Cantaba el gran Jorge Negrete en México lindo y querido

«Que me entierren en la sierra
Al pie de los magueyales
Y que me cubra esta tierra
Que es cuna de hombres cabales»

México es, sin duda, cuna de hombres cabales y mujeres inteligentes, pero desde hace un tiempo también es un lugar donde prosperan y dominan hombres destructivos y mujeres tóxicas, Y no me estoy refiriendo en esta ocasión a los narcotraficantes, sino a los dirigentes políticos López Obrador y Claudia Sheinbaum, responsables de que en México esté ocurriendo un suceso radicalmente democrático pero profundamente antiliberal: están eligiendo a los jueces para convertir al poder judicial en una rama subordinada del ejecutivo. De esta manera están institucionalizando los tribunales populares, destrozando la separación de poderes y corrompiendo totalmente la democracia para convertirla en oclocracia, la versión tenebrosa, demagógica y vil de aquella.

El paso radicalmente democrático de apelar a las urnas para investir a jueces alineados con la voluntad popular, en lugar de la letra y el espíritu de la ley, es un ejemplo paradigmático de que una democracia que no sea liberal no es más que una tiranía de la mayoría. Este movimiento antiliberal, inspirado en las ideas del teórico populista Ernesto Laclau, busca institucionalizar los tribunales populares, someter al poder judicial independiente y desmantelar la separación de poderes, siguiendo el modelo político de Nicolás Maduro en Venezuela. Esta reforma, lejos de fortalecer la justicia, amenaza con corromper los principios democráticos y consolidar un sistema donde la voluntad popular manipulada por liderazgos carismáticos y una casta extractiva prevalece sobre el estado de derecho. En suma, es el triunfo de Rousseau y Marx sobre Montesquieu y Tocqueville.

La influencia de Ernesto Laclau, cuyas teorías sobre el populismo enfatizan la construcción de un «pueblo» unificado frente a una élite supuestamente corrupta, es evidente en la retórica que justifica la elección de jueces. Para Laclau, el populismo no es una desviación, sino una forma legítima de articular demandas populares contra las instituciones establecidas. Al aplicar estas ideas al sistema judicial mexicano, se subordina la imparcialidad de la justicia a las dinámicas de confrontación política que Laclau idealiza. La elección de jueces por voto popular, presentada como un acto de soberanía popular, erosiona la independencia judicial, ya que los magistrados quedan expuestos a presiones electorales y a la influencia de líderes populistas que, como en el caso de Maduro, utilizan el control de las instituciones para perpetuar su poder.

La narrativa que promueve esta reforma en México, al igual que en el caso venezolano, apela a la lucha contra la corrupción y la democratización de las instituciones. Sin embargo, someter al poder judicial a la lógica electoral no garantiza una mayor transparencia, sino que abre la puerta a la manipulación y al clientelismo. Los jueces, cuya función debería basarse en el conocimiento técnico y la imparcialidad, se verán obligados a priorizar el favor popular o la lealtad política, como ocurre en el sistema judicial venezolano bajo Maduro, donde la demagogia y las pasiones colectivas reemplazan la razón y el respeto por las instituciones.

Todo esto a un lector español le sonará. El asalto de los socialistas de Pedro Sánchez al poder judicial es similar al populista en Venezuela y México, solo que de una manera más sutil, aunque no menos insidiosa. De la colonización del Tribunal Constitucional a los ataques más o menos explícitos a los jueces, el PSOE está llevando a cabo una ideologización de la Justicia por la puerta de atrás de colocar a sectarios, eliminar oposiciones y acosar a los que defienden la independencia judicial.

México ha involucionado de Jorge Negrete a los narcocorridos que celebran a los traficantes asesinos. Este, uno de los más famosos, se refiere al chapo Guzmán, pero podríamos adaptarlo al megalomaníaco López Obrador o a la siniestra Sheinbaum, de quien se dice, como de la reina de la cocaína, que nadie pensaba que una mujer podía ser tan malvada.

«El chapo con su poder
A grandes jefes compró
Por eso en todo el país
La ley nunca le encontró
Su gente sigue operando
Así lo ordena el señor.»

Publicado originalmente en Libertad Digital: https://www.libertaddigital.com/opinion/2025-06-02/santiago-navajas-mexico-feo-y-destruido-7260796/

Dr. Santiago Navajas. Profesor de Filosofía. Articulista en los diarios Vozpópuli y Libertad Digital, entre otros. Es autor de Manual de Filosofía en la pequeña pantalla (2011), De Nietzsche a Mourinho. Guía filosófica para tiempos de crisis (2012), El hombre tecnológico y el síndrome Blade Runner (2016)y el más reciente: El Pensamiento en Lucha(2024) entre otros libros.

Twitter: @santiagonavajas

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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