“De todos los enemigos de la libertad, la guerra es quizás el más temido. Porque comprende y desarrolla el germen para todos los demás enemigos de la libertad” – James Madison

Los principios de libertad e igualdad que fueron plasmados en la Carta de Derechos de Estados Unidos y aprobados como enmiendas constitucionales el 15 de diciembre de 1791, representan la base ideológica sobre la que Estados Unidos fue fundado. Base que constituyó la semilla de su prosperidad y progreso. En esta ocasión daremos un repaso por la historia de estos principios, que fueron fundamentales para el progreso de esta nación. Pero también analizaremos algunos casos concretos en los que Estados Unidos se ha alejado de tales principios.

La historia de la Constitución y la Carta de los Derechos de Estados Unidos la podemos rastrear hasta los tiempos de Robin Hood. Si bien Robin Hood es un personaje de la literatura, el villano de esta historia, el rey Juan I de Inglaterra, sí que fue real. Juan sin tierra, como así le apodara su propio padre, heredó el trono de Inglaterra después de la muerte de su hermano Ricardo I, también conocido como Ricardo Corazón de León. Juan I fue coronado en 1199 y gobernó hasta su muerte en 1216. En su obsesión por mantener la guerra contra el rey Felipe II de Francia, perdió un enorme territorio. Incluido el ducado de Normandía. Estas derrotas constantes y su negación para renunciar a la guerra arruinó las finanzas de Inglaterra. Y, para poder mantener sus campañas militares, se dedicó a aumentar los impuestos y las restricciones sociales y comerciales.

Así, ya para 1215, los barones estaban hartos de las arbitrariedades y abusos del rey, que además había entrado en conflicto con el Papa Inocencio III, al pelearse por decidir sobre quién ocuparía el puesto de arzobispo de Canterbury. El conflicto le valió la excomunión, hasta que aceptó la determinación del Papa. En 1215, al regresar Juan I de una nueva serie de derrotas militares, los Barones de Inglaterra se levantaron en armas en contra de los abusos del rey. Todos estos años de arbitrariedades bajo los que los ingleses vivieron durante el mandato de Juan I, les motivó a concebir lo que conocemos como la Carta Magna (Redactada por Stephen Langton, quien fuese arzobispo de Canterbury), presentada el 15 de junio de 1215 al rey Juan I en Runnimede, cerca de Winsord.

El documento buscaba principalmente la limitación del poder, la disminución de los impuestos, el debido proceso de los acusados, el respeto a la propiedad privada y la no intervención del estado en los asuntos de la iglesia. Por supuesto, Juan I jamás acepto el contenido del documento, y murió un año después al contraer disentería mientras mantenía la lucha contra los barones sublevados. La firma de la carta magna fue la piedra basal para la conformación del Parlamento inglés en ese mismo año. Pero, además sentó las bases de la declaración de derechos, resultado de la Revolución de 1688, encabezada por Guillermo de Orange y en la que fue derrocado al rey Jacobo II.

Los antecedentes a la Revolución Gloriosa de 1688 son bastante similares a los de muchas otras revoluciones: los abusos y las arbitrariedades del rey Jacobo II. El rey Jacobo II tan solo estuvo 3 años en el trono, pero para su infortunio, le tocó enfrentar el cisma de los protestantes con la Iglesia Católica y el cisma entre la idea del derecho divino de la Corona frente al parlamentarismo, que desde 1215 había ido tomando mucha fuerza. Así, en 1689 el Parlamento pone en el trono a María Estuardo -hija de Jacobo II- y a su esposo, Guillermo de Orange. Pero, además, el Parlamento firma la declaración de derechos que buscaba establecer una monarquía limitada y un parlamento permanente. Algunos de los puntos que estableció el Parlamento inglés en la Declaración de derechos fueron los siguientes: 1) El rey no puede imponer o eliminar leyes ni impuestos sin la aprobación del parlamento. 2) El rey no puede cobrar impuestos para su uso personal sin la aprobación del parlamento. 3) Es ilegal mantener o reclutar un ejército en tiempos de paz, sin la aprobación del parlamento. 4) Las elecciones de los miembros del parlamento deben ser libres. Es decir, básicamente una fuerte limitación al poder absoluto del monarca.

La Declaración de los derechos fue el mayor precedente para la Declaración de Derechos de Virginia del 12 de junio de 1776 y para la declaración de independencia de Estados Unidos firmada el 4 de julio de ese mismo año. Ambos redactados por Tomas Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos. Algunos puntos de la Declaración de Derechos de Virginia de 1776 fueron: el derecho al gozo, a la libertad, a los medios para adquirir y poseer libertad, a la felicidad y a la seguridad. Estos puntos inspiraron la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, aprobados por la Asamblea francesa el 26 de agosto de 1789; así como también la Carta de la Declaración de los derechos de Estados Unidos, integrada a la Constitución como enmiendas el 15 de diciembre de 1791.

Cabe mencionar que los ideales de la independencia de los Estados Unidos inspiraron a quien escribiera Los derechos del hombre y del ciudadano de Francia: Gilbert du Motier, el marqués de Lafayette, un cercano colaborador y amigo de Thomas Jefferson. Desgraciadamente, mientras que en Estados Unidos se mantuvo la división de poderes y los ideales liberales, en Francia la revolución llevó al absolutismo y al terror. Algunos de los puntos de la Declaración de derechos de Estados Unidos de 1791 son los siguientes: 1) libertad de expresión, de prensa, de asamblea pacifica, religiosa y de petición al gobierno. 2) derecho a las personas a tener y portar armas 3) derecho al debido proceso y derechos del acusado. 4) poderes de los estados y de las personas. 5) protección contra registros e incautaciones injustificadas. 6) juicio civil por jurado, y 7) prohibición a fianzas excesivas y a castigos crueles e inusuales.

Algunos de los derechos plasmados en la Declaración de Francia de 1789 son los siguientes: 1) los hombres nacen y permaneces libres e iguales en derechos. 2) la finalidad de toda asociación política es la protección y conservación de los derechos imprescindibles del hombre que son: libertad, igualdad ante la ley, propiedad privada, seguridad y resistencia a la opresión. 3) La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El ejercicio de los derechos de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos. 5) Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aún por sus ideas religiosas. 6)  Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de poderes determinada, no tiene constitución. Vemos que ambas declaraciones tienen un corte humanista e ilustrado. Y buscan proteger la libre autodeterminación de los individuos.

Ahora, todo esto: ¿Qué tiene que ver con el libre mercado y con la economía de Estados Unidos? ¡Todo! Y es que el libre mercado no es más que una forma, una manifestación de la libertad individual y de la libre autodeterminación. La historia de la evolución de los derechos humanos es la historia de la libre autodeterminación y la libertad individual. Y, por ende, es la historia del libre mercado. Así, toda transgresión a la libertad individual y a la libre autodeterminación es una transgresión al libre mercado.

Los resultados positivos de estos principios liberales, son evidentes: Estados Unidos es el país con el PBI más alto del mundo. Incluso superando por casi el doble a China, a pesar de que Estados Unidos tiene 5 veces menos población que China y muchísimo menos territorio, recursos e incluso teniendo mucho menos tiempo de haberse fundado y mucha menos historia. Este éxito, indudablemente se debe al hecho de haberse fundado sobre los principios correctos: los principios de la libertad individual.

Las intervenciones militares – Las políticas estadounidenses de intervención militar – han respondido siempre a un espíritu de pretensiones evangelizadoras y de superioridad moral. Su fin siempre ha sido el crear una percepción política al interior para cultivar un nicho de votantes. Poco o nada han aportado estas intervenciones a lo largo de la historia, más que votos para los políticos y jugosos negocios para unos cuantos empresarios coludidos con los políticos. Qué decir de Vietnam, de Afganistán o de medio Oriente en general. Entre otros muchos casos en los que solo han provocado más caos del que ya existía. El intervencionismo militar es lo mas antiliberal, lo más anticapitalista y anti libre mercado que existe.

Otro ejemplo de anticapitalismo en Estados Unidos son las políticas anti migratorias y las políticas arancelarias. Tanto la restricción al libre transito como las restricciones comerciales son severos impedimentos al libre comercio y, por supuesto, son restricciones a las libertades individuales. Las políticas migratorias y arancelarias en Estados Unidos son anti capitalistas, pues buscan restringir el libre comercio y el libre tránsito. El muro de Trump, que inicio con Bill Clinton en 1990, es un monumento al socialismo de Derecha que el cristianismo nacionalista estadounidense lleva ya muchas décadas cultivando. Un muro que recuerda al muro de Berlín, que huele a ese socialismo de Derecha del que hablaba Karl Marx en su manifiesto comunista, pero del que también hablaba Ludwig von Mises.

¿Y qué decir de la famosa guerra comercial de Trump contra China? ¿Guerra entre quienes? ¿Entre los individuos que quieren comerciar, ofrecer o adquirir bienes y servicios? ¡No! Es una guerra ideológica entre políticos, fantasmas ideológicos para obtener votos a través de discursos populistas y nacionalistas, pero que lo único que causan son restricciones al libre comercio. Ese discurso de la guerra comercial que tanto les gusta a los cristianos nacionalistas, es tremendamente anticapitalista. Es, otra vez, un socialismo de Derecha; y una traición a los ideales de libertad individual, libre autodeterminación y libre mercado en que Estados Unidos se fundó. Anticapitalismo puro.

Otro ejemplo de políticas anticapitalistas en Estados Unidos es la crisis del 2008. La burbuja inmobiliaria que reventó en el 2008 y que provocó una crisis financiera a nivel mundial, inició en los años 90s con el mandato de Bill Clinton. Y es que Clinton inició un proyecto con el que pretendía que todos los estadounidenses pudiesen tener su casa propia a través de los bancos semipúblicos Freddie Mac y Fannie Mae. La intervención del estado en el mercado inmobiliario creó una salvaje burbuja especulativa sobre la vivienda, que acabó involucrando a bancos comerciales y a fondos y bancos de inversión como Lehman Brothers. La burbuja iniciada por Clinton en 1995 -cuando disminuyó las restricciones a créditos hipotecarios y que para el año 2000 fueron de plano eliminadas- reventaría para el año 2008, causando una crisis financiera de dimensiones épicas que acabaría afectando a todo el mundo.

Puede ser que Bill Clinton y los políticos que apoyaron y dieron continuidad a ese proyecto, lo hicieran con buenas intenciones o puede ser que en realidad no les importaran las consecuencias económicas y que solo les interesara ganar en ese momento votos y aprobación a través de políticas populistas e intervencionistas. Como fuese, la distorsión creada por la intervención del estado en el mercado inmobiliario provocó, al largo plazo, un gran daño a la economía estadounidense y a la economía mundial.

Y, por supuesto, a la crisis del 2008, vinieron los rescates bancarios a todos esos bancos irresponsables que dieron prestamos de alto riesgo y que además vendieron paquetes de deudas hipotecarias para tener más dinero y vender aún más créditos hipotecarios. Con un costo aun mayor para la economía estadounidense. Sobra decir que rescatar a bancos y empresas irresponsables con el dinero de los contribuyentes, con impresión monetaria o con deuda, es completamente anticapitalista. Y sobra decir también, que la intervención del estado en el mercado inmobiliario, creando distorsiones, burbujas especulativas y provocando crisis financieras mundiales -es decir, interfiriendo con el libre mercado- tampoco es nada capitalista. Cuando el estado manipula al mercado acorde a lo que un político o un grupo de políticos tienen el antojo o la ocurrencia de hacer, se está yendo en contra del libre desarrollo del mercado.

Actualmente, tenemos en el estado de Florida un caso icónico de socialismo de Derecha, de la mano del gobernador Ron DeSantis y de los cristianos nacionalistas. El socialismo religioso de DeSantis ha mantenido una intensa campaña en contra de las libertades individuales. Principalmente en contra del derecho al aborto y en contra de la diversidad sexual. A tal grado que se ha prohibido en Florida el aborto después de la sexta semana, cuando en la mayoría de los estados es hasta la semana 15. Además, DeSantis y los republicanos aliados han impuesto severas restricciones a la educación sexual de los niños en todas las escuelas del estado. También este socialismo de Derecha -un socialismo religioso- ha impuesto prohibiciones para restringir los espectáculos de Drags Queens. Este ataque a las libertades individuales, como es lógico, esta provocado importantes consecuencias en la dinámica económica del estado de Florida. Incluso Disney, que es el mayor empleador del estado, ha llegado a considerar mudarse de Florida por los constantes ataques de DeSantis, fruto del rechazo del Gobernador hacia las escenas de las producciones de Disney con apoyo a la diversidad sexual.

En conclusión, si bien en esta ocasión tan solo he tocado unos pocos ejemplos de políticas anticapitalistas en Estados Unidos, podemos observar que este país esta lejos de ser la encarnación del capitalismo y del libre mercado que tantas veces se ha pensado que es. Y con el aumento del socialismo de Derecha del actual cristianismo nacionalista, Estados Unidos se aleja cada vez más de los ideales de libertad, avanzando a pasos agigantados hacia un modelo cada vez más intervencionista. Tanto en lo económico como en lo individual y en lo social. Podemos decir que, desde el New Deal -de corte keynesiano- implementado por Franklin D. Roosevelt a partir de 1933, Estados Unidos ha mantenido muchísimas políticas intervencionistas y anticapitalistas. Políticas que le alejan del libre mercado y que hoy en día están dando pie a la violación de libertades tanto económicas como individuales.

“Dejen hacer, Dejen pasar, que el mundo va solo” – Vincent de Gournay

Por el escritor y analista Tonatiuh Viniegra R. 
Twitter: @Ronin_Tonatiuh


Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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