Muchas personas tienen noción de cuántos son sus ingresos pero desconocen la cantidad de sus egresos, por ello, tienden a llegar a mediados de mes sin más remedio que usar la tarjeta de crédito, generando deuda que después los imposibilita a poder ahorrar. Quisiera decir que solamente la los veinteañeros ven satisfacción en el consumo inmediato, pero realmente en México son las personas entre 30 y 40 años quienes tienen el mayor endeudamiento en tarjetas de crédito.


Así como los problemas de salud como la obesidad o las adicciones no suceden de la noche a la mañana, tener grandes cantidades de deudas sin la capacidad de poder pagarlas tampoco es algo que sucedió de un día a otro. El ejercicio y la buena alimentación se va construyendo con buenos hábitos al igual que la salud financiera, es altamente preocupante que en México se minimice este gran problema cuyos beneficiarios son los cerdos corporativistas de los bancos y el Estado.


La moda y las tendencias en esta última década tienen un lapso cada vez más corto, donde los jóvenes se aburren fácilmente y aumentan el consumo cortoplacista muy rápido. La Escuela Austriaca le llama “preferencias temporales” al deseo de consumir en el presente encontrando una utilidad marginal mayor en comparación al ahorro para el consumo futuro. A esta diferencia de valor entre los bienes presentes y futuros se le llama “interés”.


El economista austriaco Böhm Bawerk menciona en su libro “Capital e Interés” que existe un elemento el cual hace que las personas valoren más consumir en el presente que en el futuro, el cual es la incertidumbre. Al no poder saber qué es lo que pasará mañana, si la tendencia seguirá, si aumentará de valor, si será incapaz de conseguir el dinero completo etc. Son muchas las alternativas que hacen sobrepensar a las personas, y yo agregaría también el llevándolas a consumir en la inmediatez a pesar de no tener los recursos, cayendo de esa manera en la deuda.


El famoso, querido y divertido profesor Miguel Anxo Bastos, tiene una frase célebre que todos los libertarios decimos como eslogan de nuestra ideología: “Capitalismo, ahorro y trabajo duro”. Pero realmente no son todos sus fanáticos los que logran entender por completo el mensaje, principalmente la parte de “ahorro”. El ahorro es clave para entender cómo funciona la economía en el largo plazo. Al ahorrar, no solo guardamos dinero, sino que damos espacio para que los procesos de producción se alarguen y se vuelvan más sofisticados. Eso significa más etapas, más innovación y, al final, más crecimiento. Cuando el consumo cortoplacista domina la estructura productiva se encoge, se queda en procesos básicos y poco productivos, y eso condena a la economía a un crecimiento débil. Por esto el cortoplacismo financiero juvenil no es solo un tema personal de malos hábitos, sino un problema social que nos frena a todos. Sin ahorro, no hay capital para innovar, no hay inversión en proyectos que cambien las cosas y tampoco hay empleos de calidad. La mayoría se convierten en personas que le deben dinero al banco en vez de personas innovadoras que saben encontrar una necesidad en el mercado y tienen el capital para satisfacer a la demanda, generando más ingresos y empleos. Recomiendo leer el libro de Adrián Ravier “En busca del Pleno Empleo” para profundizar más en el tema.


No necesariamente el ahorro tiene el propósito de generar productividad a largo plazo, también están las intenciones individuales de aumentar el patrimonio, solventar gastos de emergencia y lograr una estabilidad financiera. Sin embargo, lo más inteligente después de aprender el hábito de ahorrar, es no hacerlo únicamente en moneda fiat, porque el impuesto silencioso que va robando nuestro dinero sin que nos demos cuenta y que no podemos controlar es la inflación, causando que cada cierto tiempo el valor de nuestros ahorros en monedas estatales vayan disminuyendo.


Los metales preciosos, como el oro y la plata, han sido históricamente reservas de valor resistentes a la inflación; de hecho, Rothbard defendía el patrón oro como un límite necesario frente al abuso estatal de la moneda. También están los activos reales, como tierras, propiedades o bienes de capital, que tienden a mantener o incluso aumentar su valor con el tiempo. Hoy en día, los criptoactivos descentralizados, como Bitcoin, son vistos por algunos economistas austriacos como una especie de sustituto moderno del oro, gracias a su escasez y resistencia a la manipulación política. Finalmente, los instrumentos de inversión diversificados, aunque no sean infalibles, ayudan a ampliar la visión de largo plazo y a proteger el capital frente a la erosión que provoca la inflación.


El problema del cortoplacismo financiero en México no es un tema menor ni algo que solo afecte a nivel individual. Es un reflejo de una cultura que fomenta el consumo inmediato mientras penaliza el ahorro, beneficiando a un sistema bancario que lucra con la deuda y a un Estado que se alimenta de la inflación. El ahorro no es una virtud anticuada ni un lujo inalcanzable, es la base para que las personas construyan estabilidad, las economías crezcan con innovación y las sociedades se liberen de la dependencia eterna al crédito. Si no empezamos a cambiar esta mentalidad, seguiremos atrapados en un ciclo de endeudamiento colectivo que limita nuestro futuro.


Fomentar las ideas libertarias incluye fomentar el ahorro y la inversión, dejando atrás el consumismo impulsado por deseos cortoplacistas. Compartir tips para que nuestros conocidos o seres queridos tengan una salud financiera es parte de la lucha por la libertad y por el verdadero capitalismo.

Por Montserrat Portilla

Montserrat Portilla es una internacionalista y máster en Economía y Políticas Públicas por la universidad de las Hespérides. Apasionada por la Escuela Austriaca y la escritura, es autora de varios artículos y ensayos sobre política y econmía desde una perspectiva libertaria. Es activista en redes sociales para la promoción de las ideas liberales liderando el grupo "Chavos Libertarios".

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