Todo el evangelio de Karl Marx se puede resumir en dos frases: Odia al individuo que tiene más éxito que tú. Odia a cualquiera que esté mejor que tú.

(En él) nunca, bajo ninguna circunstancia, admitas que el éxito de alguien puede deberse a su propio esfuerzo, a su capacidad, a su preparación, a su superioridad en una determinada actividad. Nunca aceptes que el éxito de alguien puede provenir de su aporte productivo a algún sector de la economía, aporte que fue apreciado por las personas que voluntariamente contrataron sus servicios. Nunca atribuyas el éxito de alguien a sus virtudes, sino a su capacidad para explotar, estafar, engañar y desplumar.

Nunca, bajo ninguna circunstancia, admitas que es posible que no hayas llegado a ser lo que siempre soñaste por alguna debilidad o incapacidad tuya. Nunca admitas que el fracaso de alguien puede deberse a sus propios defectos: pereza, incompetencia, imprudencia, incapacidad o ignorancia.

Sobre todo, nunca creas en la honestidad, objetividad o imparcialidad de alguien que no está de acuerdo contigo. Cualquiera que no esté de acuerdo con usted es ciertamente un extraño al servicio de la burguesía y del “capital”.

Este odio básico es el núcleo del marxismo. Es tu fuerza motriz. Es lo que motiva a tus seguidores. Si desechamos el materialismo dialéctico, el marco hegeliano, la jerga técnica, el análisis “científico” y todas las innumerables palabras presuntuosas, aún nos quedará el núcleo del marxismo : el odio y la envidia malsana del éxito, que son la razón por toda esta ideología.

Publicado por el Instituto Rothbard Brasil: https://x.com/rothbard_brasil/status/1769209882899788180?s=20

Henry Hazlitt.- ​ fue un filósofo libertario, educador económico estadounidense, y periodista del The Wall Street Journal, el New York Times, Newsweek y The American Mercury, entre otras publicaciones. Se le reconoce a Hazlitt el haber llevado la Escuela Austriaca de Economía a las audiencias de habla inglesa.