Dos puntos de inflexión a lo largo de la historia económica para el tema y el avance de los tipos de cambio, surge a través de la crisis económica de 1929 con el abandono del patrón oro y de igual manera a raíz del declive del tratado de Bretton Woods.

Las fluctuaciones de los tipos de cambio a nivel mundial  no son hecho aislados de política económica de un país en particular, aquellas decisiones son tomadas y creadas por una ideología dominante del momento, (salvo a algunas excepciones), un ejemplo de ello fue la época de estudio en la que predominó la teoría de mercados eficientes, en equilibrio y sin intervención gubernamental; desde el año de 1958 se había desarrollado una sociedad para hacerle frente al keynesianismo, esta sociedad que abogaba por la desaparición del Estado benefactor argumentaba que la propiedad privada es la condición de posibilidad del ejercicio de la libertad individual, culpando al Estado de todos los males de la sociedad, pues la corriente keynesiana venia en declive. Esta sociedad fue la Sociedad de Mont Pellerin, creada por Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek y continuada por Gary Becker y Milton Friedman en Estado Unidos. El principal resultado de este movimiento libertario fue la descontinuación de los acuerdos de Bretton Woods, estos acuerdos “habían sido la pauta del sistema de cambio fijos y de patrón monetario oro-dólar, que se promovió en 1944 y que tuvo vigencia en 1947” (Romero, 2012: 435).

Para 1973 fue un cambio de ideología predominante total: del keynesianismo al liberalismo, los países del G-5 consolidaron una serie de reformas que modificaron el sistema de tipos de cambio fijo o semifijo por uno de máxima flexibilidad y flotación permanente, ya que al FMI se le otorgó la capacidad de apoyo de financiamiento a prácticas adecuadas de política económica a países en vías de desarrollo, de tal manera que el cambio de ideología y la permuta de tipo de cambio marcó una pauta mundial para todos los países desarrollados y a los grandes industriales, que pasaron de una combinación de oro, divisas y derechos especiales de giro a un predominio total del dólar.

Este cambio de patrón, modificó el sistema de tipo de cambio por completo a nivel mundial ya que como se mencionó, se modificó el sistema de tipos de cambio fijos, que parafraseando a Dorbusch, Fisher y Startz (2008) no es más que cuando los bancos centrales foráneos se mantienen alertas para comprar y vender sus divisas a un precio fijo en dólares, por uno de máxima flexibilidad  y flotación permite que consiste cuando los bancos centrales dejan que el tipo de cambio se ajuste al libre juego de la oferta y demanda de divisas; hoy por hoy, esta medida es un tanto cuanto cuestionable, ya que México presume tener este modelo de tipo de cambio, ergo, el banco central (BANXICO) distorsiona este modelo interviniendo en él, subastando dólares para que la moneda de no se deprecie.

Cada uno de estos sistemas de tipo de cambio tiene sus beneficios y consecuencias y debe de instaurarse una política cambiaria para cada país dependiendo su contexto y situación, es por eso que los países aplican controles de cambio, que según Ortiz (2001) es cuando se toma una medida por parte de las instituciones monetarias, mediante las cuales se prohíbe o limita la adquisición de ciertas divisas  para ciertos fines; algunos de estos beneficios y consecuencias son las siguientes:

a. Para el libre cambio irrestricto de divisas las ventajas son: fomentar la inversión extranjera directa y la inversión de portafolios, de igual manera, fomenta el turismo y las transacciones fronterizas; y una de sus desventajas es que permite la fuga de capitales.

b. Para el tipo de cambio controlado, algunas de las desventajas son, según Ortiz (2001): dados los controles ejercidos, esta política puede ahuyentar la entrada de divisas, producto de las exportaciones del país.

En México existió un control de cambios bastante fuerte para los años de 1982 a Diciembre de 1991, antes de eso, el historial en  la política cambiara era de tener la libertad cambiara irrestricta.

Siguiendo a Pérez (1987) para el año de 1982, la situación económica del país orilló a tener este tipo de medias de control de cambios, pues en ese mismo año la sobreevaluación del peso llego a 28.8% y las reservas del banco de México habían bajado peligrosamente; por lo que para el 19 de Febrero de ese mismo año el Gobierno mexicano se propuso un programa de ajuste de política económica  donde proponía evitar las sobrevaluación, ergo, estas medidas no vinieron acompañadas por una política monetaria, fiscal y salarial adecuada para su funcionamiento. El sistema cambiario que prevaleció durante la existencia del control de cambios desde 1982 a 1991 consistió en un sistema dual, que no evitó al 100% la fuga de capitales, pues el 80% de las transacciones internacionales estuvieron registradas en la balanza de pagos en el mercado controlado, en donde la cotización inicial del mercado fue de 95 pesos por dólar, en el siguiente cuadro se aprecia la evolución del tipo de cambio durante la existencia de control de cambio en México:

Cuadro 1: Tipo de cambio durante la existencia del control de cambio en México: 1982-1991 (antiguos precios por dólar)

Obtenido de Ramírez, E. (2001) Moneda, banca y mercados financieros.

Como se observa en la tabla desde 1982 a 1991, tuvo grandes movimientos  la moneda nacional dadas las política cambiarias que eran inestables, en Noviembre de 1991 se expidió un decreto que abrogó el sistema de cambios vigente desde 1982, ante tal media la situación de la balanza de pagos se vio notablemente mejorada, aunque como ya se mencionó con anterioridad, tanto la ideología predominante como las situaciones particulares del país hicieron que volvería a cambiar el sistema cambiario y en 1994 “el esquema consistía en dejar que el tipo de cambio flotara libre dentro de una banda que se ensacaba a diario” (Ramírez, 2001:387).

Sin embargo hubo una depreciación del peso mexicano en 1994-1995, siguiendo a Parkin (2007), el dólar paso de  3.3  a 6.7 pesos por dólar; las tasas de interés en Estados Unidos eran muy altas, en tanto que en México se mantenían constantes, empero, en 1994 había elecciones presidenciales y varios economista anticiparon que podría existir inestabilidad en la economía por el ciclo político presupuestal. El resultado de esos factores fue que la demanda de dólar se desplazó a la derecha a D95 y la de oferta se desplazó a la izquierda O95. Estos movimientos se reforzaron mutuamente y el tipo de cambio de aquella época se situó en promedio de los 6.42 pesos por dólar. Estos dos movimientos se muestran en la siguiente gráfica:

Figura 1: Fluctuaciones del tipo de cambio.

Grafica extraída de Parkin, M. (2007) Macroeconomía con aplicaciones a América Latina.

“Al aumentar el diferencial de las tasas de interés entre México y Estado Unidos, la gente tuvo expectativas de la depreciación de la moneda, por lo que ambos efectos jugaron para que la curva de oferta disminuyera y la de demanda aumentara, originando la depreciación del peso mexicano” (Parkin, 2007:488).

Los tipos de cambio fluctúan porque las variaciones porcentuales entre la oferta y la demanda no son indecentes, una depende de la otra, para 1994 como ya se mencionó el peso mexicano se depreció y el tipo de cambio paso de ser 3.30 pesos por dólar a 6.42 pesos por dólar.

No solo la ideología predominante juega un papel imprescindible para los desbalances de los tipos de cambio mundial, los momentos particulares de cada país hacen que se tomen ciertas políticas cambiarias para mejorar las exportaciones o la moneda de cada país en cuestión, actualmente, para el caso mexicano, al cierre de 2022 el tipo de cambio alcanzó niveles no vistos desde marzo de 2020. El año cerró con una apreciación del peso en 5.8%, siendo la segunda divisa más apreciada entre la canasta de divisas respecto al dólar. La apreciación del peso respecto al dólar tiene dos grandes enfoques de determinación:

  1. El primero corresponde al modelo de flujos: Esta señala que la fluctuación de una moneda respecto a otra tiene como objetivo equilibrar la oferta y demanda de divisas; es decir, ante más cara este una, menor será su demanda y viceversa. Este enfoque toma importancia cuando en 1970 se inicia el sistema monetario internacional con tipo de cambio flexible. Bajo este enfoque, los incrementos en la demanda por bienes nacionales, relativo a la demanda por bienes extranjeros, tiende a generar una apreciación de la moneda local. De lo anterior se desprende que, en el largo plazo, los factores que afectan al tipo de cambio son: 1) precios relativos 2) preferencias 3) barreras al comercio 4) niveles de precios 5) productividad.

Aplicado a nuestra economía, este enfoque puede explicar la apreciación de peso, pues los flujos de dólares por conceptos de exportaciones, transferencias (remesas), e inversión extranjera directa, han mostrado un crecimiento constante a lo largo del año, alcanzando, en algunos conceptos, crecimientos históricos como el caso de las remesas (el cual no necesariamente es algo positivo, dado la alta migración de fuerza laboral de México hacía EEUU por la debilidad de nuestro mercado laboral), como se muestra a continuación en la siguientes gráficas:

Fuente: Elaborada con datos del Banco de México

  1. La segunda explicación que expresa de manera más puntual los movimientos cambiarios a lo largo del año, la cual recae en el enfoque de activos: Cuando los países abrieron sus puertas para recibir inversión de cartera del extranjero, estos inversionistas tenías que hacer la conversión de su moneda a la moneda local, lo anterior dio paso a este enfoque, el cual añade el factor del mercado a futuro, en las expectativas, y en equilibrar las tasas de interés (rendimiento) de activos dominados en diferentes divisas. Si se espera que los rendimientos sobre activos en pesos sean más altos con relación a los denominados en dólares, existirá una mayor demanda por activos en pesos, es decir, una apreciación del peso. En otras palabras, la guía de inversión estará en función de la tasa de interés local y la tasa de interés extranjera. Así, la demanda por activos nacionales está determinada por 1) la tasa de interés local 2) la tasa de interés extranjera 3) nivel de precios esperado locales.

Esta explicación hace referencia a la estrategia de Banxico de procurar la estabilidad entre el diferencial de nuestra tasa de interés real de la nuestra contra la de Estados Unidos, la cual se llevó a cabo a través de: 1) incrementos anticipados de la tasa de interés de México y Estados Unidos, a partir de la segunda mitad de 2021 2) Incrementos en la misma magnitud y a la par que la Reserva Federal. En el año, el diferencial fue de 6.32% a favor demuestra moneda.

Los anteriores determinantes parecen explicar, en su mayoría, la apreciación del peso respecto al dólar al ser más atractivo, en términos de tasa, nuestros instrumentos en pesos que los instrumentos en dólares. Es por eso, que se demandó más nuestra moneda lo que generó un efecto de apreciación.

Bibliografía

Ortiz, O. (2001). El dinero, la teoría, la política y las instituciones. México: UNAM/FE.

Ramírez, E. (2001). Moneda, banca y mercados financieros. México: Prentice-Hall

Dornbusch, R, Fischer, S, Startz, R. (2008). Macroeconomía. México: Mc Graw-Hill

Romer, D. (S/N) Macroeconomía intermedia. México: Mc Graw-Hill.

Pérez, E. (1987). Expropiación bancaria en México y desarrollo estabilizador.  México: Diana.

Parkin, M. Esquivel, G y Muñoz, M. (2007) Macroeconomía versión para Latinoamérica. México: Pearson.

López Doriga-Ostoloza, J. (2014), disponible en: http://eleconomista.com.mx/columnas/columna-especial-valores/2014/03/05/rumbo-yuan. Articulo recuperado en 2015.

Por Asael Polo

Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Asesor Económico en Cámara de Diputados - H. Congreso de la Unión. Escribe para Asuntos Capitales, Viceversa.mx y El Tintero Económico. Twitter: @Asael_Polo10

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