Me da un poco de risa cuando me tacha de derechista por mi anti-izquierdismo, pero entiendo por qué se me ve así. Finalmente, en estos tiempos donde todos los –istas, desde ecologistas hasta feministas compiten para ver quién lleva más al extremo su ideología macuarra, cualquier cosa que no sea el extremo se ve «como de derecha».

Parece, según el discurso de la izquierda, en la que también entra de repente la derecha más risible, que el mundo sólo tiene dos polos: la izquierda, socialista, pro-libertad personal y progresista, y la derecha, religiosa, nacionalista y conservadora.


Nada más lejos de la realidad. Un conservador puede ser de izquierda (cofcofAMLOcofcof), o libertario, mi propia ideología, y no ser de derecha.

Socialmente, siempre he sido y siempre seré progresista, decididamente pro-gay, pro-libertad individual, pro-equidad de derechos y pro-despenalización de las drogas e incluso del aborto, pero también soy pro-capitalista, pro-armas, pro-libre mercado, pro-vida, pro-propiedad privada y pro-libertad religiosa. Esto se debe no sólo a que recibí una educación bastante liberal sino a que soy libertario (o quizá liberal clásico – ya no sé dónde queda la frontera y a estas alturas ya me valen tres hectáreas las etiquetas).

¿Cómo puedo estar a favor de la despenalización del aborto y ser pro-vida? Fácil, primero porque «despenalizar» no es lo mismo que «legalizar» y segundo porque es el tipo de cosas en las que el Estado NO DEBE METER SUS MANOS pero eso no significa que deba promoverlo. Considero que querer obligar al gobierno a adoptar leyes para apoyar mis visiones es pervertir mi ideología, que es la de tener un gobierno pequeño y es por esa misma razón que distingo entre «despenalizar» (algo en lo que el gobierno no tiene injerencia alguna) y «legalizar» (donde el Estado está presto a dedicar recursos y personal para «atender» el asunto, ergo creciendo de tamaño y voracidad).

También soy ateo anti-atheus y creo, y veo cada día, que la religión bien llevada hace mucho bien. El problema no es la religión, son las instituciones que se anquilosan con el credo.
Cuando era más activo en los grupos de discusión y dentro de los diversos proyectos libertarios en los que estaba involucrado, no había semana en los que no era acusado, alternativamente, de ser un «progre» y un «facho», a veces el mismo día, y he de decir que eso me daba orgullo porque no me identifico claramente con ninguno aunque simpatice con partes de su discurso, de ambos lados. Hace tiempo que no me pasa (este año creo que sólo me pasó una vez) pero si tengo que definirme, diré que no soy ni uno ni otro.

En todo caso, soy pro-vida, libertad y propiedad privada y nada más.

Sergio Romano, comentarista especializado en temas de espectáculos y activista libertario, radicado en el norte de México.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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