Ciudad de México cuenta con más cámaras de videovigilancia gubernamentales en espacios públicos que cualquier otra ciudad de América. Más de 83.000 cámaras graban continuamente la vida cotidiana de una de las ciudades más pobladas del mundo. En comparación, Nueva York tiene 71.000. Estos dispositivos se distribuyen en 16.460 sistemas de videovigilancia (VTS), que suman un total de 48.156 cámaras instaladas. También conocidos como postes C5, cada uno de estos sistemas puede incorporar hasta cinco lentes y una cámara con una resolución máxima de hasta 4K, lo que permite una visión de 360 ​​grados.Además de los sistemas de videovigilancia (VTS), existen 17.629 postes equipados con cámaras. Cada uno cuenta con dos cámaras instaladas, un botón de emergencia y una torreta para emitir alertas visuales y sonoras en caso de emergencia.

Este sistema de videovigilancia ayuda a ofrecer alternativas de tráfico, a dar seguimiento a manifestaciones o accidentes viales y a rastrear a sospechosos de robo en tiempo real. Es una pieza fundamental del plan de seguridad impulsado por las autoridades municipales.

A finales de agosto, el gobierno de la Ciudad de México anunció la compra de más de 30,000 nuevas cámaras de video para ser instaladas en toda la ciudad con el fin de fortalecer la estrategia de videovigilancia, ya que las grabaciones son una herramienta clave de la Fiscalía para identificar y procesar a los sospechosos y asegurar mejor los veredictos de culpabilidad en los tribunales.

“Lo que se recomienda es que cuando algo sucede, vayan a abrir la carpeta y al día siguiente soliciten la evidencia en video, porque [sin un expediente de investigación] no podrán acceder a esta información”, dice Salvador Guerrero Chiprés, coordinador general de C5 CDMX.

De hecho, compartió que reciben alrededor de 160 solicitudes diarias de personas que piden las grabaciones de C5 para presentarlas como prueba ante el tribunal.

En otras palabras, si en la Ciudad de México se abren en promedio 640 expedientes de investigación cada día (232,476 por año, según datos del Censo Nacional de Fiscalías Estatales y Federales de 2024), el 25 por ciento de estos tienen una grabación de cámaras gubernamentales como evidencia.

Aunque el sistema de videovigilancia de la Ciudad de México es una herramienta para prevenir y sancionar delitos, la ciudad sigue registrando la tasa de criminalidad más alta del país, con 54,473 delitos por cada 100,000 habitantes. En una encuesta realizada en 2025 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 75.6% de los residentes afirmó no sentirse seguro.

“La inhibición y la persecución del delito son complementarias… Toda la literatura mundial lo indica, todos los datos de todas las secretarías de seguridad pública del mundo lo indican, y en el caso de la Ciudad de México, también es obvio que hay más confianza ciudadana cuando hay más cámaras, ya sean públicas o privadas”, afirma Guerrero Chiprés.

A pesar de que la capital del país es la ciudad más vigilada del continente , aún queda mucho territorio por cubrir. Datos facilitados por el director de C5 revelan que solo un tercio de la ciudad está cubierto por estas cámaras.“En ninguna parte del mundo se da la vigilancia en el 100% de los espacios públicos”, afirma Guerrero Chiprés. “Por eso es imprescindible la participación de toda la comunidad. Si la comunidad no participa con sus propias cámaras y con su visión cívica, la seguridad es imposible, porque la ciudad cuenta con más de 63.000 manzanas y tenemos presencia en 20.000”.

Entra en el búnker de espías

Estratégicamente ubicadas en las zonas más concurridas con los índices de criminalidad más altos, las cámaras de videovigilancia operan desde el Centro de Comando, Control, Computación, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5 CDMX) de la Ciudad de México, un búnker que funciona las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y donde hay presencia permanente de representantes de 29 agencias federales y locales, como la Guardia Nacional de México, la Marina, la Defensa y las Secretarías de Seguridad Ciudadana.Aunque C5 es conocido principalmente por la videovigilancia, este espacio reúne diferentes formas de dar seguimiento a las quejas de los residentes.

Existe una línea de emergencia (911) para solicitar ambulancias, patrullas y bomberos; el 089, para denunciar delitos de forma anónima; el *765, una línea específica para casos de violencia de género; y el *0311 (o Locatel) para realizar denuncias o solicitar servicios. La línea de agua potable ( *426) también opera desde C5 para reportar fugas o falta de suministro de agua.Como parte de la modernización y el fortalecimiento del sistema de videovigilancia, la Ciudad de México está reemplazando equipos antiguos y tecnología obsoleta que data de 2009, año en que se creó el Centro de Atención de Emergencias y Protección Ciudadana de la Ciudad de México. En ese entonces, se instalaron las primeras 8,000 cámaras.En 2018, apenas habían alcanzado las 15.000 cámaras; en 2019, llegaron a las 43.000; en 2022, superaron las 49.000, y ahora, en 2025, hay 83.414 dispositivos.Actualmente, las 83.414 cámaras de vídeo en funcionamiento (y las más de 30.000 que están en proceso de instalación) presentan tecnologías diferentes. Algunas no pueden girar, otras carecen de zoom y otras ofrecen una calidad de grabación deficiente.Incluso la memoria de cada dispositivo varía. Hay cámaras que pueden conservar las grabaciones durante siete días, otras durante catorce días, y las más recientes tienen la capacidad de conservar los vídeos durante treinta días.

150.000 cámaras para 2030

Para reforzar la estrategia de seguridad en la Ciudad de México, el gobierno local destinó 345 millones de pesos (18.5 millones de dólares) a la compra de 30,400 nuevas cámaras de vigilancia como parte del programa “Ojos que te cuidan”. Una vez finalizada su instalación, habrá 113,000 cámaras de videovigilancia, lo que convertirá a la Ciudad de México en la ciudad con mayor número de cámaras de videovigilancia en América, con casi el doble de cámaras públicas que Nueva York y el triple que Chicago y Río de Janeiro.Los nuevos dispositivos incorporan tecnología de vanguardia y se instalarán por pares en los postes C5: una cámara fija y otra con capacidad de paneo, inclinación vertical, zoom y zoom óptico. Además, cuentan con visión nocturna, detección de personas y vehículos, resistencia a condiciones extremas y un sistema antivandalismo.MÁS POPULARES

    Además, cuentan con un sistema de alerta interno que avisa de fallos operativos, lo que agiliza la atención a los dispositivos en caso de averías o daños debidos al uso, problemas de fábrica, condiciones meteorológicas e incluso aves que anidan en los postes de videovigilancia.Según informó Guerrero Chiprés, en promedio, el 98% de las cámaras de videovigilancia funcionan correctamente a diario. En 2024, de acuerdo con la respuesta a una solicitud de información pública, la C5 destinó 354 millones de pesos al mantenimiento preventivo y correctivo de todas las cámaras.

    Para 2030, al final del mandato de Clara Brugada como jefa de gobierno, se proyecta que en toda la Ciudad de México habrá 150,000 cámaras de video del gobierno instaladas en espacios públicos con alta concentración de personas, así como en barrios y zonas con altos índices de criminalidad.

    “Tenemos seis generaciones de cámaras, y las más antiguas ya tienen 14 años, por lo que se acercan a su obsolescencia definitiva”, declaró el titular de la C5 CDMX. “Con base en lo que nos reportan los operadores, los ciudadanos y las empresas que realizan la supervisión y el mantenimiento, estamos renovando y reemplazando las cámaras correspondientes”.

    En su libro 

    La Ciudad Videovigilada, Carmina Jasso López explica que los ataques terroristas en diferentes ciudades del mundo provocaron un aumento de la inversión pública en la instalación de cámaras de videovigilancia.

    En 1993, tras los atentados terroristas del IRA, se produjo un auge en la instalación de cámaras en Londres. Se desconoce el número exacto de cámaras de vídeo (las estimaciones oscilan entre 600.000 y 900.000), ya que más de la mitad de los dispositivos son instalados por particulares, un modelo que las autoridades de Ciudad de México están adoptando como referencia.

    En Londres, explica el académico, hay una cámara de vigilancia por cada 14 habitantes, lo que abre la posibilidad de que una persona en la ciudad pueda ser filmada 300 veces al día.

    El gobierno de la Ciudad de México no busca que las cámaras de vigilancia privadas, aquellas que los ciudadanos instalan fuera de sus casas o negocios, se conecten a C5, sino más bien que los residentes estén dispuestos a compartir videos con las autoridades si estos pueden ser útiles para una investigación.“Recomendamos que todas las personas privadas compren cámaras, que todas las empresas tengan cámaras —si es posible, que adquieran cámaras tecnológicamente compatibles con las del C5— para ampliar la red de videovigilancia, y que esta tarea no sea solo del gobierno central, sino que también puede ser de toda la comunidad, como sucede en algunas ciudades de Europa como Londres”, dice Guerrero Chiprés.La instalación de cámaras privadas, sin embargo, también conlleva una posibilidad indeseable. En México, todos los niveles de gobierno trabajan diariamente para desmantelar los equipos de grabación privados colocados en infraestructura pública, como postes o semáforos, que son utilizados por grupos criminales para monitorear y reaccionar en tiempo real a los operativos de las fuerzas de seguridad pública.

    Alcanzando el límite

    En su libro, Carmina Jasso López también señala la importancia de regular tanto la videovigilancia pública como la privada para proteger los derechos humanos de las personas, que podrían verse vulnerados por la vigilancia constante.

    Según Jasso López, existen tres derechos que podrían verse vulnerados si los gobiernos no trabajan para promover un marco regulatorio: el derecho a no ser discriminado, el derecho a la protección de datos personales y el derecho a la privacidad. La investigación muestra que “los operadores de cámara utilizan una serie de marcadores altamente estereotipados y cuestionables relacionados con la edad, la raza, la vestimenta y el comportamiento de los ciudadanos para identificar a personas que merecen una atención especial”, añade.

    Al ser interrogado sobre el tema, Salvador Guerrero Chiprés afirmó que los límites éticos en el funcionamiento de las cámaras de videovigilancia están sujetos a la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (y por extensión, en posesión de las instituciones), así como a todas las leyes y reglamentos relacionados con la seguridad pública.

    Según la investigación realizada por Jasso López, si bien México no cuenta con un marco legal nacional sobre videovigilancia, diferentes ciudades alrededor del mundo ya han logrado avances significativos en la regulación de estos y otros dilemas éticos.

    Por ejemplo, señala “la Carta para el Uso Democrático de la Videovigilancia desarrollada por el Foro Europeo para la Seguridad Urbana, en la que participan más de 10 países europeos con el objetivo de ‘conciliar el uso de la videovigilancia y las libertades individuales’”.

    Publicado originalmente por Wired: https://www.wired.com/story/mexico-city-is-the-most-video-surveilled-city-in-the-americas/?utm_brand=wired&utm_social-type=owned&utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=aud-dev

    Dalila Sarabia.- Reportera. Colabora en Pajaro Político y antes, en Reforma. Colaboradora de WIRED en Español.

    X: @Dalila_Sarabia

    Por Víctor H. Becerra

    Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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