En un importante paso legislativo, el presidente argentino Javier Milei ha aprobado con éxito su ley ómnibus, conocida como “Ley Bases”. Esto marca un hito crucial en su administración, en la transición hacia la segunda fase de su gobierno. Un elemento central de esta fase es un nuevo régimen monetario, que fue una de las principales promesas de su campaña presidencial. Dado que la dolarización ha sido descartada, al menos en el corto plazo, ¿qué implica exactamente este nuevo régimen monetario?

El gobierno ha introducido el concepto de “competencia cambiaria”, aunque este término tal vez no refleje plenamente sus verdaderas intenciones. En un escenario de competencia cambiaria genuina, varias monedas compiten en igualdad de condiciones. En el caso de Argentina, donde el dólar estadounidense y el peso competirían entre sí, la competencia cambiaria requeriría otorgar al dólar estadounidense el estatus de moneda de curso legal junto con la moneda nacional. Esto requeriría una ley aprobada por el Congreso, asegurando que el dólar estadounidense pueda usarse para todas las transacciones, incluidos los pagos de impuestos y la cancelación de deuda. Sin embargo, el plan del gobierno se desvía de este ideal. En cambio, parece más bien un régimen bimonetario.

En un régimen bimonetario, es legal realizar transacciones en múltiples monedas, pero sólo la moneda nacional tiene curso legal. Esto crea inherentemente un campo de juego desigual y hace que sea difícil calificarlo de competencia monetaria genuina. El reciente Informe del personal técnico del FMI lo subraya, al indicar que el dólar estadounidense no tendrá curso legal y que los impuestos se seguirán pagando en pesos.

Si bien los regímenes bimonetarios pueden funcionar en países con instituciones creíbles como Perú, Chile, Colombia o Uruguay, el volátil entorno económico y político de Argentina plantea desafíos importantes. Un congresista que hoy salvaguarde los depósitos bancarios privados podría votar mañana a favor de su expropiación, socavando cualquier sensación de estabilidad y confianza en el sistema. Argentina necesita un régimen monetario cuya supervivencia dependa lo menos posible de la política interna.

La estrategia de Milei incluye congelar la oferta monetaria básica y prohibir al banco central financiar directamente al Tesoro. Además, pretende implementar una versión de un requisito de reserva del 100 por ciento para el sector bancario. El objetivo final de este régimen monetario es facilitar una dolarización endógena y espontánea. Al congelar la oferta de pesos, Milei sostiene que cualquier aumento en la demanda de dinero tendrá que ser cubierto con dólares estadounidenses, reduciendo gradualmente la participación del peso en el mercado. Este cambio forzado de moneda se concibe como una forma de estabilizar la economía alineándola más estrechamente con una moneda estable y reconocida globalmente.

Sin embargo, la sostenibilidad de la versión de competencia monetaria de Milei es cuestionable. Si bien puede mantenerse durante su mandato presidencial, la historia económica de Argentina sugiere que es poco probable que sea una solución duradera. Se podría argumentar que los problemas económicos actuales de Argentina se remontan a su experiencia con un régimen bimonetario no robusto en la década de 1990, lo que pone de relieve la necesidad de un marco monetario más duradero y creíble.

Una solución verdaderamente duradera requiere un régimen que pueda soportar los cambios políticos y las conmociones económicas de los años posteriores a la presidencia de Milei. A pesar de su naturaleza controvertida, la dolarización total sigue siendo el régimen monetario con mayor potencial de estabilidad a largo plazo en Argentina. Ofrece una vía creíble para restablecer la confianza y poner al país nuevamente en una trayectoria económica sostenible. Al adoptar plenamente el dólar estadounidense, Argentina podría anclar su política monetaria a una moneda estable, reduciendo los riesgos de inflación y devaluación de la moneda que han plagado su economía durante décadas.

El enfoque bimonetario, con sus debilidades inherentes, puede no brindar la estabilidad necesaria para garantizar una salud económica duradera en Argentina. A pesar de sus desafíos, la dolarización a gran escala ofrece una solución más sólida que podría ayudar al país a lograr la estabilidad económica que necesita desesperadamente.

Publicado originalmente por el American Institute for Economic Research: https://www.aier.org/article/mileis-new-monetary-regime-for-argentina/

Nicolás Cachanosky.- Es profesor asociado de Economía y director del Centro para la Libre Empresa de la Facultad de Negocios Woody L. Hunt de la Universidad de Texas en El Paso. También es miembro del Centro Friedman-Hayek para el Estudio de una Sociedad Libre de la UCEMA. Se desempeñó como presidente de la Asociación de Educación de la Empresa Privada (APEE, 2021-2022) y en la Junta Directiva de la Sociedad Mont Pelerin (MPS, 2018-2022). Obtuvo su Ph.D. en Economía de la Universidad de Suffolk, Boston, MA.

El Dr. Cachanosky es autor de Reflexiones Sobre la Economía Argentina (Instituto Acton Argentina, 2017), Monetary Equilibrium and Nominal Income Targeting (Routledge, 2019), and co-author of Austrian Capital Theory: A Modern Survey of the Essentials (Cambridge University Press, 2019), Capital and Finance: Theory and History (Routledge, 2020), and Dolarización: Una Solución para la Argentina (Editorial Claridad, 2022).

Las investigaciones del Dr. Cachanosky se ha publicado en medios como 
Journal of Economic Behavior & OrganizationPublic ChoiceJournal of Institutional EconomicsQuarterly Review of Economics and Finance y Journal of the History of Economic Thought, entre otros.

Twitter: @n_cachanosky

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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