Inicia noviembre justo como lo esperábamos: con las elecciones presidenciales en Estados Unidos siendo Trump el triunfador. Tendremos nuevamente cuatro años en nuestro país vecino a tal personaje en el poder, que dentro del mundo libertario es amado y odiado, más nunca ignorado. Sea cual sea tu opinión sobre Trump, no podemos negar que su simple existencia ha logrado polarizar muy bien la política, llevando a jóvenes que eran considerados demócratas en el 2021 a votar por él.

Sin embargo, este fenómeno no es mérito exclusivo de Trump. Las políticas empleadas por los demócratas fueron cada vez más apretando las libertades de los individuos, haciendo que estos abracen el discurso libertario que Musk y Trump dicen tener.

La palabra populismo ha sido usada principalmente para describir a los políticos de izquierda que buscan generar simpatía con su nicho de votantes, diciendo discursos que suenan atrayentes para las personas a pesar de que en la práctica puedan causar desastres para su economía. No obstante, este concepto no es exclusivo para los políticos con pintas asistencialistas, socialdemócratas o socialistas; los políticos que manejan discursos más afables a la derecha también son populistas. Estos suelen enfocarse en fortalecer el nacionalismo, la inversión privada y los valores tradicionales, son la inversa de los populistas izquierdistas, no buscan la libertad de los individuos, sino manipularlos para conseguir el voto y llegar al poder, utilizando el monopolio estatal a su conveniencia.

A pesar de que los políticos populistas de derecha prediquen sobre la libertad, en la práctica terminan efectuando políticas proteccionistas favoreciendo a ciertos empresarios, estos también pueden ser sus amigos, familiares o incluso ellos mismos. Estas políticas inhiben la libre competencia, creando así monopolios y oligopolios, removiendo la soberanía del consumidor que trae consigo el verdadero capitalismo de libre mercado.

En el ámbito libertario, podemos tener discrepancias entre la labor del Estado, están los que argumentan que este debe ser sustituido por un sistema de gobierno basado en el libre mercado, mientras que otros defienden una actuación mínima estatal exclusivamente en su seguridad y justicia, pero ambas partes defienden la no intervención del Estado tanto en la economía como en las libertades individuales. Los principios liberales políticos que expone Juan Ramón Rallo en su libro, se enfocan en exaltar al individuo, obtener una igualdad jurídica, libertad personal, respeto irrestricto de la propiedad privada, autonomía contractual, reparación de daño, libertad de asociación, libre mercado, gobierno limitado y la globalización. Ninguno de estos habla sobre un proteccionismo económico o privilegios empresariales ni sobre valores tradicionales (estos pueden efectuarse dependiendo del proyecto de vida del individuo).

Hecha esta distinción entre corporativismo y capitalismo de libre mercado, analicemos la relación entre Donald Trump y Elon Musk ¿realmente representan un estandarte de libertad, o son simplemente otro ejemplo de populismo de derecha?


Durante el año del 2020 cuando la OMS comenzó con sus recomendaciones para combatir el COVID-19 hacia las naciones, quienes después estos las convierten en reglas, Elon Musk muestra su inconformidad con contra sus medidas restrictivas, pues estas denotaban la limitación a la libertad de los individuos y el gran poder que el Estado llega a tener para controlar la vida de las personas, acto que incrementó la polarización de la sociedad y puso a reflexionar a todo el mundo sobre las ideas libertarias.

Para el año 2021 cuando Biden comienza su periodo presidencial, las redes sociales se vuelven un punto clave de expresión, en ellas las personas contra argumentan los discursos básicos progresistas creando los propios llamándose “conservadores” recibiendo el apodo de “fascistas” por parte de la ola woke. Estos les tachaban sus opiniones como “discursos de odio” y exigía a las redes sociales silenciarlos o limitarlos; algunas de ellas lo lograron, modificaban algoritmos, regularon las visualizaciones, cerrando cuentas (como previamente lo había hecho twitter con la de Donald Trump) etc. Por lo que Elon Musk decide comprar la plataforma que durante años había funcionado como principal medio para politizar la opinión pública, convirtiéndola en lo que hoy conocemos como X.


Las primeras acciones que realizó Musk con la red social fue despedir a la mayor cantidad de gente (quienes ya se consideraban a sí mismos como wokes) y modificar su equipo de trabajo así como devolverle la cuenta a Trump. Previamente a las campañas electorales, dicho empresario ya se había pronunciado en contra de las ideas demócratas y poco a poco acercándose a las ideas liberales-libertarias, citando a Mises e incluso hablando bien sobre Javier Milei.

Durante la campaña electoral de Trump, la opinión de Musk fue una clave importante que influyó en los votantes, su discurso en favor a la libertad de expresión y de la liberalización del mercado es lo que enamora a cualquier derechista, pero la práctica de realizar actos corporativistas aliándose con el Estado para recibir privilegios económicos no tiene nada de liberal ni mucho menos libertario.

La relación bilateral que crearon estos dos personajes genera conveniencias mutuas. Estos son algunos ejemplos de los beneficios de Trump al aliarse con Musk:

Tesla es una marca americana de autos eléctricos enfocado en promover las energías limpias, maquillando la imagen de Trump en donde a éste se le reconocía por no creer en el cambio climático. SpaceX es una empresa de tecnología espacial que puede posicionar a Estados Unidos con una superioridad con respecto a su competencia, principalmente China. Estas dos empresas han invertido grandes sumas de dinero para la manufactura de autos o en equipo tecnológico, beneficiando a la economía del país y en la creación de empleo, dando datos macroeconómicos favorables para Trump. Añadiendo que gracias al discurso en contra de la censura, Trump puede usar la plataforma X (antes twitter) para seguir polarizando a las personas y hacer resaltar las ideas conservadoras en la sociedad. Teniendo de aliado a Musk logró conseguir una buena influencia con el votante que le ayudó a ganar las elecciones.

Por otro lado, los beneficios de Musk con Trump pueden ser más que obvios, empezando con la reducción de impuestos y regulaciones. Durante la presidencia de Trump, éste puede implementar políticas fiscales que beneficien a las empresas tecnológicas de Musk, así como disminuir las regulaciones que su mercado ha sufrido. Es bien sabido que Tesla no es la única marca de autos eléctricos en el mundo, los chinos han logrado entrar exitosamente en el mercado, pero con la ayuda del Estado, en este caso Trump, pueden existir políticas de proteccionismo que beneficien a Tesla sobre el resto de su competencia, generando así un corporativismo, no un libre mercado.

Los resultados de la relación bilateral entre Trump y Musk no es en busca de obtener mercados libres donde el jefe sea el consumidor, más bien es con el objetivo de usarse mutuamente para obtener beneficios que terminan siendo actos corporativistas teniendo privilegios sobre su competencia.

La imagen del empresario malvado monopolista es la que muchos jóvenes o personas mal informadas tienen cuando les mencionan la palabra capitalismo, culpando a que este sistema solo se encarga de generar pobreza y aumentar la riqueza a solo cierto sector pequeño de la población. Pero este no es el capitalismo de libre mercado que nosotros como libertarios defendemos, al contrario, esos son actos corporativistas los cuales terminan incentivando el desprecio al capitalismo y promoviendo el discurso izquierdista, haciéndole creer a las personas que es necesario darle más poder al Estado para que los pobres no se hagan más pobres ni que los ricos se hagan más ricos. La realidad es que con corporativismo (un socialismo de derecha) o con socialismo, el Estado es quien obtiene más poder y el individuo menos libertades, tanto económicas como individuales.

Es importante conocer la distinción de lo que es un capitalismo de libre mercado a un corporativismo. En el primero la competencia es quien brinda una libertad al consumidor de ser quien tenga la soberanía de elección, usando sus preferencias subjetivas y temporales, siendo realmente la demanda quien asigne el precio. Mientras que en lo segundo, es el Estado quien gracias a su monopolio en seguridad, justicia y legalidad, utiliza su canal sistemático y ordenado para facilitar a ciertas empresas sobre la competencia, creando así oligopolios y monopolios, siendo este mismo el más grande y tirano de todos. Un empresario que es amigo de los políticos no puede ser amigo de la libertad

Por Montserrat Portilla

Montserrat Portilla es una internacionalista y máster en Economía y Políticas Públicas por la universidad de las Hespérides. Apasionada por la Escuela Austriaca y la escritura, es autora de varios artículos y ensayos sobre política y econmía desde una perspectiva libertaria. Es activista en redes sociales para la promoción de las ideas liberales liderando el grupo "Chavos Libertarios".

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