Para nadie es un secreto la difícil conyuntura sociopolítica del Perú, al respecto podemos hablar de más de 30 años donde se han implantado modelos políticos mezquinos y fracasados.

La caída de Pedro Castillo, que dejó un vacío en la dirección política, ha sido la oportunidad para atípicos enfrentamientos entre varios sectores políticos que poco a poco han dejado muchos interrogantes por resolver.

El pasado 7 de diciembre del año 2022 la justicia peruana falló en contra del entonces presidente Pedro Castillo por lo cual perdió el poder y el equilibrio entre los poderes ejecutivo y legislativo debido a las malas decisiones y acciones que Castillo venía haciendo como los actos de corrupción y los ingresos de Odebrecht a su campaña política que lo favorecieron para ganar la Presidencia. Tales decisiones eran disolver el parlamento para crear una asamblea constituyente ya que según él, el Congreso de mayoría opositora no acompañaba sus desiciones pocos coherentes.

De forma rápida Dina Boluarte quien era la formula vice presidencial de Castillo, tomó las riendas del país bajo protestas y graves violaciones a los derechos humanos, esa usurpación del poder de ha mantenido desde tiempos remotos mientras Boluarte solo busca seguir apoderándose del poder sin control ni contundencia para gobernar.

En este contexto se puede considerar bajo qué perspectiva se explica cada vicisitud que llena más de 30 años bajo prisiones a ex presidentes peruanos.


Al respecto, no sólo ha sido Fujimori donde en 1993 aprobó la ilegítima Constitución de ese año, en esta perspectiva Pedro Castillo es un elemento de la destrucción de la democracia peruana y de llevar al país a una quiebra de endeudamiento externo solo para desnudar sus intereses públicos y privilegios sin experiencia.

Las dos cuestiones marcan una de las peores crisis que ha vivido Perú, en menos de 5 años han pasado por la Presidencia 7 presidentes incluyendo a Dina Boluarte, tres congresos ilegítimos y la caída de muchos ministros por su incapacidad para dar soluciones en dichas carteras, la población ya no cree en las instituciones públicas y en el orden político, al disolver el caso de Lava Jato en 2016 significó la pérdida de la credibilidad de los poderes públicos del país.

Las sucesivas crisis y el paupérrimo manejo de los gobernantes peruanos se puede tomar con discrepancia entre una repercusión y un cuestionamiento que se pueda elevar esos intereses y bajo que circunstancias.

La protesta ciudadana tiene en su entrañas un sentimiento de usurpación en la voluntad al ver como las malas decisiones y la mediocridad imperante de los gobernantes han hecho de un país muy deficiente, los malos liderazgo y el no control político en el aparato legislativo decae diariamente, pese a las continuas protestas, Dina boluarte sigue en el poder sin dar un paso al costado y en el sentido central del país la poca comunicación con la ciudadanía pues está bajo un carácter de democracia ha llamado a elecciones presidenciales anticipadas pero el congreso las niega debido al diferente discurso y la baja relación con los poderes legislativo y judicial del Estado peruano, se consume un gobierno poco legítimo con poca credibilidad y apenas alcanza un 17% de opiniones favorables, las relaciones internacionales están totalmente excluida mientras tanto en el Perú sigue siendo un país poco legible y sin vigencia con futuro de desarrollo y progreso.

América Latina vive un caos que consume la poca democracia que existe.

Dorieth Alfaggeethd Aponte Piñeros: Activista político defensor de la democracia y la libertad.

Twitter: @Doriethaponte

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *