¿Pagarías voluntariamente impuestos que no debes a un país en el que no resides? ¡¿Hay que pagar impuestos a un país que ni siquiera existe?! Tales preguntas suenan absurdas -especialmente para nosotros los libertarios- pero hay un ejemplo real de ello en el establecimiento de la República de Irlanda.

En 1919, el revolucionario irlandés Éamon de Valera se despedía de las multitudes que lo vitoreaban en Dublín y de los funcionarios coloniales británicos le que miraban con indignación (¡y de cuya cárcel había escapado poco antes!). De Valera emprendía una gira relámpago por su lugar de nacimiento, los Estados Unidos, en busca del reconocimiento del público estadounidense y, además, ¡una buena cantidad de dinero! Su educación en Irlanda le había infundido esa marca de audacia que caracteriza a los irlandeses, lo que significaba que a De Valera no le preocupaba el hecho de que estaba buscando reconocimiento y fondos para un país que aún no existía.

De Valera llegó a los EE. UU. en junio de 1919 e inmediatamente comenzó a cortejar a sus partidarios. Desde Nueva York hasta Rhode Island, New Hampshire, Kentucky, Pennsylvania, Alabama, California, Montana, Illinois, Colorado, Florida y Utah, de Valera cruzó América del Norte para dirigirse a multitudes que sumaban decenas de miles en muchos casos. Los alcaldes le entregaron las llaves de sus ciudades, las universidades le otorgaron doctorados honoríficos, los periodistas le proporcionaron una amplia cobertura, y los inmigrantes irlandeses, sus descendientes, contribuyeron voluntariamente con su dinero ganado con esfuerzo a la riqueza de la República Irlandesa, más una aspiración que una dura verdad.

Llamar a estas contribuciones «impuestos» puede ser una exageración sólo en un sentido técnico. Éamon de Valera estaba vendiendo bonos respaldados por el gobierno revolucionario, el Dáil Éireann. Por cierto, incluso los contribuyentes estadounidenses modernos pueden estar familiarizados con el sentido del Servicio de Impuestos Internos (IRS) considerando nuestros impuestos como «préstamos» que serán devueltos en una fecha posterior, por eso a veces (¡espero! ) recibir reembolsos de los impuestos pagados. En contraste, el IRS recauda impuestos (por la fuerza o amenaza) para una multitud de funciones, muchas de las cuales nunca serán reveladas a los contribuyentes. En contraste con los partidarios que se reunieron con de Valera durante su gira por los Estados Unidos, que voluntariamente contribuyeron a un país aún indefinido, con funciones gubernamentales indefinidas para financiar… ¡Y en total hicieron esto por la suma de setenta y cinco millones de dólares! (ajustado por inflación).

Por supuesto, tenemos que reconocer que la futura República de Irlanda, en la cual de Valera pasó a ocupar el cargo de Taoiseach («primer ministro») y más tarde presidente, en algún momento tendría que imponer impuestos para pagar los bonos, pero está más allá de esta pieza contar cómo se hizo eso. Lo que importa para nuestra presente consideración es que el pueblo de Irlanda, tanto en la isla como en la diáspora, reconoció suficiente afinidad entre sí en una lucha que abarcó 700 años, que juntó su tiempo, tesoro y su propia sangre, para crear un país al cual llamar suyo.



Daniel Donnelly, libertario estadounidense, candidato y miembro del Partido Libertario de Nueva York.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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