El surgimiento de una Asociación denominada Todas y Todos por Amor a los Toros, encabezada por el viejo político y ex director del Metro: Jorge Gaviño, en pleno proceso electoral, evidencia que se trata de un distractor más, para ocultar las fallas del actual gobierno, y que tiene propósitos político-electorales.

Lo primero que me llama la atención, es que el presidente López Obrador utilice el tema, para anunciar una propuesta de Reforma Constitucional, que serviría para justificar que con sólo el apoyo de una minoría de un 16 %, cualquier ocurrencia, exceso, aún acto despótico presidencial, pueda ser aprobado.

Actualmente la Constitución establece, que para ser válida una Consulta popular, se requiere una participación de un 40 por ciento de la lista de electores, con el pretexto de la consulta sobre las corridas, pretende López Obrador, que esto se reduzca al 30 por cierto, eso significa que con tener la mayoría de ese 30 por ciento, o sea un 16 por ciento del padrón, podría el presidente, o presidenta, imponer sus criterios y decisiones.

Además en el caso de una consulta sobre las corridas de toros, como se trata de un tema de derechos humanos, no podría utilizarse la figura de la Consulta Popular, conforme a la Constitución

La nueva suspensión, de una juez, lo primero es que va es en contra de una decisión y criterio de la Suprema Corte, que señaló que los promoventes del anterior amparo, no tenían interés jurídico, como tampoco lo tiene la agrupación del diputado Jorge Gaviño.

Para entender esto hay que partir de que no todos los animales tienen un mismo tratamiento jurídico, hay los que son fauna silvestre, que cómo no son propiedad de nadie en particular, cualquier persona puede con fundamento en leyes ecológicas, buscar su protección y evitar por ejemplo su extinción.

Hay otros animales que son propiedad, y su dueño es quien tiene el derecho y la obligación de representantarlos y protegerlos, por ejemplo los de compañía, por ejemplo perros, cuya protección legal incluso puede hacerse contra el dueño, si hubiera maltratado.

Y hay otros animales, que son criados por el hombre, para que sirvan de alimento, esto es su destino es la muerte, cierto: hay vegetarianos que están en contra de eso, pero matar toros, pollos, cochinos y demás animales que sirven de alimento, es legal y cotidiano.

El toro de lidia, en lo fundamental es un animal vacuno del que se va a aprovechar su carne, sólo que gracias a que sus criadores, no los han manipulado para quitarles su natural bravura, como si se ha hecho con el ganado para carne o leche, se la han mantenido, y por ello vive más y muchísimo mejor, que los demás toros.

Acabar con las corridas de toros, significaría que los criadores, perdieran su derecho sobre los toros que han alimentado, cuidado, protegido y tendrían que matarlos, sólo para aprovechar su carne, y dedicarse en el futuro, sólo en producir ganado para que sea alimento, el cual vive mucho menos y sobretodo en precarias condiciones, y por lo mismo, como son muchos en poco espacio, esto es mucho más contaminante.

Además de los daños a toreros, empresarios, aficionados y todos los que directamente e indirectamente se benéfician de las corridas de toros, los más perjudicados serían los toros; con lo cual esa Asociación de Gaviño, sería no de amor, sino de odio a los toros, ya que las ganadería de reses bravas se convertirían en ganaderías de carne y leche, en donde sí realmente que sufren los toros.

Mario Rosales Betancourt, abogado y Maestro en Derecho. Profesor de la asignatura de Derecho en la FES Acatlán de la UNAM y en la UAM-Azcapotzalco.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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