(sobre el caso de la ministra Yasmín Esquivel)

Entre los mandamientos está establecido el de: “no darás falso testimonio”, y antes, se decía que “la confesión es la reina de las pruebas”, y era porque en el pasado, no exista otras pruebas más creíbles, y actualmente se sabe, que tanto confesiones como testimonios, pueden falsearse, ya sea por tortura, amenazas, presiones o por generosas dádivas, o sea por “plata o plomo”. Y por ello su valor probatorio ha disminuido.

La confesión del enfermo y modesto abogado Báez, para exonerar a la ministra Esquivel, se ve más falsa que un billete de 4 transformados pesos.


Y es contradictoria porque dice que no copió más que partes, pero los dos trabajos son prácticamente iguales, y sobre todo es contraria al hecho probado, de que la tesis de Báez, fue presentada primero en tiempo, que la de Esquivel.

Creo que si se comprueba, lo que pensamos muchos mal pensados, sería muy grave; todos los juristas sabemos que es algo común, en los distintos procesos legales y tribunales, el uso por de testigos y confesiones falsas. Eso sería mucho más grave, si lo emplea la ministra Esquivel para su defensa, mucho más grave que el plagio de su tesis, por tratarse de una ministra, de la Suprema Corte de Justicia.


Mtro. Mario Rosales Betancourt, abogado y Maestro en Derecho. Catedrático en la ENEP Acatlán de la UNAM y la UAM-Azcapotzalco.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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