El presidente López Obrador, ha reconocido y alabado a nuestras armadas, y sin duda una de la razones de su fortaleza , es que existe un buen servicio militar de carrera, donde los grados se obtienen por méritos; nadie pensaría que los altos grados y el mando en ámbito militar se otorgarán por elección popular.

En el ámbito civil, algo que tiene mucho prestigio, es nuestro servicio exterior, donde hay un servicio de carrera, y se entra por un examen de oposición, y poco a poco, con trabajo y méritos, se obtienen mejores cargos, aunque lamentablemente en la parte más alta, no son todos personal de carrera, como el secretario de relaciones exteriores, embajadores y cónsules, que son nombrados por motivos políticos por el presidente, con ratificación de Congreso, pero su estructura fundamental, es personal del servicio exterior de carrera.

De mis compañeros de generación en la Facultad de Derecho y en mis más de 48 años como profesor, he sido testigo de muchos colegas, que iniciaron en el Poder Judicial, desde los puestos más bajos, y ahora son jueces, magistrados y hasta un ministro de la Corte, como resultado de un servicio judicial de carrera.

El servicio de carrera, es un ejemplo de lo que Colosio llamó, “la cultura del esfuerzo”. Y así, uno de los peores efectos de la propuesta de elegir a jueces y magistrados, es que muchos trabajadores del poder judicial: proyectistas, secretarios de acuerdo etcétera, que trabajan con ahínco por un ascenso, por ejemplo para ser jueces de distrito, sabrán que si se aprueba la reforma, no podrán ser jueces, por que esos cargos se darán, a quiénes tendrán un contacto político, para estar en la lista de candidaturas, y patrocinios, para ganar la elección.

En el primer día del Parlamento abierto, muchos ministros proponen, que se haga el cambio de todos los juzgadores, pero se haga gradualmente y respetando el servicio judicial de carrera .

El presidente y la presidenta electa, dicen que con la reforma judicial, no se afectará a los trabajadores del Poder Judicial, pero el solo matarles la ilusión, de superación por la vía del conocimiento y el esfuerzo, es el mayor daño a los trabajadores de ese Poder.

Y desde luego a la sociedad que tendrá sólo juzgadores afines al gobierno, lo que hará imposible ganarle juicios al gobierno, y con ello de nada serviría tener formalmente derechos humanos, si no habrá instancias efectivas para hacerlos valer.

El perfeccionar el servicio judicial de carrera, es lo que permitiría realmente una buena transformación del Poder Judicial.

Tal vez podría aceptar que en la designación de ministros de la Corte pudiera haber elección popular, pero no así en la de jueces y magistrados, en donde lo mejor sería que éstos cargos sean los más altos, en un buen sistema de Carrera judicial. Cambiarlos a todos y elegirlos al mismo tiempo, provocaría un caos.


Mario Rosales Betancourt.- Abogado y Maestro en Derecho. Profesor de la asignatura de Derecho en la FES Acatlán de la UNAM y en la UAM-A.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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