Honduras ha roto muchos paradigmas por la ambición al poder con apoyo del narcotráfico, dando pie a una caótica política del espectáculo y las mentiras, pero también de populismo, que solo dejará graves daños estructurales a dicha nación.
El desgobierno de Xiomara castro y Manuel Zelaya dejan a la nación centroamericana bajo un liderazgo de escándalos de corrupción, un liderazgo que no dudó en tener acuerdos con narcotraficantes para apoderarse del poder político. Hondura es hoy otro ejemplo latinoamericano de empobrecimiento social, con una economía que solo creció un 1,2% según los últimos datos económicos.
La usurpación del poder por los Castro Zelaya deja un resultado muy negativo, como el no atropello a los poderes legislativo y judicial, donde se desarrollan investigaciones contra el Ejecutivo por delitos de narcotráfico, enriquecimiento ilícito. Ejemplo de lo mal que está la ciudadanía hondureña por dos personajes, cuyos únicos logros han sido una ola masiva de inmigrantes en Centroamérica: se calcula que más de 15 mil hondureños han salido de su país por la grave ola de violencia que les afecta, mientras el desempleo aumentó significativamente en 16,5%, siendo una de las naciones con menos oportunidades para obtener un empleo.
El crecimiento de Honduras en el año 2024 se logró con el peor desempeño fiscal en su marco microeconómico y con apenas un 1,2%, para el año actual.Sin embargo, se espera que la economía de Honduras experimente un crecimiento moderado, con proyecciones que oscilan entre el 2% y el 2.1% para poder superar su crisis macroeconómica, y también reducir la alta inflación que afronta el país, con una tasa de inflación del 8,9%. En cuanto al índice del Desarrollo Humano que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país y que nos muestra el nivel y calidad de vida de sus habitantes, indica que los hondureños tienen una pésima vida en lo económico y en lo social. En cuanto al sector público, el país tiene una muy alta percepción de corrupción.
El golpe de Estado hacia el poder legislativo y judicial en Honduras desnudó la fragilidad democrática oculta del país, a pesar de casi tres décadas ininterrumpidas de elecciones y las dificultades para la consolidación institucional en un país golpeado por la desigualdad y la pobreza. La mejoría de los sectores marginados es una condición sine qua non para redefinir el trazo de las políticas públicas, y a leguas se ve que las instituciones públicas no han cumplido el papel de articuladoras de un pacto social que otorgue legitimidad a la acción estatal.
De ahí el acentuado protagonismo de los liderazgos personalistas que, en Latinoamérica, muchas veces han ocupado el papel de reales políticas públicas, con todos los riesgos y posibilidades que esto supone… La crisis hondureña ha provocado el aislamiento de un país severamente afectado por la pobreza, con un aumento de la deuda interna y, en general, una aguda retracción económica que seguramente llevará varios años recuperar. En lo político, la sociedad se encuentra dividida y el sistema político y el Estado de derecho presentan fracturas de consideración. En adición, se ha profundizado la brecha entre las organizaciones sociales de base y las instituciones políticas formales. La pluralidad y el vigor de los sectores más reivindicativos de la sociedad no encuentran representación en los partidos existentes. Honduras enfrenta una crisis invisible.
En 2024, fue el país con menos fondos del mundo. Casi el 30 % de su población necesita ayuda humanitaria y un número cada vez mayor de hondureños se ve obligado a desplazarse y buscar refugio fuera del país. La extorsión, el reclutamiento forzado, la violencia sexual, las amenazas y los abusos son algunas de las razones que obligan a muchos hondureños a abandonar sus comunidades o buscar refugio fuera de su país. Las maras, las pandillas y el crimen organizado representan una amenaza constante para gran parte de la población y constituyen un verdadero obstáculo para llevar una vida normal e incluso para circular libremente por el territorio.
Si bien el número de homicidios se ha reducido en los últimos años, el año pasado la tasa fue de 31 por cada 100.000 habitantes, lo que equivale a un promedio de 253 homicidios al mes. Las mujeres y los jóvenes son especialmente vulnerables. En 2024, 380 fueron asesinados: más de uno al día. Del total de víctimas, el 38 % eran jóvenes de entre 18 y 30 años.
Entre los años 2024-2025 el 92% de los homicidios con armas de fuego en Honduras fueron de hombres (975) y el 8% lo fueron de mujeres (87). Tegucigalpa, la capital de Honduras, es una de las ciudades de más alto impacto delictivo, por detrás de ciudades como Colón, Francisco Morazán, San Pedro Sula y otras ciudades con la peor violencia provocada por el oficialismo y sus fracasos en materia de seguridad: “Honduras continúa siendo un país violento (…), ocupa el segundo lugar de Latinoamérica y en Centroamérica el primer lugar» en tasa de homicidios, afirmó la directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma del país centroamericano (UNAH), al presentar un informe sobre la mortalidad registrada en 2024 y los primeros siete meses de 2025.
El 60% de la población hondureña vive con menos de 5,5 dólares al día, una tasa de pobreza solo superada en la región por Haití. Además, se considera que más de 2 millones de personas viven en crisis alimentaria. La desigualdad y la pobreza son históricas y estructurales, y afectan principalmente a mujeres y niños.
Escándalo en la familia Zelaya Castro con el narcotráfico: pero La situación adquiere un matiz más complicado y preocupante cuando el diputado oficialista Carlos Zelaya, hermano del expresidente Manuel Zelaya, esposo de Xiomara Castro, declaró la semana pasada que fue engañado y participó en 2013 en una reunión con un narcotraficante que ofreció apoyo económico al gobernante partido Libre, que, asegura, finalmente no fue recibido.
Sin embargo, Carlos Zelaya recibió un aporte por parte de los narcotraficantes Los Cachiros: Devis Leonel Rivera Maradiaga, líder de ese cartel, reveló en el juicio de narcotráfico que enfrentó el expresidente Juan Orlando Hernández, que había entregado entre $100 mil y $200 mil dólares a Zelaya para hacer proselitismo político en dicha nación. La justicia hondureña lo sigue investigando para que pague por sus actos de corrupción y eso le ha generado malestar a la narco-presidenta Xiomara Castro. Al respecto, no cabe en duda su alianza con Venezuela y su tiranía corrupta aliada al Cartel del Sol, lo cual vincula al expresidente Juan Orlando Hernández,el cual se encuentra hoy pagando a la justicia en Estados Unidos por hechos similares (alianzas con narcotraficantes), y quien señaló que el hijo de la mandataria junto con él recibieron dineros del narcotráfico.
Honduras vive sus noches más oscuras en medio de un proceso electoral bañado en violencia, escándalos de corrupción ante la situación caótica de una nación en crisis económica y social. Por todo ello, podemos ver cómo claridad que ha fracasado el paquete de políticas que implementa Xiomara Castro en la nación centroamericana, la cual agrava el malestar social de los hondureños, los cuales piden soluciones urgentes.
Dorieth Alfaggeethd Aponte Piñeros: Activista político defensor de la democracia y la libertad.
X: @Doriethaponte