Property and Freedom Society, Bodrum 2025
Kristoffer Mousten Hansen on “Javier Milei and the Austrian School”
Reporte de Sebastian Wang
Este fue uno de los discursos más importantes de la conferencia. Javier Milei, presidente de Argentina, se ha forjado una reputación pública llamándose discípulo de la Escuela Austriaca. En los mítines ondea El Hombre, la Economía y el Estado de Rothbard y presume de haber leído La Acción Humana «veinte veces». Los periodistas lo ensalzan como un «presidente anarcocapitalista». Pero la pregunta planteada por Kristoffer Hansen fue si las políticas de Milei tienen algo en común con la economía de Mises, Rothbard y Hoppe. La respuesta, pronunciada con una fuerza discreta, fue que no.
La formación económica de Milei se centró en la teoría del crecimiento. En este punto, Hansen señaló que ha asimilado los supuestos de la corriente dominante neoclásica. En dicha tradición, el crecimiento económico presupone rendimientos crecientes de los monopolios. Sin embargo, se nos dice que los monopolios son un «fracaso del mercado». El enigma del crecimiento radica en cómo cuadrar este círculo: el monopolio parece tan necesario como destructivo. El capítulo de Rothbard sobre el monopolio en Hombre, Economía y Estado desmiente esta falacia, demostrando que los precios y los resultados del monopolio solo tienen sentido en un marco de privilegio estatal. Un mercado libre no puede generar los monopolios coercitivos de la leyenda de los libros de texto. Milei apenas se ha percatado de esto, pero Hansen demostró que aún enmarca el desarrollo en términos esencialmente neoclásicos. Busca el crecimiento en los «monopolios de libre mercado» y las repercusiones tecnológicas, no en la simple lógica austriaca que trata el monopolio como un fantasma una vez eliminada la coerción estatal.
La brecha más profunda se encuentra en su teoría monetaria. Aquí Milei ha sido más visible. Su propuesta estrella es la dolarización forzada: la abolición del peso y su reemplazo por el dólar estadounidense. Durante la campaña, esto tenía un sentido rudimentario —cualquier cosa parecía mejor que el peso hiperinflacionario— pero, como señaló Hansen, el dólar no es una moneda sólida. Es el instrumento del mismo imperio al que Milei dice resistirse. Más fundamentalmente, la teoría austriaca no recomienda cambiar una moneda fiduciaria por otra por decreto. La política consistente sería abolir la inflación poniendo fin a la emisión del banco central y permitir que los argentinos usen la moneda que les resulte más conveniente. Milei, en cambio, propone imponer el dólar, lo cual no es liberalización, sino otra orden estatal.
Su razonamiento se basa en una versión de la «teoría del respaldo». Cree que el dinero deriva su valor de los activos del banco central y que la inflación se debe a la compra de valores «malos». Esto, como demostró Hansen, es un eco de la antigua doctrina de las letras reales y es «completamente antiaustriaca». Para Mises y Rothbard, el valor del dinero lo determina la demanda del mercado, no la contabilidad estatal. El esquema de Milei introduce los mismos errores que los austriacos llevan un siglo combatiendo.
En cuanto a la política fiscal y regulatoria, Milei suena más atractivo. Habla de desregulación, privatización y reforma tributaria. Pero, una vez más, advirtió Hansen, estas se enmarcan en el Consenso de Washington: la agenda tecnocrática del FMI y el Banco Mundial en la década de 1990. El objetivo no es liberar a los argentinos del Estado, sino convertirlo en una «empresa financieramente sólida, una buena inversión». Es el Estado reestructurado como una empresa, que se endeuda a bajo precio para satisfacer a los acreedores extranjeros. Esto no es anarcocapitalismo; es el manual neoliberal disfrazado de libertario.
Mientras tanto, las estadísticas monetarias cuentan su propia historia. Incluso bajo el gobierno de Milei, la oferta monetaria en Argentina ha crecido a un ritmo del cinco por ciento mensual. El peso continúa depreciándose, aunque a la zaga del nivel de precios interno, lo que deja a las exportaciones argentinas fuera de los mercados globales. Un préstamo del FMI impulsa la salida de capitales, cargando al país con nueva deuda. El veredicto de Hansen fue brutal: «Esta política es extremadamente destructiva y deja a Argentina cargada de deuda». Sea lo que sea que Milei afirme ser, en la práctica es el último gestor del declive argentino, insertando frases hechas austriacas en un marco que sigue siendo keynesiano y dependiente de Washington.
La crítica importa. Milei ha generado expectativas entre los libertarios de todo el mundo de que se está gestando un resurgimiento austriaco en América Latina. El desmantelamiento de sus fundamentos económicos por parte de Hansen sugiere lo contrario. No basta con que un político cite a Mises en mítines o denuncie el socialismo en televisión. La prueba está en la política. Según ese criterio, la economía de Milei no es austriaca, sino una mezcla de teoría neoclásica del crecimiento, doctrina monetaria de letras reales y ajuste estructural al estilo del FMI. Es menos un revolucionario rothbardiano que otro estadista que promete una moneda sólida mientras promueve la depreciación y la deuda.
Al escuchar, recordé la advertencia de Hoppe de que el peor destino para las ideas radicales es ser cooptadas por el Estado. Si se permite que Milei se convierta en el representante de la economía austriaca, el fracaso de sus políticas se interpretará como un fracaso del propio Mises. La conferencia de Hansen fue un oportuno acto de higiene intelectual, al insistir en que debemos trazar una línea entre la auténtica teoría austriaca y la falsificación que se ofreció en Buenos Aires.
Publicado por The Libertarian Alliance: https://libertarianism.uk/2025/09/21/javier-milei-and-the-austrian-school-a-critique-from-bodrum-2025/
Sebastian Wang.- es un estudiante inglés. Es director editorial de la Alianza Libertaria.