Durante décadas, en Colombia han gobernado la corrupción, la desigualdad, la injusticia, a lo que se le suma un conflicto: si miramos entre los años 70s, 80s empezó una polarización entre los conservadores y liberales por el poder que no querían soltar.

De esta pelea interna nacen los grupos al margen de la ley como las FARC, el cual azotó con mucha zozobra el territorio nacional. El proceso de paz nace bajo la nueva constitución de 1991 durante el mandato de Andrés Pastrana Arango, explícitamente entre 1995, 1996 y en el departamento de Caquetá inicia la ronda previa a una negociación con el fin de parar una guerra que estaba dejando a muchos colombianos muertos e incluso secuestrados, por este grupo criminal que priva a civiles, ciudadanos, y hasta niños de su libertad, de los cuales muchos fallecieron en estas extensas selvas colombianas por la ineptitud del estado y la poca voluntad para su liberación. Pastrana fracasa en este proceso de paz en 1996, lo que conllevó al país a una violencia más brutal. Tuvieron que pasar muchos años más tarde para que se volviera a desarrollar un proceso de paz y fue en el 2014 cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos (2010-2014 y 2014- 2018) empezó una fase exploratoria de negociación en Noruega con la FARC, con el acompañamiento de países como Chile, México, Argentina, el reino de Dinamarca, Venezuela, la misma Noruega, y los Estados Unidos; así se plasmó lo que generó después una polarización más aguda y violenta. Entre los años 2015, 2016 se volvió a instalar una nueva mesa de dialogo esta vez en La Habana, Cuba: el gobierno de Juan Manuel Santos llevaba a congregar una misión que estaba más cerca de lo imposible de lo posible, entre altas y bajas, entre los secuestros y los actos terroristas ese gobierno, una empresa con el lema de «todos por un nuevo país: paz, equidad, educación», pero no sería tan fácil.

En septiembre del 2016 se firmó en Cartagena, Colombia el proceso de paz en medio de un acto un poco insípido por los enromes fracasos del gobierno santos, el mismo junto a su ministro del interior de esa época Juan Fernando Cristo convocaban a un plebiscito por la paz, que el 2 de octubre del mismo año sería derrotado con el NO, por una histórica votación del 52%, mientras el SI alcanzaba un 49%, dicho umbral no alcanzaba para refrendar lo acordado en Cuba, para a Juan Manuel Santos aún se le venía un duro revés: ir a buscar una negociación con su máximo opositor, de ese entonces el ex presidente Álvaro Uribe, lo cual logró amalgamar un acuerdo que tiempo más tarde se iba a caer de nuevo, en noviembre del mismo año, pero ahora en Bogotá en el teatro Colón se volvía a firmar un nuevo acuerdo de paz con las reparaciones que tuvo dicho acuerdo.

A pesar de su impopularidad Juan Manuel Santos logró un hecho al histórico reducir la violencia en el país gracias a este acuerdo de paz. En el territorio colombiano durante el periodo 2016- 2018 se logró un 30% de disminución conflictiva dentro de los territorios. Terminó el gobierno de Santos y llegó el de Iván Duque: su gobierno retrocedió en materia de paz, pues en solo seis meses de gobierno ya se habían masacrado a 60 líderes sociales, incluso a niños en territorios donde anteriormente no ocurría algo. Era el regreso a la violencia interna, Duque acaba con la mesa de diálogos que llevaba a cabo en Quito, Ecuador con el Ejército de Liberación Nacional, ELN.

Si miramos solo los dos gobiernos: Santos vs Duque, podemos decir que Santos a pesar de llevar al país bajo una perpleja condición de polarización y violencia, logró algunas cosas más que Duque o que el mismo Andrés Pastrana

Santos Duque

Disminución violencia 30% 64% aumento

Disminución de pobreza 34% gracias al proceso de paz. 72% aumento por la crisis en Venezuela y

la ineptitud de no seguir con el diálogo

Duque enfrentó no solo una ola de violencia si no también la grave crisis política en Venezuela por la mano dictatorial de Nicolás Maduro, la cual protege a muchos guerrilleros. Mientras Duque estaba más preocupados por resolver el tema de Venezuela y subir un poco su popularidad a nivel internacional, el país estaba azotado por la criminalidad del narcotráfico y las disidencias de la FARC. En el 2019 fueron asesinados por el ELN en Bogotá 22 policías, mientras Duque estaba más preocupados por otros temas.

En este mismo año en el proceso electoral municipal y departamental, fueron masacradas 5 candidatos en el territorio nacional, y más de 400 candidatos fueron amenazados con extorsiones o amenazas.

Gustavo Petro ganó en el 2022 las elecciones presidenciales; y en los primeros 8 meses de su gobierno fueron masacrados 25 líderes sociales, y en el Cauca un departamento seriamente afectado por la guerra, que por años han imperado allá, fueron acribillados 8 policías. Petro reabre las relaciones diplomáticas con el régimen de Maduro, con lo cual empezó una fase exploratoria de diálogos en Caracas con el ELN que solo ha sido hasta ahora un rotundo fracaso. En muchos años Colombia ha sido la cenicienta en todo, un proceso de paz no debe premiar al victimario o significar la enajenación injusta que es cómo se han llevado las riendas de una construcción pacífica hacia la paz y la reconciliación.

Esta es la perspectiva social que ha dejado la guerra en Colombia:

Santos Duque Petro

Violencia 30% 64% 69%

Desarrollo social 37% 22% 18% periodo actual

La ímpetu que ha dejado el conflicto armado por décadas es enorme pero a su vez hace falta mucho para la reconstrucción de un país moribundo e ir en dirección hacia una paz justa y una Colombia equitativa. El conflicto armado ha dejado más 38 mil víctimas , más de 10 mil personas privadas de la libertad, un 6% de estas personas fueron asesinadas en cautiverio, y una cifra muy preocupante: más de 18.500 jóvenes reclutados para la guerra.

Dorieth Alfaggeethd Aponte Piñeros: Activista político defensor de la democracia y la libertad.

Twitter: @Doriethaponte

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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