Con el pretexto de proteger la vida, la libertad y la propiedad, el Estado destruye precisamente estos valores de forma sistemática, organizada y mediante la coerción. La gran ilusión de la modernidad es la creencia de que la sociedad y la economía requieren un Estado para existir. Pero no es el Estado el que crea la sociedad, sino las personas que se reúnen en él para el intercambio pacífico de bienes. El anarcocapitalismo y el anarcoindividualismo no se dirigen contra la sociedad, sino contra quien la destruye. No es el anarquista el que es antisocial, sino el Estado.

I. El Estado no protege – destruye.

Con el pretexto de proteger la vida, la libertad y la propiedad, el Estado ha sido históricamente su mayor enemigo. Ningún criminal, ninguna pandilla, ningún individuo ha robado, oprimido y asesinado tan sistemáticamente como lo hacen los Estados.

II. El Estado no vive de rendimientos, sino de saqueos.

No produce nada; consume lo que otros crean. El verdadero antagonismo de nuestra época no es el que se da entre el capital y el trabajo, sino entre los creadores y el aparato estatal parasitario.

III. El Estado destruye la prosperidad.

Castiga la productividad, confisca la propiedad, distorsiona los mercados y desvía el capital. Los impuestos y las regulaciones son tanto barreras a la producción como expropiaciones.

IV. El Estado existe mediante la coerción y la expropiación.

El Estado solo permite que la economía prospere en la medida en que le sirve de presa. Su interés no es el bienestar privado, sino el saqueo de la creación de valor.

V. El Estado es agresivo por naturaleza.

Internamente, el Estado gobierna mediante el control por la fuerza; externamente, mediante la guerra. Necesita enemigos para sobrevivir, ya sean reales o imaginarios.

VI. El Estado crea sus propias amenazas.

El Estado justifica su existencia mediante la búsqueda constante del conflicto. El miedo se convierte en un arma, y la sumisión y la obediencia se declaran virtudes.

VII. La autoridad del Estado consiste en la fuerza.

El Estado disfraza la coerción de orden y el poder de legitimidad. Su supuesto fundamento moral no es más que un engaño.

VIII. El individuo es enemigo del Estado.

La persona libre cuestiona al Estado; por lo tanto, el poder estatal se dirige contra la autonomía individual, promoviendo en cambio el conformismo y combatiendo cualquier forma de auténtica responsabilidad personal.

IX. Todo Estado fracasa por sí mismo.

Cuanto mayor es su poder, más profunda es su caída. La desintegración no es la excepción, sino la regla, pues la tiranía no es estable, sino estructuralmente frágil.

X. La libertad comienza con el fin del Estado.

Sin Estado, se abren las puertas a la paz, la prosperidad y la verdadera comunidad. La emancipación del individuo del dominio estatal es el paso hacia la liberación.

Rudolph J. Rummel y Yehuda Bauer: «Democidio: Muerte ordenada. Asesinato en masa en el siglo XX» (2006)

Antony P. Mueller: “Antipolítica” (2024)

Publicado originalmente en Freiheitsfunken AG: https://freiheitsfunken.info/2025/07/20/23177-anarchokapitalismus-zehn-anklagepunkte-gegen-den-staat

Antony P. Mueller.- Doctor en Economía por la Universidad de Erlangen-Nuremberg (FAU), Alemania. Economista alemán, enseñando en Brasil; también ha enseñado en EEUU, Europa y otros países latinoamericanos. Autor de: “Capitalismo, socialismo y anarquía”. Vea aquí su blog

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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