Los peligros para la mujer cuando coquetea con la izquierda
Antes de iniciar, quiero dejar en claro lo siguiente: las ideas políticas no son exclusivas de un solo género; cualquier mente humana pensante puede hacer un análisis y adoptar una postura sobre cuál ideología seguir, sin embargo, es marzo, el mes de la mujer, así que solo nos vamos a enfocar en ellas en esta ocasión.
Hace unos días, leí una publicación en X (antes Twitter) que decía que “la mujer tiene una tendencia innata al comunismo”. Me resultó muy curioso, porque dentro de este mundo libertario conozco a varias mujeres totalmente anticomunistas, desde activistas, a estudiantes y académicas. Mujeres como María Blanco o Wendy McElroy escribieron libros feministas en contra del comunismo. Así que es una falacia afirmar que tenemos una tendencia innata al comunismo.
Lo que sí es real es que las mujeres son un buen target para la izquierda porque es más fácil convencerlas de esta ideología, y más cuando carecen de conocimientos económicos. El socialismo, con su falsa empatía hacia los pobres, juega con las emociones de las personas con su falsa empatía hacia los pobres y sus adeptos se presentan como los únicos que se preocupan por las desigualdades a buscar que una institución centralizada resuelva todos los problemas sociales. Está psicológicamente comprobado que las mujeres tienden a ser más emocionales que los hombres, y la base del discurso izquierdista siempre se basa en lo emocional; por ello muchas suelen caer pensando desde el sentimentalismo y no desde la lógica económica.
Como mujeres, debemos de tener cuidado al escuchar discursos basados en las emociones que son aprovechados por el feminismo a favor del comunismo. Es evidente, por pura biología, que hombres y mujeres no somos idénticos, pero la desigualdad social entre nosotros también es una realidad. También es un hecho histórico que nuestro género durante muchos años sufrió opresión, y aún en países dentro de Latinoamérica —especialmente en México— existe una inseguridad constante para las mujeres. No obstante, el discurso progresista de izquierda abusa de los sentimientos de odio por todas estas injusticias y los canaliza contra el sistema capitalista para hacernos creer que la esperanza de las mujeres radica en el socialismo y en que más mujeres feministas de izquierda ocupen cargos políticos.
Por otro lado, la solución que propone el feminismo libertario dista mucho de la del progresista. Entraremos en ello más adelante.
¿Cuál es la realidad al coquetear con el socialismo?
No existe mejor manera femenina de describir lo que es empezar a afianzar las ideas de izquierda que “coquetear con el socialismo”. En términos que las mujeres podemos entender, este sistema político es como el típico hombre narcisista que ha roto tantos corazones y del que todas tus amigas no dejan de decirte: “Amiga, date cuenta”. Pero tu complejo de salvadora hace que no pares de pensar en que “puedes arreglarlo”, porque a pesar de que haya cientos de testimonios, y experiencias que te dicen que no tiene arreglo, que huyas de ahí y que te hará daño, él mismo te crea la ilusión de que todo eso es falso, que contigo será diferente y funcionará. Pero todas ya sabemos cuál será el final de esa historia.
Dejemos los términos amorosos y comencemos con los económicos. Existen varios economistas austriacos cuya literatura contradice los argumentos socialistas, me enfocaré en los libros de Hayek (La fatal arrogancia), Mises (El socialismo) y Jesús Huerta de Soto (Socialismo, cálculo económico y función empresarial). Los tres coinciden en los siguientes puntos contra el socialismo:
1. Problema en cálculo económico: Hayek menciona la imposibilidad de una autoridad central para recopilar toda la información necesaria para poder asignar los recursos de manera eficiente, y que el único sistema que puede lograrlo es el del libre mercado. La planificación central lleva al desperdicio y a la ineficiencia. Mises, por otro lado, argumenta que, a falta de propiedad privada sobre los medios de producción, no pueden existir precios en el mercado. Sin estos, tampoco existe ningún cálculo económico racional que pueda asignar los recursos, falla la coordinación eficiente de la producción y se genera un colapso económico. Así mismo, Jesús Huerta de Soto complementa la tesis de Mises explicando que los planificadores centrales no pueden calcular los costos ni tomar decisiones eficientes, como sucedió con el colapso de la Unión Soviética.
2. El socialismo es totalitarismo: los tres autores coinciden en que en el socialismo existe la pérdida de la libertad individual. El socialismo requiere de un “Estado todopoderoso” que controle todos los aspectos de la economía, el consumo, el empleo y hasta las ideas. Hayek pone énfasis en el término más usado por ellos, llamado “justicia social”, cuya finalidad es la manipulación emocional del individuo para justificar la intervención estatal en la economía y después en su vida. El socialismo siempre termina siendo totalitarismo.
3. La importancia de la propiedad privada: Jesús Huerta de Soto es quien se explaya más en este tema, pues argumenta que el socialismo bloquea la función empresarial, el proceso donde los individuos descubren y crean información sobre las necesidades del mercado. Al no existir propiedad privada ni precios libres, los empresarios no pueden operar, y la economía se vuelve ineficiente y estática. Hayek sostiene que la propiedad privada, el mercado y el comercio son instituciones no impuestas de manera centralizada, que surgieron gracias a un orden espontáneo producto de un proceso evolutivo. Y Mises señala que la falta de propiedad privada, junto con una redistribución forzada de riqueza, genera desmotivación para producir, lo que provoca la caída de la cantidad de bienes disponibles.
Si bien pueden existir más puntos de encuentro entre estos autores contra el sistema socialista, estos son los más importantes y la principal base de la escuela austriaca para atacar dicho sistema y defender tanto la propiedad privada como el libre mercado.
¿Por qué es el capitalismo de libre mercado, y no el estado, quien realmente rescata a la mujer?
Como se mencionó anteriormente, en el pensamiento académico liberal existen múltiples mujeres enfocadas en promover las ideas de capitalismo de libre mercado dentro del movimiento feminista, contraargumentando las bases de las feministas de izquierda y buscando que la mujer realmente pueda encontrar su libertad económica e individual. Entre esas mujeres están Wendy McElroy, discípula de Rothbard, escritora y teórica anarquista individualista promotora del libertarianismo, y María Blanco, economista española, aliada de la escuela austriaca y profesora en distintas universidades con enfoque liberal, de quien tuve la fortuna de ser alumna.
Ambas mujeres, en sus investigaciones a favor del capitalismo de libre mercado, han llegado a conclusiones de cómo este sistema favorece a las mujeres, y son los que emplean las feministas libertarias. Estos son algunos de ellos:
1. El capitalismo ha dado a las mujeres independencia económica: la industrialización y el libre mercado permiten que las mujeres desarrollen libertad económica y formen parte de esta función empresarial, emprendan y logren la independencia económica tanto del hombre como del Estado.
2. El libre mercado reduce la discriminación de género: en un libre mercado también existe la libre competencia y, en ella, las mujeres pueden demostrar sus capacidades compitiendo con hombres. Si una empresa discrimina a la mujer por razones de sexo, le está dando a otra la oportunidad de aprovechar ese valioso talento que escapar, y se perjudica a sí misma.
3. El Estado limita a la mujer: las políticas estatales socialdemócratas vuelven dependientes a las mujeres del Estado, promoviendo una cultura de victimismo, imponiendo cuotas y protecciones artificiales, en lugar de permitir que las mujeres logren competir libremente.
4. Desarrollo médico y libertad sexual de la mujer: gracias a las innovaciones capitalistas, existen hoy en día múltiples métodos anticonceptivos, avances médicos en cuanto al estudio sexual de las mujeres y oportunidades educativas que permiten ampliar las opciones de que disponemos las mujeres.
Ambas mujeres sostienen que el capitalismo de libre mercado es el medio correcto por el cual la mujer puede encontrar su total libertad y que este sistema es el mejor aliado de cualquier individuo para alcanzar su independencia.
Por otro lado, hoy en día, en el ámbito libertario, existen mujeres que si bien no se autodefinen como feministas, comparten las ideas básicas del feminismo libertario que busca una defensa propia de la mujer gracias a la libre portación de armas. El Estado es un monopolio, y su favorito siempre será el de la seguridad: mientras ellos y los suyos sean los únicos autorizados a poseer armas, el pueblo estará controlado y debilitado. Un arma siempre es la mejor compañía para la mujer a la hora de protegerse de cualquier agresor: no tenemos que ser el sexo débil cuando podemos ser un sexo armado que sabe defenderse.
Este marzo, mes de la mujer, te recomiendo que no caigas en ese falso discurso feminista de izquierda, que solo servirá para mantenerte en el papel de niña pequeña lastimada que no sabe ser más que una eterna víctima necesitada de un papá Estado que venga a rescatarla. El capitalismo de libre mercado te hace ser realmente una mujer fuerte, independiente y libre, que sabe salir adelante a pesar de tener un contexto histórico sociocultural en contra, una fisiología distinta a la del hombre y de vivir en peligro constante en ciertas zonas. El libre mercado siempre traerá consigo beneficios para las mujeres y para el individuo.