Introducción:

Uno de los primeros efectos de las elecciones del pasado 2 de junio fue la considerable caída en los precios de los principales activos financieros en México.

En los primeros diez días de junio, el precio del dólar en pesos aumentó cerca de un 8.0%, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores descendió más de un 3.0 por ciento, y el rendimiento de los bonos M a diez años se incrementó alrededor de medio punto porcentual.

Los mercados suelen reaccionar con volatilidad ante cambios en el liderazgo político. Si los inversores perciben las políticas de Sheinbaum como desfavorables para los negocios o la inversión, empiezan a retirar sus fondos, causando una caída en los precios de los activos financieros.

Es por lo anterior que, la rapidez con la que ocurrieron estos movimientos fue lo más significativo, evidenciando la eficiencia de los mercados financieros. El ajuste del tipo de cambio destacó tanto por su magnitud como por interrumpir la tendencia de fortalecimiento que se había mantenido durante los primeros cinco meses de 2024.

Esto conlleva a que las empresas nacionales e internacionales puedan retrasar o cancelar planes de inversión si sienten que las nuevas políticas no son propicias para el crecimiento de sus proyectos. Esto podría llevar a una menor creación de empleos y un crecimiento económico más lento.

Si bien ya se había explicado en los dos trabajos anteriores de las implicaciones de la política económica que pretende implementar la siguiente administración, los movimientos abruptos se han intensificado, incluso, generando ya tendencias económicas.

En el siguiente trabajo tiene como objetivo explicar la realidad de los mercados financieros a un mes de las elecciones en México, destacando los principales indicadores los cuales nos ayudarán a visualizar de manera puntual, el porvenir de México en los próximos meses.

La depreciación del peso

El peso finalizó junio con una depreciación mensual del 7.74%, equivalente a 1 peso y 32 centavos, siendo la mayor caída registrada en un mes de junio desde que el peso opera bajo un régimen de libre flotación. Al cierre del mes, el tipo de cambio se situó alrededor de 18.33 pesos por dólar, alcanzando un mínimo de 16.9183 pesos por dólar la noche del 2 de junio y un máximo de 18.9929 pesos por dólar el 12 de junio, nivel no visto desde el 20 de marzo de 2023. Esta fue la mayor depreciación mensual del peso desde marzo de 2020, cuando cayó un 20.51% al inicio de la pandemia. Además, la volatilidad del tipo de cambio aumentó a 24.94%, su nivel más alto desde abril de 2020, cuando se situó en 25.17%.

En su comparación internacional, en junio, el peso fue la moneda más depreciada entre los principales cruces del dólar, seguido por el peso colombiano con una caída del 7.25%, el real brasileño con 6.64%, el sol peruano con 3.12%, la corona checa con 2.78% y el florín húngaro con 2.72%. Las divisas que más se apreciaron fueron: el rublo ruso con un 5.11%, el rand sudafricano con un 3.26%, el won surcoreano con un 0.66%, el franco suizo con un 0.42% y el dólar australiano con un 0.24%.

Con la información acumulada en junio, estamos en posición de poder dar las razones de la depreciación del peso, la cual se explica por las siguientes razones:

1. El resultado de las elecciones del 2 de junio.

El partido Morena y sus aliados de coalición lograron una victoria significativa en las elecciones legislativas, obteniendo una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y una mayoría amplia en el Senado, acercándose a una mayoría calificada. Además, Claudia Sheinbaum ganó la presidencia con un margen considerable. Con estos resultados, tienen la capacidad de realizar reformas constitucionales.

En los días siguientes a las elecciones, el tipo de cambio experimentó fuertes presiones al alza después de que la presidenta electa y miembros del Congreso actual anunciaron que impulsarán varias reformas, destacando la del Poder Judicial. La aversión al riesgo hacia México aumentó debido a la intención del gobierno de aprobar rápidamente la reforma en septiembre, cuando inicie la nueva legislatura. Esta reforma genera preocupación sobre México, ya que pone en riesgo la división de poderes y la seguridad jurídica en el país, lo que desalentará la inversión privada y frenará el crecimiento económico.

La recuperación del peso fue limitada y temporal, ya que cuando el tipo de cambio estuvo por debajo de los 18 pesos por dólar, aumentó la adquisición anticipada de dólares y la utilización de coberturas cambiarias. Esto ocurrió debido al riesgo percibido de mayor volatilidad y presiones al alza en el tipo de cambio en los meses venideros.

2. Aversión al riesgo sobre México por el elevado déficit fiscal y el bajo crecimiento económico.

Durante el mes, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, mencionó la intención de reducir el déficit en el mediano plazo (una tarea sumamente titánica y de corte irrealizable). Por otro lado, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, indicó ante empresarios que esperan reducir el déficit a un 3.5% del PIB en 2025, cifra superior al 3.0% contemplado en los Pre-criterios para el próximo año. Según el secretario de Hacienda, el 75% de la reducción del déficit provendrá de recortes al gasto, mientras que el 25% se logrará mediante una mejor recaudación de impuestos. Es importante recordar que, para 2024, se proyecta un déficit presupuestario del 5% del PIB, el más alto desde 1988. Este elevado déficit incrementa el riesgo de una posible rebaja en la calificación crediticia de la deuda soberana de México, y genera presiones inflacionarias y al alza sobre la tasa de interés. Debemos recordar que no es un buen escenario para nuestra economía, incluso, se habla de una inexorable reforma fiscal por las cuentas tan malas que deja López Obrador.

Durante el mes también se elevó la aversión al riesgo asociada al bajo crecimiento económico.

En abril de 2024, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) mostró una contracción del 0.62% respecto al mes anterior, una caída significativamente mayor a la estimada inicialmente por el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), que era del 0.28% para el mismo periodo. Esta fue la mayor disminución mensual del IGAE desde agosto de 2021.

Con esta contracción, el IGAE registró una variación anual de 0.93%, considerablemente inferior al 3.17% observado el mes anterior y el menor crecimiento desde noviembre de 2021. Estos datos muestran claramente que México está experimentando una desaceleración económica, a pesar de ser un año electoral. La Fundación Miguel Estrada Iturbide, estima que en 2024 el PIB crecerá un 1.6%, mientras que para 2025 se prevé un crecimiento del 0.8%, debido a los necesarios recortes al gasto público para reducir el déficit fiscal.

3. El tono del Banco de México

El Banco de México adoptó un tono menos restrictivo y dejó abierta la posibilidad de recortar la tasa de interés en los próximos meses. En su comunicado de política monetaria del 27 de junio, minimizó el riesgo inflacionario derivado de la depreciación del peso al señalar que esto se contrarresta parcialmente con la debilidad en la actividad económica. Además, la gobernadora Victoria Rodríguez Ceja mencionó en una entrevista que los recortes de la tasa de interés serán considerados de manera continua en las próximas reuniones de política monetaria.

Si bien han trazado una política para enfrentar este escenario, tampoco dejan un mensaje oportuno de intensificar el combate contra la inflación, ya sea por un mecanismo de tipo de cambio o por las mismas expectativas de inflación. No consideramos sea el mejor aviso.

4. Precaución ante las elecciones presidenciales en Estados Unidos del 5 de noviembre.

En el primer debate presidencial, el presidente actual Joe Biden tuvo un rendimiento deficiente al mostrar dificultades para argumentar contra Donald Trump y cometer errores en cifras básicas. Esto ha suscitado dudas sobre su capacidad para sostener una campaña presidencial y continuar en la presidencia por otros cuatro años, aumentando la posibilidad de que líderes demócratas soliciten su renuncia como candidato. En contraste, Donald Trump salió reforzado del primer debate con una mayor probabilidad de ganar la presidencia en noviembre.

¿Pero cómo se relaciona con los movimientos en nuestros mercados?

Durante el debate, Trump reafirmó su apoyo a medidas proteccionistas como la imposición de aranceles y mencionó repetidamente la negligencia en la seguridad fronteriza. La caída del tipo de cambio por debajo de los 18.40 pesos por dólar después del debate se debe a que el mercado no percibe a Trump como una amenaza seria para México, dado que durante su presidencia se renegoció el T-MEC y se fortaleció la relación comercial con Estados Unidos.

Sin embargo, esto no descarta la posibilidad de nuevos episodios de volatilidad en el tipo de cambio durante los meses de campaña en Estados Unidos, especialmente si Donald Trump realiza comentarios adversos hacia México en temas relacionados con seguridad, migración y comercio.

Es relevante señalar que, durante los años de elecciones en Estados Unidos, el peso mexicano ha experimentado una depreciación promedio del 6.63%, con dos excepciones en los años 2004 y 2012. En esos años, el peso se apreció como resultado de una corrección tras haberse depreciado el año anterior, debido a recesiones en México y a la crisis asociada a los altos déficits fiscales en Europa.

Las apuestas sobre le peso

En 2024, el optimismo hacia el peso ha disminuido notablemente. Durante las cuatro semanas entre el 29 de mayo y el 25 de junio, las posiciones especulativas netas que anticipaban una apreciación del peso se redujeron en un 52.19%, equivalente a 63,113 contratos, dejándolas en un total de 57,806 contratos. Simultáneamente, las posiciones especulativas netas de administradores de activos, que incluyen inversionistas institucionales como fondos de pensiones, compañías de seguros y fondos de inversión, descendieron un 42.44%, o 65,370 contratos, situándose en 88,653 contratos.

La aversión al riesgo hacia México se manifestó también en la posesión de valores gubernamentales por parte de residentes extranjeros en junio, registrando una disminución acumulada de 28,559.94 millones de pesos, equivalente a un 1.61% respecto al cierre del 31 de mayo. Esto se debió a una salida moderada de capitales del país.

Por último y no menos importante, en el mercado de dinero, la tasa de los bonos M a 10 años acumuló un incremento de 13 puntos base en junio, cerrando en 9.91%, pero alcanzando un máximo de 10.36% en la sesión del 12 de junio. Cabe recordar que existe una relación inversa entre la tasa de rendimiento y su precio, por lo que el incremento de la tasa fue resultado de una menor demanda por instrumentos denominados en pesos mexicanos, ante la elevada volatilidad cambiaria.

Esto quiere decir algo simple y contundente: los inversores están pidiendo una mayor prima de riesgo al gobierno mexicano para mitigar pérdidas financieras futuras y su cobertura es una mejor tasa de rendimiento de dichos bonos. No es para menos, es un fenómeno económico silencioso, pero de muy grave naturaleza. Con toda intención, podríamos afirmar que este es el desenlace de empezar con el pie izquierdo esta administración.

Conclusión:

La victoria electoral de Morena pare haber dependido más de políticas sociales generosas dirigidas a grupos específicos de interés que de mejoras en los indicadores generales de bienestar económico, los cuales continuaron siendo deficientes. En este contexto, parece que el impulso al crecimiento económico y a la inversión privada fue considerado secundario de manera equivocada. Preocupante porque parece ser, que cualquier caída de nuestro bienestar, no será considerado para próximos comicios comparado con una mayor transferencia de dinero.

Estas advertencias no implican que debamos abandonar los esfuerzos por influir en estos políticos y en la próxima administración para lograr mejores resultados. En estos esfuerzos, el enfoque principal debe estar en los mercados financieros y en las políticas públicas que fomenten la prosperidad económica. Sin una economía próspera, la restricción presupuestaria para los programas sociales del gobierno ciertamente se intensificaría.

Por Asael Polo

Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Asesor Económico en Cámara de Diputados - H. Congreso de la Unión. Escribe para Asuntos Capitales, Viceversa.mx y El Tintero Económico. Twitter: @Asael_Polo10

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