De la revolución constitucional de 1906 a la revolución del Ayatola Jomeini en 1979
“Se necesita mucho tiempo para disolver los barrotes de una jaula mental” Ayaan Hirsi Ali
Analizaremos la historia moderna de Irán y veremos cómo los sectores más conservadores de la sociedad han jugado un papel central para mantener a Irán como una sociedad tradicionalista.
Empezaremos por el año 1906, cuando sucedió lo que se conoce como la revolución constitucional iraní, durante la dinastía Qayar. Después de una serie de derrotas militares frente a los imperios ruso y británico, la dinastía Qayar adopto la opción de llegar a acuerdos comerciales, primero con la Rusia Zarista, y luego con Inglaterra y Francia. La apertura económica permitió que las ideas de occidente comenzaran a llegar a Persia. Se comenzaron a traducir las principales obras de la literatura y filosofía occidentales, llegando por primera vez a los jóvenes de Irán. Estas nuevas ideas, aunado a una crisis económica y a una serie de protestas en diciembre de 1905, llevo a que, en 1906, se conformara en Irán la primera monarquía constitucional de medio oriente, con una constitución moderna y un parlamento -la asamblea de consulta nacional-. La nueva constitución fue firmada el 30 de diciembre de 1906 por el Sah Mozaffareddin, 30 días antes de que muriera de un infarto y le sustituyera su hijo Mohammad Ali mizra. Para la conformación de la constitución, los diputados tomaron como modelo la constitución de Bélgica, buscando una efectiva separación de poderes. Esto representaría un paso muy importante en la evolución política de Irán, a pesar de que en la practica no fuera del todo respetada por el Sah la división de poderes ni la constitución. Sin embargo, a pesar de que estos cambios representaban una apertura económica hacia occidente y una apertura cultural y política, el sector mas tradicionalista y los dirigentes religiosos, se opusieron fuertemente a estos nuevos cambios. Pues representaban un paso hacia las libertades individuales y un alejamiento de la tradición religiosa. Para el sector más fundamentalista, la apertura de Irán hacia otras culturas y, sobre todo, a las ideas de occidente sobre la individualidad y los derechos humanos, representaba el debilitamiento de las costumbres, las tradiciones y la fe. Para el clero, abrirse al modernismo, implicaba el debilitamiento de la religión.
Para 1921, después de diversos conflictos con Rusia y los británicos, el sah Reza Pahlavi tomo las riendas del país, comandando un golpe de estado con tan solo 3000 hombres y 18 ametralladoras. El Sah Reza era un occidentalista, un modernista que buscaba un estado más laico y secular. Pretendía desarrollar una economía abierta e intentaba convertir a Irán en una república al estilo de los países europeos. Sin embargo, el clero chiita una vez más se oponía a la modernización del país, surgiendo un fuerte antagonismo entre el clero y el Sah. Algunas medidas tomadas por el Sah Reza, que molestaron muchísimo al clero chiita, fueron medidas encaminadas a la emancipación de las mujeres. Gracias a ello las mujeres por fin podían salir sin velo a las calles; además, por primera vez eran libres de frecuentar y convivir abiertamente con hombres y mujeres. E incluso se les permitió participar en la vida de su país. Ello, fue un duro golpe para los lideres religiosos y para los fundamentalistas morales. Además de las medidas para la emancipación de las mujeres, creo instituciones educativas basadas en el modelo de educación occidental. Creando, por ejemplo, la universidad de Teherán. En general, desarrollo toda una serie de instituciones modernas que podrían haber puesto a Irán como el centro del progreso en medio oriente. Sin embargo, las reformas provocaron que tanto parlamentarios como clérigos se revelaran fuertemente contra el proyecto de nación del Sah. Como respuesta, el Sah reprimió duramente a los detractores, exiliándolos o asesinándolos. Estrategia que únicamente consiguió encender aún más a sus opositores. En 1932, el Sah es presionado para cancelar las concesiones petroleras a Inglaterra. Iniciándose un fervor popular en contra de las empresas petroleras privadas. Para el año 1934, el Sah cambia el nombre del país al de Irán, ordenando la suspensión de las diferenciaciones entre clanes y tribus, lo cual también generaría descontento de la población, esta vez en las zonas rurales del país. Y, a pesar de su simpatía con la Alemania nazi y ser su mayor aliado comercial, el Sah se declara neutral respecto al conflicto entre Alemania e Inglaterra durante la segunda guerra mundial para evitar conflictos con Inglaterra y Rusia. Aun así, a pesar de declararse neutral, los rusos invaden Irán por el norte y los británicos invaden Irán por el sur. Asiéndose con el control del país y repartiéndose el territorio. Obligando al Sah a abdicar, dejándoles a rusos y británicos el control del país.
El 16 de septiembre de 1941, el hijo del Sah, Mohammad Reza Pahlavi, toma posesión como líder de Irán. Y en 1943, se reúnen en Teherán Roosevelt, Churchill y Stalin para hablar sobre el fin de la guerra. En 1951 Mohammad Mosaddeq se convierte en primer ministro de Irán; y en su primer año como ministro, logra concretar la nacionalización del petróleo, aún en contra de las intenciones del Sah, quien seguía apostando por un mercado más abierto. Mohammad Mosaddeq adopto una política ferozmente nacionalista, anti occidentalista y cercana a la URSS. Estas políticas, junto con las expropiaciones, causaron estragos en la economía de Irán y provocaron severos conflictos políticos y económicos en el país. Además, Mohammad Mosaddeq era partidario del regreso al fundamentalismo religioso.
En enero de 1963, el Sah Mohammad Reza Pahlavi promueve las reformas que serian conocidas como la revolución blanca. Para ello, el Sah llama a referéndum, consiguiendo un no muy creíble 90% de aprobación. Estas reformas buscaban la modernización de Irán; y generaron un importante progreso en lo económico, lo cultural y lo tecnológico. Sin embargo, hubo un gran rechazo por parte de los sectores conservadores de la población y de los clérigos chiitas que seguían manteniendo un gran poder sobre la población. Estas medidas liberales fueron un escándalo, provocándose nuevamente una reacción de rechazo y molestia. Los cambios que trajo la revolución blanca, represento una revolución agraria que abolió el feudalismo en el campo, terminando con más del 70% de los feudos que controlaban las tierras de Irán. Permitiendo la inversión, el comercio y la innovación agraria. Además, se logro el sufragio femenino: Por fin las mujeres podían votar. Se prohibió el uso obligatorio del velo y se les permitió a las mujeres vestirse con ropa occidental, si así lo deseaban. Se permitió la construcción de centros comerciales con tiendas occidentales, y se permitió la inversión extranjera. El índice de alfabetización paso del 12% hasta el 70%; se crearon grandes infraestructuras en Teherán; por primera vez, los obreros fueron participes de los beneficios de las empresas; e, incluso, se creó el festival de las artes Shiraz, precedido por una mujer, Farah Diba, la esposa del Sah. El festival permitió que muchos iranies se abrieran paso en el cine y el teatro. En 1967, cuando el Sah se auto corona como emperador de Irán, decide coronar también a su esposa. Convirtiéndola en la primera mujer de la historia de Irán en ostentar el titulo de emperatriz. Haciendo explicito su compromiso para que hombres y mujeres tuvieran los mismos derechos. Todas estas reformas y, en especial, su postura liberal hacia las mujeres, causo enorme molestia en los clérigos chiitas. Molestia que acabaría traduciéndose en la revolución de 1979. Y si bien ninguno de los Sah fueron auténticos demócratas ni verdaderos defensores de los derechos humanos, si promovieron cambios importantes en la sociedad iraní. A pesar de no dejar de ser, del todo, y en mayor o menor medida, gobernantes totalitarios e, incluso, dictatoriales.
En 1964, el ayatola Jomeini tuvo que exiliarse de Irán por sus furiosas criticas a las reformas de la revolución blanca. Para Jomeini, la liberalización de las mujeres y de la economía, era una traición al islam y a la cultura iraní. Y estaba decidido a organizar a las masas y convencerles para dar marcha atrás con aquellas reformas. Pero sería hasta 1979 cuando lograría, por fin, consolidar su revolución y expulsar al Sah Mohammad Reza Pahlavi, haciéndose con el poder absoluto. El ayatola Jomeini, siendo un fundamentalista islámico, ciertamente hizo muchos cambios en Irán. Para empezar, suprimió radicalmente a todas las minorías religiosas y políticas, así como a todos los opositores. Las mujeres se volvieron a ver obligadas al uso del velo, perdieron su derecho al voto y su libertad para salir y socializar abiertamente. Aunque mantuvieron el derecho a estudiar. Bajo el gobierno del ayatola Jomeini, los iraníes se vieron sometidos a vivir bajo la ley de la Sharía. Con estrictos códigos de vestimenta, una educación 100% islámica y un sometimiento absoluto a los lideres religiosos y políticos. la ambición de poder del ayatola fue tal, que incluso creo un segundo ejercito que estaría exclusivamente al servicio del clero chiita y, en particular, al servicio del ayatola: La guardia revolucionaria iraní. En resumen, la revolución iraní, encabezada por el ayatola Jomeini, llevo a Irán a una teocracia radical, totalitaria y fundamentalista de la que, hasta la fecha, no ha logrado liberarse. Pero, además, represento un absoluto fracaso económico. Hoy en día, los iranies tienen la mitad del pbi per cápita del que tenían hace 40, antes de la revolución. La sociedad y la cultura quedaron estancadas durante estas cuatro décadas. Y las mujeres quedaron totalmente sometidas a la ley de la Sharía. Desaparecieron la mayoría de las salas de cine; el arte y la literatura quedaron completamente restringidos y la vida política quedo absolutamente controlada por los lideres religiosos. Además de haberse visto envueltos en diversos conflictos bélicos. Uno de los sucesos mas representativos de la represión del régimen del ayatola Jomeini, fue la fatwa dictada al escritor Salman Rushdie por haber escrito el libro “versos satánicos” en donde hace una crítica al régimen del ayatola, refiriéndose a él como: “un monstruo que devoro a su pueblo”. Rushdie recientemente fue brutalmente atacado por un joven musulmán que, sin siquiera haber leído el libro, cumplía con la fatwa (orden de asesinato) dictada por el ayatola.
En la actualidad, Irán se enfrenta a sanciones comerciales, como la negativa a comprarle petróleo por el temor a que logre su objetivo de construir una bomba atómica y cumpla sus amenazas en contra de Israel, estados unidos y otros pueblos en contra de quienes los lideres Iranies se han pronunciado en repetidas ocasiones a lo largo de los años. Y es que, aunque Irán niega estar buscando la bomba atómica, las centrifugadoras y demás equipo para conseguir uranio enriquecido al 90% con el isotopo 235; así como las enormes cantidades de agua pesada, indican que está mintiendo descaradamente. Con todo, las negociaciones con Irán han avanzado en los últimos días. Apenas este pasado 12 de septiembre, Irán acepto cooperar con la OIEA -Organización Internacional de Energía Atómica- para reanudar el histórico acuerdo internacional que se había logrado en el 2015. Sin embargo, Israel no confía en las declaraciones de Irán y mantiene la presión en los organismos internacionales para seguir impidiéndole a irán cualquier avance en lo que a cuestiones de armamento nuclear se refiere.
Con todo lo anterior, ¿Qué futuro podemos vislumbrar para Irán? Pues, lo cierto es que Irán sigue siendo un pueblo sometido a una teocracia radical, en donde siguen sin ser reconocidos los derechos humanos; en donde el individuo no tiene valides alguna y debe someterse a la colectividad sin la más mínima reticencia. Actualmente, Irán está gobernada por el ayatola Ruhollah Khomeini y por el actual presidente Ebrahim Raisi, quien es un político fundamentalista llegado al cargo apenas el 5 de agosto del 2021. Especializado en la aplicación de la sharía en el ámbito jurídico; y quien probablemente sea el sucesor del ayatola. Lo cual implica que los dos hombres encargados de la dirección del país son religiosos fundamentalistas. Por lo que será difícil que la población de Irán deje de estar sometida a la Sharía, al menos durante los próximos años.
¿Qué constantes podemos observar en la historia de Irán? Una constante es clara y concreta: La colectividad por encima de lo individual. En cada situación en la que se propuso algún tipo de modernización, lo que implicaba era que la sociedad se volviera mas individual. Es decir, que las personas obtuvieran mayores libertades individuales y mayor autodeterminación. Libertad para que las mujeres vistiesen como quisieran, que se relacionaran con hombres como y cuando quisieran, que fueran a donde quisieran, que pudieran votar y elegir a los representantes del pueblo, etc. Lo que se traducía en mayor libertad individual y autodeterminación para las mujeres. Mientras qué, al contrario, el que los individuos estén sometidos a la ley de la Sharía, se tradujo en una absoluta perdida de su libertad individual, de su autodeterminación y, por supuesto, en una total perdida de los derechos humanos. Ahora, esta no es una interpretación, los lideres religiosos de Irán llevan décadas pronunciándose abiertamente en contra de los derechos humanos, de la individualidad y de la autodeterminación. Pues, aceptarles, implica que los valores colectivos dejen de dominar. Y, sobre todo, implica poner a los seres humanos por encima de la tradición, la religión y demás valores colectivos que, para la cultura iraní, son mas importantes que los seres humanos que viven bajo esos valores, cultura, tradiciones y religión. Lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Dónde quedan todos esos seres humanos? ¿Qué pasa con sus vidas, con la calidad de vida que llevan bajo esos regímenes? ¿Siente más una tradición, una cultura, una religión, que un ser humano? ¿Esos valores colectivos, están vivos, sienten, piensan, desean? ¿No es una total falta de empatía por la realidad que viven esos individuos?
En conclusión, una sociedad en la que los criterios de valoración colectiva eclipsan totalmente a los criterios de valoración individual, no tiene mayores posibilidades de progreso ni en lo económico ni en lo cultural ni en lo político ni en lo tecnológico ni en lo social ni en absolutamente ningún otro aspecto. Difícilmente podrán darse avances políticos o de otro tipo en sistemas basados en valores colectivos.
“El ateísmo es la única posición que me permite vivir sin disonancias intelectuales” – Ayaan Hirsi Ali