La administración de Milei en Argentina ha cumplido su primer mes. Se podría argumentar que es demasiado pronto para hacer una evaluación, pero en este primer mes se han producido tantos acontecimientos que se justifica una revisión prudente.
Los criterios para esta valoración no deben caer en dos extremos: el dogmatismo y, por otro lado, el optimismo. Una visión dogmática (e incluso ingenua) se quejaría de que Milei no ha desmontado ya toda la estructura progresiva de legislación, reglamentos e impuestos. El contraargumento pragmático es que el gobierno de Milei cuenta con apoyo para llevar a cabo algunas reformas de libre mercado, pero no el sueño del Estado mínimo ni una mayor desintegración federal; este apoyo es tímido en muchas ocasiones y no se basa en principios, sino en el beneficio de la duda; los libertarios en Argentina siguen siendo pocos, son el núcleo del apoyo a Milei, pero no representan a la mayoría de sus votantes.
Los optimistas dirían que Milei ha conseguido muchas cosas, como reducir el número de ministerios federales de 18 a 9. Pero esta reducción es casi simbólica en términos de PIB. Pero esta reducción es casi simbólica en términos de PIB y algunos economistas austriacos argentinos han afirmado que la mayor parte de la reducción real del déficit público se producirá a expensas del sector privado. Las subidas de impuestos a las exportaciones e importaciones son una sorpresa, ya que Milei —hace unos años— dijo que prefería cortarse el brazo antes que subir los impuestos.
Así que, resumiendo, no podemos pedir lo imposible, pero tampoco ignorar los defectos. Las subidas de impuestos entran en conflicto directo con la noción de una administración «libertaria», pero en otras áreas ha habido algunos avances, como la desregulación de la economía con un decreto masivo que deroga o modifica 300 leyes. A continuación, envió al Congreso un paquete de leyes llamado «Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos», que recuerda al libro del liberal clásico argentino Juan Bautista Alberdi, cuyos escritos inspiraron a los redactores de nuestra primera Constitución. Este proyecto pretende hacer reformas radicales en materia tributaria, electoral y administrativa que no podrían haber sido modificadas por decreto, por lo que tienen que hacerlo pasar por el congreso. Esto —de ser aprobado por el congreso— significaría una desregulación masiva de la economía que resultaría altamente beneficiosa para el pueblo.
La oposición se ha hecho presente mediante protestas callejeras y apariciones públicas, hablando de los «males» de dicha desregulación. Uno de los arquitectos de este plan de desregulación masiva, el eminente economista Federico Sturzenegger, ha declarado que uno de sus colaboradores le dijo que «nunca había visto a la gente protestar cuando se le da más libertad». Para muchos, ésa fue la reacción ante tal oposición. ¿Cómo puede la gente estar tan enfadada cuando se la está liberando de los grilletes del Estado? La respuesta es sencilla: el apoyo a Milei es menos ferviente que su oposición. La mayoría de los partidarios de Milei no son libertarios, pero la mayor parte de la oposición sí es socialista. Este es uno de los retos del gobierno de Milei, que cuenta con poco apoyo incondicional pero con una enorme oposición acérrima.
Lo que saldrá de la «Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos» cuando pase por el congreso, aún no lo sabemos. Ciertamente, los legisladores «trabajarán» en ella, por lo que puede que no salga tan orientada al libre mercado como se pretendía originalmente. El decreto tiene que pasar por el congreso y también por el poder judicial, así que tiene un duro camino por delante.
Seguramente el lector podrá darse cuenta de que tal revisión de la gestión de Milei hasta ahora tiene sentido dado el número de acontecimientos que han tenido lugar, y sólo algunos de ellos han sido señalados en este artículo. Al hacer una evaluación de este tipo hay que ser justos, señalar tanto los aspectos negativos como los positivos de lo que se ha hecho hasta ahora. El gobierno de Milei se enfrenta a grandes retos y debe demostrar que está a la altura. Medidas desafortunadas como reducir el déficit público aumentando los impuestos obstaculizarán la actividad económica y ni siquiera deberían estar sobre la mesa como opciones para salir de esta crisis; pero desregular masivamente la economía (eliminando los controles de alquileres y precios, por ejemplo) es, por supuesto, bienvenido.
La administración de Milei aún no ha demostrado su valía; sus acciones navegan por el espectro político y no han ido directamente al libre mercado (el impulso fiscal lo demuestra) como muchos esperaban. Sólo ha pasado un mes; hay que ser crítico pero prudente y tener en cuenta los asuntos pragmáticos. Así pues, seguiremos de cerca los próximos acontecimientos, manteniendo la mente fría para discernir lo bueno de lo malo, pero el corazón caliente para no perdernos.
Publicado originalmente por el Instituto Mises: https://mises.org/power-market/mileis-first-month-assessment
Octavio Bermúdez es un estudiante argentino de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Palermo, Argentina. Además de sus estudios académicos sobre ciencias políticas y teoría de las relaciones internacionales, sus principales áreas de interés e investigación son la filosofía (con especial atención en la filosofía política), la economía y la historia.