Con una política totalmente opuesta a la de López Obrador, de “Abrazos y no Balazos ” , Nayib Bukele logra en El Salvador, lo que sería el propósito del presidente de los mexicanos .
Bukele, gracias a el control sobre la Suprema Corte de su país, lo que anhela AMLO en el nuestro, logró que pese a que su Constitución, igual que la nuestra, prohíbe la reelección, la consiguió y con ello muestra que cuando un poder ejecutivo tiene el control sobre la Suprema Corte de su país, puede impunemente violar su texto constitucional.
Bukele además de ganar por una mayoría cercana al 85%, logra tener 58 de los 60 diputados, que ahora tiene el reducido Congreso Salvadoreño, y con ello contar con una mayoría calificada, que le permitirá aprobar las leyes y cambiar la Constitución de El Salvador, a su antojo .
Su éxito que le da tanta popularidad, es que realmente sí bajo la criminalidad, aun a costa de la falta de respeto a los derechos humanos.
Otra diferencia: Bukele no busca dividir a los salvadoreños sino unirlos, por eso en su discurso de victoria dijo, que no será presidente solo de sus partidarios, ni de sólo los que votaron por él, sino de todos los salvadoreños.
No ha hecho obras que podrían hacer los particulares y que benéfician a élites como los que pueden viajar en el Tren Maya o usar el Aeropuerto Felipe Ángeles, sino para todos y gratuitas, así su obra insignia es una gran biblioteca, o sea, una apuesta por la educación.
En economía ha tomado medidas cómo la de aceptar las criptomonedas.
Pero aún con sus aciertos y su popularidad, la más alta en el continente, es un ejemplo de la autocracia, del gobierno en manos de sólo una persona, sin frenos ni contrapesos.
El estado de Derecho y la verdadera democracia, se dañan con un gobierno fundamentalmente populista, donde la única voluntad que importa es la del hombre mesiánico que se decide sólo y es cómo el Salvador de la patria.
Mario Rosales Betancourt, abogado y Maestro en Derecho. Profesor de la asignatura de Derecho en la FES Acatlán de la UNAM y en la UAM-Azcapotzalco.