Introducción:

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), vigente desde 2020, es un pilar fundamental para la economía mexicana, promoviendo un comercio interconectado que ha beneficiado a diversos sectores como el manufacturero, agrícola y tecnológico. Sin embargo, la reciente incertidumbre jurídica generada por la reforma judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y las posibles reformas futuras han levantado preocupaciones sobre la estabilidad del marco legal y su impacto en el comercio internacional. En este trabajo se analizarán las consecuencias económicas para México en caso de salir del T-MEC o enfrentar mayores restricciones comerciales con sus vecinos del norte, incorporando datos económicos relevantes para comprender la magnitud del problema.

Dependencia económica de México al T-MEC

México es altamente dependiente de sus relaciones comerciales con Estados Unidos y Canadá. En 2023, más del 80% de las exportaciones mexicanas fueron dirigidas a estos países, y el comercio entre México y Estados Unidos alcanzó aproximadamente 650,000 millones de dólares, lo que equivale al 15% del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano (Secretaría de Economía, 2023). Esta relación no solo es cuantitativa, sino que también es crucial para la creación de empleo; alrededor de 5 millones de empleos en México están vinculados directa o indirectamente al comercio con Estados Unidos (INEGI, 2022).

La dependencia de este comercio plantea un riesgo significativo. Si México saliera del T-MEC, se estima que una caída del 20% en las exportaciones hacia Estados Unidos podría resultar en pérdidas de ingresos por exportaciones superiores a 130,000 millones de dólares anuales (Cámara de Comercio de EE. UU., 2023). Este escenario implicaría un aumento en las tasas de desempleo, especialmente en sectores como la manufactura y la agricultura, donde se concentra la mayor parte del comercio bilateral.

Impacto en la inversión extranjera directa (IED)

La IED es un componente crítico del crecimiento económico de México, alcanzando aproximadamente 36,000 millones de dólares en 2023 (Banco de México, 2023). La mayoría de estas inversiones provienen de empresas estadounidenses y canadienses, atraídas por el acceso al mercado norteamericano y la mano de obra competitiva. La salida del T-MEC, podrían resultar en una fuga de capitales y una caída en la IED.

Se estima que una disminución del 30% en la IED en el contexto de una salida del T-MEC podría significar pérdidas de inversión superiores a 9,600 millones de dólares anuales (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, 2023). Este impacto afectaría la modernización de la infraestructura y la creación de empleo. Los sectores más vulnerables, como el automotriz y el electrónico, dependen en gran medida de la inversión extranjera para su crecimiento. Por ejemplo, la industria automotriz representa aproximadamente el 4% del PIB y 18% de las exportaciones totales, haciendo que cualquier reducción en la inversión afecte de manera desproporcionada a estos sectores (AMIA, 2022).

Depreciación del peso y repercusiones financieras

La incertidumbre en torno al T-MEC y el marco jurídico podría desencadenar una fuerte depreciación del peso mexicano. Históricamente, cada crisis política o económica ha llevado a depreciaciones significativas. Durante la crisis del COVID-19, el peso se depreció en un 25% frente al dólar (Banco de México, 2022). Una nueva crisis de confianza podría llevar a una depreciación similar, afectando negativamente la inflación, que podría dispararse por encima del 10% en un escenario de desconfianza y especulación (INEGI, 2023).

El Banco de México puede verse obligado a implementar políticas monetarias restrictivas, como elevar las tasas de interés. En 2023, la tasa de interés se situó en el 11.25%, y un aumento adicional podría perjudicar aún más a las pequeñas y medianas empresas (PYMES), que ya enfrentan un entorno de costos elevados. Un aumento en las tasas de interés también encarecería el crédito para los consumidores, lo que va a frenar el consumo y, por ende, el crecimiento económico.

Aumento del déficit comercial y deterioro de la balanza de pagos

El déficit comercial se refiere a la situación en la que un país importa más bienes y servicios de los que exporta. En otras palabras, si México está comprando más productos del extranjero que los que vende a otros países, se encuentra en un déficit comercial. Por otro lado, la balanza de pagos es un registro que muestra todas las transacciones económicas que un país realiza con el resto del mundo, incluyendo tanto las importaciones y exportaciones de bienes y servicios como los flujos de capital.

Para entender cómo podría aumentar el déficit comercial y deteriorarse la balanza de pagos de México en caso de salir del T-MEC o enfrentar restricciones comerciales, es importante desglosar estos conceptos de manera más sencilla:

Relación entre exportaciones e importaciones: En 2023, México logró un superávit comercial de aproximadamente 4,300 millones de dólares gracias al comercio con Estados Unidos, donde las exportaciones superaron a las importaciones. Este superávit se traduce en ingresos que ayudan a fortalecer la economía, ya que el dinero que entra puede ser utilizado para invertir en el país, crear empleos y financiar proyectos de desarrollo.

Impacto de las restricciones comerciales: Si las exportaciones disminuyen en un 20%, esto significaría que México dejaría de recibir alrededor de 130,000 millones de dólares anuales en ingresos (Cámara de Comercio de EE. UU., 2023). Este menor ingreso puede hacer que México tenga que importar más productos para satisfacer la demanda interna, ya que muchas industrias dependen de insumos y bienes extranjeros.

Imaginemos que, ante la caída de las exportaciones, las importaciones se mantienen o aumentan. Esto podría resultar en un déficit comercial que podría superar los 30,000 millones de dólares al año. Con un déficit comercial, el país está gastando más en el extranjero de lo que está ganando, lo que podría llevar a un endeudamiento adicional.

Por otra parte, el aumento del déficit comercial afectaría directamente la balanza de pagos de México. Cuando un país tiene un déficit comercial, significa que debe encontrar formas de financiarlo. Esto puede implicar recurrir a préstamos internacionales, lo que puede incrementar la deuda externa. En 2023, México importó bienes por aproximadamente 598,000 millones de dólares (Banco de México, 2023). Si se da un aumento en las importaciones sin un correspondiente aumento en las exportaciones, la balanza de pagos se deteriorará, haciendo que el país dependa más de financiamiento externo.

Un déficit creciente en la balanza de pagos puede llevar a varios problemas económicos. Por un lado, puede generar presión sobre el peso mexicano, provocando su depreciación. Un peso más débil encarece las importaciones, lo que a su vez podría llevar a un aumento en los precios de los productos importados, alimentando la inflación.

Desaceleración del crecimiento económico

Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía mexicana podría crecer solo un 1% en 2024 si se materializan estos escenarios adversos (Es casi un hecho dicho crecimiento). Esta situación significaría que el PIB real de México, que se situó en 1,800,000 millones de dólares en 2023, podría experimentar una contracción, dificultando la recuperación económica post-pandemia.

Sectores como el automotriz, que representa aproximadamente el 18% de las exportaciones totales y contribuye con cerca de 4% al PIB, sufrirían severamente. Un descenso en la producción y exportación podría resultar en la pérdida de hasta 300,000 empleos en esta industria en particular. Además, el debilitamiento del marco institucional debido a la reforma judicial podría llevar a una fuga de cerebros y talento, que ya está ocurriendo con un aumento de profesionales emigrando hacia mercados más estables.

Posible transición hacia nuevos socios comerciales

México podría buscar diversificar su comercio, pero el acceso a nuevos mercados no será inmediato ni sencillo. Aunque el país tiene acuerdos de libre comercio con la Unión Europea y varios países de América Latina, la magnitud de las relaciones comerciales y los beneficios del T-MEC no tienen comparación.

Por ejemplo, el acceso preferencial a un mercado de 500 millones de consumidores (Estados Unidos y Canadá) contrasta con los 50 millones de la Unión Europea, lo que limita la capacidad de México para compensar las pérdidas del T-MEC. Además, adaptar la infraestructura logística y cumplir con los estándares de calidad en nuevos mercados tomará tiempo y recursos significativos.

Además, la búsqueda de nuevos socios podría estar limitada por la competencia con otros países que también buscan diversificar su comercio, como China y Brasil, que han comenzado a fortalecer sus relaciones comerciales en América Latina. La diversificación podría llevar a que México invierta más recursos en la creación de nuevas alianzas, lo que generaría un costo adicional en un momento de inestabilidad económica.

Consecuencias sociales y políticas

No solo las variables económicas se verían afectadas; también podrían surgir consecuencias sociales y políticas. La pobreza y la desigualdad en México, donde, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), alrededor del 41.9% de la población vive en condiciones de pobreza. El aumento del desempleo y la falta de oportunidades económicas llevarían a un descontento social, alimentando movimientos sociales y manifestaciones que podrían poner en jaque la estabilidad política del país.

En un contexto donde la violencia y la inseguridad ya son problemas latentes, una crisis económica podría agravar la situación, impulsando la migración hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. Esto podría tener repercusiones adicionales en la relación bilateral, afectando la cooperación en temas de seguridad y control migratorio.

Conclusión

Las mayores trabas comerciales debido a la incertidumbre jurídica tendrían consecuencias devastadoras en la economía nacional. Desde una caída en las exportaciones y la inversión extranjera, hasta una depreciación del peso no antes vista y un aumento del déficit comercial, las repercusiones serían profundas y duraderas. La capacidad del país para adaptarse a nuevos escenarios comerciales es limitada, lo que generaría una crisis económica con altos costos sociales. Por lo tanto, es crucial que México mantenga su estabilidad institucional y garantice un entorno jurídico predecible para continuar atrayendo inversiones y aprovechar los beneficios del T-MEC, además de considerar estrategias que fortalezcan la economía interna y promuevan un desarrollo sostenible a largo plazo.

Por Asael Polo

Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Asesor Económico en Cámara de Diputados - H. Congreso de la Unión. Escribe para Asuntos Capitales, Viceversa.mx y El Tintero Económico. Twitter: @Asael_Polo10

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