La población, a todos niveles, votó por la opción que considera ética y moral; como debe ser.

El problema es que la moral que hoy se acepta como correcta en una moral perversa que va contra la vida humana.

Eso se ha repetido varias veces en la historia. Por ejemplo, en la Alemania de Hitler se aceptaba que la persona debía sacrificarse por los demás y los judíos eran los que se negaban a eso y los arios eran los que mejor se sacrificaban.

En la Edad Media se aceptaba que la moral correcta no consiste en trabajar sino en orar para que Dios provea, y se dedicaron a orar – por eso la expectativa y calidad de vida se derrumbaron al grado que 1,000 años después de la caída del Imperio Romano los mejores caminos en Europa eran los que habían hecho los romanos. Agrego que el Papa en turno podía ordenar que todos los habitantes de un pueblo fueran matados porque él los veía como herejes.

Los mexicanos que votaron por Claudia piensan que el esforzarse por progresar es inmoral si a los que progresan no se les quita buena parte de su trabajo para darle a los “menos favorecidos.” No se dan cuenta que el que se esfuerza crea las mejores oportunidades de progreso para todos los demás – a condición de que no se le arrebate por la fuerza el producto de su trabajo.

En resumen, hay dos posibles posturas: o se acepta que la vida de cada persona le pertenece a ella misma y por eso tiene el derecho a vivirla como desee, o le pertenece a la sociedad y por eso la sociedad tiene el derecho a disponer de su vida como animal de sacrificio.

Carlos Maurer.- Empresario mexicano y divulgador del Objetivismo.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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