La superpoblación ha sido una preocupación durante mucho tiempo, provocando debates sobre el futuro de la humanidad, la escasez de recursos y la degradación del medio ambiente. La tentación de recurrir a medidas de control centralizadas es significativa. Sin embargo, un examen más detallado revela dos problemas importantes con este enfoque.

El problema ético

La violación de los derechos individuales es el primer problema. Como explica Murray Rothbard en “La ética de la libertad”, las personas tienen un derecho inherente a poseerse a sí mismos y a su propiedad. Cualquier violación de este derecho es poco ética e injusta. Por lo tanto, ninguna entidad, ya sea un individuo o una organización, debe tener la autoridad para reclamar la propiedad de toda la población humana y dictar su tamaño.

Hemos visto los efectos devastadores de ignorar este principio ético a lo largo de la historia, con regímenes autoritarios que implementan medidas duras en nombre del control de la población. Estas acciones han llevado a violaciones de los derechos individuales e inmenso sufrimiento humano, incluyendo esterilizaciones forzadas y políticas coercitivas de planificación familiar.

El problema del conocimiento

Considere la historia de “The Population Bomb”, un libro publicado en 1968 que predijo consecuencias nefastas si el crecimiento de la población no se frenaba de inmediato. Sin embargo, las predicciones del libro no se materializaron, en gran parte porque no tenían en cuenta la innovación y las soluciones empresariales que los humanos pueden generar. Este fracaso subraya la insuficiencia del poder centralizado para abordar las complejidades de la dinámica de la población.

Esto nos lleva al segundo problema, como explicó Friedrich Hayek en su famoso ensayo “El uso del conocimiento en la sociedad”. En este ensayo destaca el desafío de la planificación centralizada debido a la naturaleza dispersa de la información en la sociedad. Argumenta que las autoridades centrales carecen de los conocimientos necesarios para tomar decisiones óptimas para todos. En cambio, la toma de decisiones descentralizada y el mecanismo de precios pueden asignar recursos de manera más eficiente en función del conocimiento y las preferencias localizados de los individuos. Esto enfatiza la superioridad de las soluciones basadas en el mercado sobre la planificación de arriba hacia abajo para abordar los desafíos sociales.

Pero, ¿es decidir el tamaño de la población humana un problema económico? ¿Las ideas de Hayek se aplican a esto? Contrariamente a lo que muchos podrían suponer, la economía no se trata solo de dinero o transacciones financieras; abarca el estudio de la acción humana frente a la escasez. Las decisiones de población implican que los individuos y las familias tomen decisiones sobre la asignación de recursos, los patrones de consumo y la planificación futura. Estas decisiones tienen profundas implicaciones económicas, ya que determinan la oferta de mano de obra, la demanda de bienes y servicios y la distribución de la riqueza y los recursos dentro de una sociedad.

La dinámica de la población no solo influye en la productividad, la innovación y el crecimiento económico a lo largo del tiempo, sino que también sirve como catalizadores para la acción empresarial, creando constantemente nueva información y soluciones. A medida que las personas y las familias navegan por las decisiones relacionadas con la asignación de recursos, los patrones de consumo y la planificación futura, se involucran en esfuerzos empresariales que abordan los desafíos emergentes, incluidas las preocupaciones ambientales. Comprender cómo se toman estas decisiones en el marco del conocimiento descentralizado y las señales de mercado es crucial para comprender el panorama económico más amplio. Las soluciones empresariales desempeñan un papel fundamental en este proceso, impulsando la adaptación y la innovación en respuesta a la dinámica de la población cambiante y las demandas del mercado.

Es por eso que, si bien el intervencionismo puede no parecer tiránico y aterrador, causa problemas al distorsionar las señales del mercado y bloquear la información esencial y puede conducir a resultados dañinos. Por ejemplo, en el caso de la población, los subsidios y los programas sociales amortiguan artificialmente a los individuos de los verdaderos costos de sus decisiones, lo que hace imposible calcular el precio de tener hijos y todas las alternativas posibles, interrumpiendo los mecanismos naturales de retroalimentación del mercado. Esta distorsión impide que el mercado coordine eficazmente la acción humana, lo que lleva al potencial tanto de superpoblación como de subpoblación.

Pero no termina ahí; la distorsión inducida por la intervención desencadena un ciclo implacable de problemas de población e intromisión gubernamental. China sirve como un ejemplo conmovedor de este ciclo, donde la política de un solo hijo dirigida inicialmente a controlar el crecimiento de la población tuvo consecuencias no deseadas, incluyendo un rápido envejecimiento de la población y un crecimiento negativo de la población. Y ahora su solución a este nuevo problema que fue creado por la intervención es más intervención, sin considerar la posibilidad de que las nuevas intervenciones puedan conducir a nuevas consecuencias no deseadas.

La historia de “La bomba de población” y otras predicciones fallidas similares demuestran que ningún poder centralizado posee el conocimiento necesario para determinar el tamaño óptimo de la población humana.

Conclusión

En conclusión, el debate en torno a la superpoblación subraya la necesidad de una reevaluación de los enfoques centralizados a favor de soluciones descentralizadas arraigadas en la libertad individual y los principios del mercado. Al rechazar las intervenciones de arriba hacia abajo que infringen los derechos individuales y no abordan las complejidades de la dinámica de la población, allanamos el camino para un enfoque más ético y eficaz para gestionar los desafíos de la población.

La acción empresarial, impulsada por el conocimiento descentralizado y las señales de mercado, desempeña un papel crucial para abordar no solo las preocupaciones de la población, sino también los problemas sociales más amplios, incluida la sostenibilidad ambiental. Al empoderar a las personas para que tomen decisiones por sí mismas, fomentamos la innovación, la adaptación y la resiliencia frente a la evolución de las tendencias demográficas.

A medida que navegamos por las complejidades del crecimiento de la población, abracemos los principios de la libertad y la libre empresa, reconociendo que el verdadero progreso está en manos de los individuos, no de las autoridades centralizadas. Al hacerlo, podemos forjar un camino hacia un futuro en el que la dignidad humana y la prosperidad se preserven para las generaciones venideras.

Publicado originalmente por el Mises Institute: https://mises.org/mises-wire/overpopulation-reconsidered-decentralized-approach

Amir Iraji.- académico iraní de economía austriaca. Ha traducido las obras fundamentales de Mises y Rothbard al persa.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *