Hoy nos toca rendir homenaje a un hombre que no tiene miedo, que no duda en inmolarse en su sed de cambiar el mundo. A un hombre cuyo corazón vibra fuertemente al escuchar la palabra “Libertad”. Porque Javier Milei lucha y persigue la libertad, que es su gran sueño, sin descanso, sin concesiones, con una energía y una pasión que, en la historia, sólo se encuentra entre los grandes héroes de la libertad.

Porque Javier Milei se convirtió en un modelo a seguir. Primero para quienes valoran las Ciencias Económicas. Porque él, como economista talentoso que dominaba su materia, pudo darse cuenta con humildad de que el mundo que nos rodea sólo puede entenderse siguiendo el enfoque dinámico, emprendedor y creativo de la Escuela Austriaca de Economía (que, por cierto, debería ser llamada de Escuela Española porque tiene sus orígenes en nuestra escolástica del Siglo de Oro).

La trampa neoclásica

En sus propios términos, Javier Milei supo ver la “trampa neoclásica” del mainstream, por el irrealismo de sus supuestos, su reduccionismo formal y metodológico y, sobre todo, porque se basa en fantasiosos modelos de equilibrio que, en en el peor de los casos, fomentar la ingeniería social y el estatismo; Estos modelos han llevado al grave error de defender el mercado por razones equivocadas, por ejemplo, porque es “perfecto”, cuando el libre mercado nunca está en equilibrio y mucho menos “perfecto”, sino que, como nos enseña la Escuela Austriaca , el mercado es un proceso humano de cooperación voluntaria, espontánea y maravillosa, que impulsa la creatividad y la coordinación; un proceso que no puede mejorarse, y mucho menos sustituirse por un estatismo cuya imposibilidad científica también demostró la Escuela Austriaca.

Pero Javier Milei también se convirtió en un modelo para los políticos actuales. Y es que Javier Milei, sólo porque conoce perfectamente el fundamento científico de lo que dice, es capaz de defender la libertad con el convencimiento y la honestidad intelectual con que lo hace. Y, de la misma manera que ningún médico debería ejercer su profesión sin dominar la medicina, a ningún líder político, parlamentario, embajador o alto funcionario de ningún ministerio se le debería permitir ejercer su trabajo sin antes conocer la teoría básica de la economía, la libertad y la Ética enseñada por la Escuela Austriaca.

Un modelo para todos

Pero, además, ante la deriva actual de la democracia, convertida en un sistema perverso basado en la mentira y la compra de votos con dinero robado a través de los impuestos, Javier Milei demostró que siempre es posible decir la verdad y explicar la dura realidad a ciudadanos y que, aun así, votan por vosotros y apoyan masivamente las ideas de libertad; con la garantía, de hecho, de que su líder, más allá de los sinuosos e inevitables condicionamientos de la mezquina política cotidiana, nunca perderá el rumbo ni abandonará sus esfuerzos por promover cada vez más la libertad. Por lo tanto, todos aquellos que buscan convertirse en la tan esperada Milei en cada país ya saben cuál es la hoja de ruta y lo que tienen que hacer: seguir al pie de la letra el modelo de Milei.

Pero más allá de eso, Javier Milei se ha convertido en un modelo a seguir para todos y especialmente para los más jóvenes. Porque frente al virus más letal del estatismo que infecta el alma humana, Javier Milei tiene el extraordinario mérito de haber popularizado como nadie las ideas de libertad, enseñando literalmente teoría económica a miles y miles de personas en las calles y plazas y a través de los medios de comunicación, demoliendo intelectual y moralmente las ideas estatistas que hasta ahora le convertían, como él dice, en “buena gente”.

Izquierdismo de izquierda y derecha

Y, sobre todo, Javier Milei es un modelo para los más jóvenes, que aún no están del todo contaminados ni adictos a esta droga que es el estatismo. Jóvenes que, desde el momento en que estudian y siguen las ideas de la Escuela Austriaca, pronto se convierten en los más fervientes defensores de la libertad y los más acérrimos enemigos de la violencia y coerción sistemática que encarna el Estado.

En la antigua lucha entre el bien, representado por la libertad, la vida y la propiedad, y el mal, encarnado en la violencia y la coerción del Estado, hoy podemos decir que el estatismo está herido de muerte, intelectual, moral e históricamente, y que es nuestra misión. en este siglo para poner el último clavo en su ataúd.

Y gracias a Javier Milei, y a los que sin duda vendrán después de él, el futuro es nuestro, es decir, los que amamos y creemos en la libertad. Y no es de extrañar que hoy los políticos y estatistas de todo pelaje se encuentren en auténtico estado de shock, aterrorizados y a la defensiva, o, como diría Javier Milei, el mundo “zurdo”, aunque yo añadiría, parafraseando a Hayek, la “zurdidad de todos los partidos”, sean de izquierda o de derecha.

Finalmente, y en cuarto lugar, Javier Milei es un modelo de generosidad. Y no sólo con generosidad hacia sus antiguos adversarios, vengan de donde vengan, sino con franqueza y lealtad, al final tienen el coraje moral y la honestidad intelectual para dar el paso de reconocer sus errores, convertirse y abrazar el ideal de la libertad. Por ejemplo, cuántos son, y cada vez más, los que se dicen “no lo sabía, pero escuchando a Milei ahora me doy cuenta de que siempre he sido, o quise ser, anarcocapitalista”.

Un retrato

Pero generosidad sobre todo intelectual, porque Javier Milei nunca se endiosó ni deja de mencionar, en cualquier oportunidad que tiene, a sus grandes mentores, incluidos aquellos que, como yo, no merecen estar al lado de gigantes como Mises, Hayek, Rothbard, Kirzner o Hoppe.

Por eso, y por la inmensa felicidad personal que me ha dado Javier Milei en este momento de mi vida, sobre todo desde el día que su hermana Karina nos dijo, aquí mismo, en este Casino de Madrid, hace exactamente un año, que habían decidido lanzarse a la carrera electoral, y cuando ninguno de nosotros podía imaginar el alcance y la popularidad que, gracias a Javier Milei, darían a las ideas de la Escuela Austriaca y a la libertad en el mundo. Por tanto, tengo la obligación moral ineludible de agradecer a este hombre su generosidad intelectual y la felicidad que me brindó.

Y aquí, afortunadamente, acudió en mi ayuda el artista cubano Richard Somonte, que llegó a Madrid huyendo del socialismo y que se especializó en retratos ciclópeos de grandes personajes, especialmente toreros como Juan Belmonte, del que por cierto mi abuelo fue banderillero, y Somonte. Inmediatamente me sugirió la idea de realizar un gran retrato de este verdadero torero, o torero de la política del siglo XXI, que es Javier Milei (y, en este caso, obviamente el toro a torear y matar es, sin duda, el estado); retrato que tenemos hoy aquí para entregarles en este evento y con la dedicatoria que todos podrán leer cuando esté terminado en un minuto y que dice lo siguiente: “Al Titán de la libertad, el presidente Javier Milei, de su maestro Jesús Huerta de Soto, hoy”.

Un sueño

Y termino, en este caso parafraseando a Martin Luther King, con “tengo un sueño”: tengo un sueño.

Porque sueño con el día en que el Estado sea finalmente desmantelado y sólo sea recordado como una oscura y lúgubre reliquia histórica.

Sueño con un mundo en el que la lógica y la razón de Estado, junto con los conflictos sociales y la violencia interminable que generan, hayan desaparecido por completo y para siempre.

Sueño con un mundo sin Estados que quieran acumular tantos territorios y seres humanos como sea posible para explotarlos y saquearlos fiscalmente.

Sueño con un mundo en el que los burócratas no laven el cerebro de nuestros hijos ni los consideren propiedad del Estado.

Sueño con un mundo en el que la gran mentira que es el “Estado social” haya sido reemplazada por un verdadero bienestar apátrida, especialmente para los más necesitados y vulnerables, y en el que la “justicia social” coercitiva y prostituida haya sido reemplazada para siempre. prosperidad ilimitada del libre mercado y solidaridad humana voluntaria basada en el amor, que sólo es cierta si es libre, pero no si se impone con coerción o violencia.

Sueño, por tanto, con un mundo voluntario, autorregulado y anarcocapitalista, eso sí, y en el que se presten todos los servicios públicos que hoy son coercitiva e inmoralmente mal prestados por el Estado, incluidos los de Justicia, con mayúsculas y sin apellidos, el orden público y la prevención, represión y sanción del delito, como explica la Escuela Austriaca, de forma totalmente moral, eficaz y privada.

Sueño, en definitiva, con un mundo en el que los seres humanos se liberen por fin de las cadenas del estatismo y puedan elegir a Dios, si así lo desean, con total libertad.

Y vivir la libertad

Con Javier Milei, y gracias a las fuerzas del cielo que siempre están con nosotros, hoy comenzó la Historia del Futuro y mi sueño comienza a hacerse realidad.

Y termino con cuatro exaltaciones:

¡Viva la Escuela Austriaca de Economía!

¡Viva la Gran Nación Argentina!

¡Viva su Presidente Javier Milei!

Y, por supuesto, ¡Viva la libertad, carajo!


Encomio del profesor Jesús Huerta de Soto a su discípulo Javier Milei, en la entrega del Premio Juan de Mariana por una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad a Milei, por el Instituto Juan de Mariana, en el Casino de Madrid, el pasado 21 de junio, 2024.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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