En esta foto estoy con Rudesindo Cantarell Jiménez , el pescador que en 1961, descubrió el más grande y productivo yacimiento petrolero en la historia de México, y el segundo a nivel mundial, ubicado en la sonda de Campeche.
Ahí en Cantarell, el 3 de julio, en el campo Ek-Balam, se produjo un derrame de petróleo, del cual solo conocimos por una información del diario Reforma.
Así mientras en La Mañanera, se nos informaba de cuestiones como las electorales, o de las empresa de Xóchitl Gálvez, que no tienen que ver con las tareas del Poder Ejecutivo, no se dijo nada sobre el derrame de la empresa del estado, primero, y después sólo se habló para desmentir totalmente la información de Reforma, diciendo que era falsa y exagerada, que lo que ha llegado a las playas no es por el derrame de petróleo, sino por chapopoteras naturales.
El problema grave que vemos, es que como resultado del divisionismo que vivimos, ya no creemos en ninguna información.
Así la información de Pemex es muy dudosa, en primer lugar por ser tardía y sólo una reacción a lo previamente publicado, cuando la obligación de PEMEX era la de informar desde el principio y antes que los medios, los ambientalistas y los académicos.
Pero tampoco podemos confiar en medios como Reforma, que sólo buscan críticar al gobierno de la 4T, y que se ha demostrado que han publicado información inexacta o tendenciosa.
O sea: que los que no caemos en radicalismos, tales como el de pensar que todo lo que dice AMLO es verdad y todo lo que hace está muy bien; ni en lo opuesto: de los que creen que todo lo que dice es mentira y todo lo que hace está mal, encontramos muchos problemas para discernir la verdad .
En el asunto del derrame de PEMEX, pese a que por su naturaleza es algo que no se puede ocultar, realmente no podemos conocer sus dimensiones, porque sentimos que unos lo buscan minimizar y decir que es algo muy pequeño. sin mayor importancia, y por el contrario, hay quienes le dan dimensiones de catástrofe.
Sólo la verdad los hará libres, dice el evangelio, y sentimos que ni en lo de Ayotzinapa, ni en los gastos de las corcholatas, ni en críticas al presidente, ni prácticamente en nada, hay verdad. De ambos lados todos nos mienten, y esa falta de credibilidad nos lleva a una apatía y a una incertidumbre.
Mario Rosales Betancourt, abogado y Maestro en Derecho. Profesor de la asignatura de Derecho en la FES Acatlán de la UNAM y en la UAM-Azcapotzalco.