendrán menos opciones de alojamiento cuando visiten la ciudad: no son bienvenidos».

Una prohibición con perjuicios evidentes

Penalizar así a Airbnb significa que aumenta la demanda de espacio habitable sobre una oferta menor. Contrario a las aspiraciones de reguladores y prohibicionistas, eso significa precios o costos más altos de encontrar una vivienda. Al final del día, los efectos económicos reverberan en perjuicio de las personas de ingresos más bajos.

Hay beneficiados evidentes. El sector hotelero, que tanto ha presionado por regulaciones sobre Airbnb desde el comienzo, es un claro beneficiado. La regulación sobre Airbnb servirá para incentivar a algunos viajeros a elegir un hotel como opción para visitar a la ciudad. Los hoteles podrán cobrar precios más elevados por una estancia, gracias al mayor poder monopólico que obtendrán de la medida.

La regulación ya ha hecho proliferar mercados negros que tratan de evadir los altos costos de la medida. Opciones de alojamiento de corto plazo han surgido a través de sitios como Facebook o Craiglist. Los mercados negros son una salvaguarda frente a regulaciones irracionales; pero también pueden exponer a algunos viajeros o anfitriones a asumir mayores riesgos que Airbnb, de manera privada, lograba solventar.

Quienes defienden la medida alegan que la presencia de Airbnb encarece las opciones de vivienda para los propios neoyorquinos; muy al estilo de las quejas que se han popularizado en Ciudad de México sobre la plataforma. Airbnb, sin embargo, NO es la culpable de rentas elevadas. Las rentas elevadas son una consecuencia de una mayor demanda de espacio habitable sobre una oferta de vivienda rígida. La oferta de vivienda es rígida a causa de malas políticas públicas. Airbnb es una forma de incentivar a las personas propietarias de una vivienda a no tener espacio ocioso por el que estarían dispuestos a pagar otras personas. En la imaginación de quienes defienden la medida, piensan que mágicamente esos espacios que antes se rentaban por corto plazo ahora estarán disponibles para los neoyorquinos. Pero este no será necesariamente el caso. El propietario de un espacio que antes veía rentable rentarlo a otros ocupantes podría verse incentivado a transformar ese espacio de vivienda en algo que le genere mayores ganancias.

La discusión sobre lo que ocurre en Nueva York es importante porque Estados Unidos es fuente de inspiración para implementar políticas públicas en México. Las políticas públicas mexicanas no copian a menudo lo que funciona, sino que copian lo que parece atractivo y que puede generar simpatía entre un público electoral. En este tenor, podríamos esperar una regulación parecida para nuestro país. Sería un grave error.

Por Sergio Adrián Martínez

Economista por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Administrador de Tu Economista Personal, sitio de reflexiones de economía y mercados libres.

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