“El presente trabajo busca, que una posible reforma fiscal en México sea liberal, reduciendo la intervención del Estado en la economía, fomentando la libertad económica mediante la reducción de impuestos, incentivando la competencia y la productividad, promueva la austeridad gubernamental, y amplíe la base tributaria sin aumentar las tasas. Estos principios están alineados con la filosofía del libre mercado, que busca dinamizar la inversión privada y optimizar el uso de los recursos públicos, creando un entorno económico más justo y eficiente.”

Asael Polo

Introducción

A lo largo de las últimas décadas, el sistema fiscal de México ha enfrentado múltiples desafíos que limitan su capacidad para fomentar un crecimiento económico sostenido. Los déficits fiscales persistentes y una creciente deuda pública han hecho evidente la necesidad de una reforma estructural. Desde nuestra perspectiva, cualquier reforma fiscal debe ir más allá de simples parches, como la creación de nuevos impuestos o la aplicación de programas sociales masivos. Creemos firmemente que la solución radica en una reforma fiscal basada en los principios del liberalismo económico. Esta propuesta se enfoca en la simplificación del sistema tributario, la reducción del tamaño del gobierno y la creación de incentivos que impulsen el sector privado, todo ello sin depender de políticas que distorsionen el mercado.

El actual sistema impositivo en México está sobrecargado de impuestos ineficientes y una alta carga regulatoria que afecta a las empresas y trabajadores. En lugar de fomentar la productividad y la innovación, se ha convertido en un obstáculo para el crecimiento económico. En este sentido, la visión liberal se presenta como la más adecuada para diseñar una política fiscal que promueva un mercado libre, la inversión privada y un entorno empresarial más dinámico. A lo largo de este análisis, planteo una serie de propuestas concretas que, desde mi perspectiva, podrían transformar la economía mexicana en una mucho más eficiente y competitiva.

Perspectiva liberal de la reforma fiscal

1. Eficiencia y simplificación del sistema tributario

Uno de los principales problemas que he identificado en el sistema fiscal actual de México es su complejidad. Las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), que representan una gran parte del tejido empresarial, se ven atrapadas en un sistema que les impone altos costos administrativos. Para una empresa pequeña, el simple hecho de cumplir con todas las regulaciones fiscales puede significar una carga que afecta su rentabilidad. Desde nuestro punto de vista, la solución es simplificar el sistema tributario.

Un ejemplo claro de simplificación es la propuesta de eliminar ciertos impuestos, como aquellos que recaudan poco y generan una mayor complejidad, tales como el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) en sectores no estratégicos. En lugar de tener una diversidad de gravámenes, proponemos consolidar estos impuestos en uno solo con una tasa baja pero generalizada, que sea fácil de administrar. De esta manera, no solo se reduciría la evasión fiscal, sino que también se incentivaría a las empresas a formalizarse y a contribuir al crecimiento de la economía formal. Las experiencias de países como Estonia o Singapur, que han adoptado sistemas fiscales simples y bajos, demuestran que esta estrategia puede aumentar la recaudación al ampliar la base de contribuyentes.

Además, una simplificación del sistema tributario permitiría reducir el número de funcionarios públicos necesarios para gestionar la recaudación, lo que se traduce en ahorros significativos para el gobierno. En resumen, al tener menos impuestos y más fáciles de administrar, tanto los contribuyentes como el gobierno ganan en eficiencia.

2. Reducción del tamaño del gobierno

En nuestra, otro problema fundamental es el tamaño excesivo del gobierno. Gran parte del presupuesto se destina a áreas no esenciales, lo que reduce la capacidad del Estado para invertir en sectores prioritarios como la seguridad, la justicia o la infraestructura. Sabemos con firmeza que es necesario repensar el papel del Estado en la economía. Desde una perspectiva liberal, el gobierno debe centrarse en proporcionar bienes públicos y garantizar un entorno seguro y justo para todos. Todo lo demás debería dejarse en manos del sector privado, que históricamente ha demostrado ser mucho más eficiente en la asignación de recursos.

Una de las propuestas es reducir el gasto público en áreas donde el Estado tiene poca o ninguna ventaja comparativa. Por ejemplo, la privatización de empresas estatales que operan en sectores como la energía o el transporte permitiría mejorar la eficiencia y atraer inversión privada. Además, la competencia en estos sectores aumentaría, lo que resultaría en precios más bajos y mejor calidad para los consumidores.

Esta reducción del tamaño del gobierno no solo tendría efectos directos sobre el déficit fiscal, sino que también liberaría recursos para ser utilizados en áreas más críticas. Es decir, al tener un gobierno más pequeño y más enfocado en sus funciones esenciales, se lograría una mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos.

3. Incentivar la inversión privada

Consideramos que una de las maneras más efectivas de fomentar el crecimiento económico es a través de la inversión privada. En México, los altos impuestos corporativos y la incertidumbre regulatoria han frenado la inversión, tanto extranjera como local. Esta propuesta es reducir significativamente el impuesto sobre las utilidades corporativas, como lo han hecho otros países que han experimentado un rápido crecimiento económico. Una baja en la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR) empresarial, por ejemplo, podría incentivar a las empresas a reinvertir sus ganancias en expansión, tecnología e innovación.

Además, se podrían implementar incentivos fiscales temporales para sectores estratégicos. Por ejemplo, se podría otorgar una reducción de impuestos a las empresas que inviertan en infraestructura o en la adopción de tecnologías verdes. Este tipo de incentivos no solo fomentaría el crecimiento económico, sino que también impulsaría la modernización del país hacia sectores con mayor valor agregado.

En esta visión, menos impuestos no significa necesariamente menos recaudación, ya que las empresas con más recursos disponibles para reinvertir tienen mayores posibilidades de crecer y generar más empleo, lo que finalmente se traduce en una mayor base tributaria.

4. Fortalecimiento del mercado libre

La competencia es clave para el éxito económico de cualquier país. En México, uno de los mayores obstáculos para el crecimiento es la distorsión que generan los subsidios sectoriales y las ayudas gubernamentales que solo benefician a ciertos grupos económicos. Estos subsidios, en lugar de ayudar al desarrollo, fomentan la dependencia y la ineficiencia.

Proponemos eliminar estos subsidios y crear un entorno donde las empresas compitan en igualdad de condiciones. Esto generaría un mercado más dinámico y eficiente, donde solo las empresas más productivas y competitivas sobrevivan. Además, la apertura de mercados a través de tratados de libre comercio impulsaría la competencia internacional, lo que obligaría a las empresas mexicanas a mejorar sus productos y servicios para ser competitivas a nivel global.

Impacto esperado de una reforma fiscal liberal

La implementación de una reforma fiscal liberal en México tendría un impacto significativo en diversas áreas de la economía. Desde el incremento en la recaudación por medio de la simplificación del sistema tributario, hasta el impulso a la inversión privada y el crecimiento del empleo formal, los efectos serían amplios y transformadores.

1. Incremento en la recaudación mediante la ampliación de la base tributaria

Uno de los problemas históricos de México es la baja recaudación en comparación con otros países de la OCDE. De acuerdo con datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), México tiene una carga fiscal del 16.5% del PIB, muy por debajo del promedio de la OCDE, que es de alrededor del 34%. Esto se debe, en parte, a la gran cantidad de trabajadores y empresas que operan en la economía informal, la cual representa aproximadamente el 55.6% de la población ocupada en el país, según el INEGI.

Una reforma fiscal liberal, que simplifique el sistema tributario, reduciría los incentivos para operar en la informalidad. Al disminuir la carga impositiva y hacer el sistema más accesible, más empresas y trabajadores optarían por integrarse a la economía formal. Esto no solo aumentaría la base de contribuyentes, sino que también mejoraría la recaudación de impuestos, sin necesidad de aumentar las tasas impositivas. Un estudio del Banco Mundial señala que los sistemas fiscales más simples y menos costosos tienden a mejorar la eficiencia recaudatoria, lo que en el caso de México podría significar un incremento en la recaudación sin depender de mayores cargas fiscales sobre el sector formal.

2. Estimulación de la inversión privada y el crecimiento económico

En los últimos años, México ha experimentado un estancamiento en la inversión privada. Según datos del INEGI, la inversión fija bruta como porcentaje del PIB ha oscilado entre el 20% y el 22%, una cifra baja en comparación con países emergentes, donde la inversión fija puede llegar a representar el 30% o más del PIB. Esto ha limitado el crecimiento económico y la capacidad del país para mejorar su infraestructura y su productividad.

Esta reforma fiscal busca que se reduzca los impuestos corporativos y simplifique el cumplimiento tributario podría revertir esta tendencia. La disminución de la tasa del ISR empresarial, que actualmente se encuentra en el 30%, haría a México más atractivo para la inversión extranjera directa (IED) y fomentaría la expansión de empresas nacionales. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), una mayor inversión en sectores estratégicos como la tecnología, la infraestructura y la manufactura de alto valor agregado podría incrementar el crecimiento del PIB potencial de México, que actualmente se encuentra en un modesto 2%.

La experiencia internacional respalda esta idea: países como Irlanda, que implementaron reducciones en sus tasas impositivas corporativas y mantuvieron políticas pro-mercado, vieron cómo la IED se disparó y con ella el crecimiento económico. En el caso de México, un aumento en la inversión podría incrementar el crecimiento económico en al menos un punto porcentual anual adicional.

3. Fomento a la formalización y aumento del empleo formal

La alta tasa de informalidad es uno de los mayores problemas estructurales de la economía mexicana. Como mencioné anteriormente, más de la mitad de la población económicamente activa trabaja en la informalidad. Estos trabajadores carecen de acceso a la seguridad social, pensiones, y otras protecciones laborales, lo que agrava la desigualdad y limita el potencial productivo del país.

Esto podría tener un impacto directo en la calidad del empleo y en la inclusión de más trabajadores al sistema de seguridad social. Según datos de CONAPO, la tasa de empleo formal ha estado estancada en alrededor del 40% de la población ocupada, lo cual es bajo en comparación con otros países emergentes.

Si logramos reducir la informalidad en un 10%, esto podría significar la formalización de más de 2 millones de trabajadores. Esto no solo incrementaría la recaudación fiscal, sino que también mejoraría las condiciones de vida de estos trabajadores, aumentando su acceso a servicios de salud y pensiones, lo que reduciría las presiones fiscales sobre el gasto social a largo plazo.

4. Aumento de la productividad y competitividad

La baja productividad es otro de los grandes desafíos que enfrenta la economía mexicana. Según cifras de OCDE, la productividad laboral en México es de las más bajas entre los países miembros, situándose en aproximadamente el 35% del promedio de la organización. Esta situación se debe, en parte, a la ineficiencia en el uso del capital y la mano de obra, así como a una estructura empresarial donde predominan las microempresas con baja productividad.

La reforma fiscal liberal que propone se alinea con la necesidad de incentivar la productividad. Menores cargas fiscales permitirían a las empresas reinvertir sus ganancias en tecnologías, capacitación y expansión, lo que elevaría la eficiencia. Además, al reducir la intervención gubernamental en la economía y fomentar la competencia, las empresas tendrían mayores incentivos para mejorar su productividad y ser más competitivas en el mercado global.

En países como Corea del Sur y Chile, reformas fiscales orientadas hacia la promoción del mercado libre y la inversión privada permitieron aumentos significativos en la productividad. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que si México lograra incrementar su productividad en un 1.5% anual durante la próxima década, podría cerrar la brecha de productividad con otros países de la OCDE, aumentando su PIB en más de un 20%.

Dictamen para la Cámara de Diputados sobre la Reforma Fiscal Liberal

Cámara de Diputados de los Estados Unidos Mexicanos

Comisión de Hacienda y Crédito Público

Dictamen con Proyecto de Decreto que reforma diversas disposiciones de la Ley del Impuesto sobre la Renta, Ley del Impuesto al Valor Agregado, Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, y Ley de Coordinación Fiscal

Antecedentes

La situación económica actual de México ha mostrado importantes retos fiscales, destacando un déficit presupuestario persistente, una elevada deuda pública y un sistema tributario que ha probado ser ineficiente para fomentar el crecimiento económico sostenido. La Comisión de Hacienda y Crédito Público, después de recibir las propuestas de los legisladores y expertos en la materia, ha discutido ampliamente la necesidad de una reforma fiscal de carácter estructural, alineada con los principios del liberalismo económico.

Esta reforma busca simplificar el sistema tributario, reducir la intervención del Estado en la economía, incentivar la inversión privada, aumentar la formalización laboral y mejorar la competitividad de México en el escenario internacional. El dictamen que se presenta a continuación es el resultado de estas deliberaciones y responde a las urgencias económicas que enfrenta el país.

Consideraciones

Simplificación del sistema tributario:

Uno de los pilares de esta reforma es la simplificación del sistema tributario, con el objetivo de reducir los costos de cumplimiento tanto para los contribuyentes como para el Estado. Se propone la eliminación de impuestos que recaudan cantidades marginales y generan una mayor complejidad administrativa, como ciertos apartados del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). En su lugar, se aplicarán impuestos más generales y de fácil administración. La reducción de la carga fiscal incentivará a empresas y trabajadores a formalizarse, ampliando la base tributaria y aumentando la recaudación sin elevar las tasas impositivas.

Reducción del Impuesto Sobre la Renta (ISR) corporativo:

Actualmente, la tasa del ISR corporativo en México se encuentra en el 30%, una de las más altas en comparación con otros países emergentes. Este dictamen propone reducir dicha tasa al 25%, con el fin de estimular la inversión privada, tanto nacional como extranjera. Esta reducción permitirá a las empresas reinvertir una mayor parte de sus utilidades en innovación, expansión y generación de empleo, contribuyendo al crecimiento económico y al desarrollo de sectores estratégicos.

Incentivos fiscales a la inversión en sectores estratégicos:

El dictamen propone la implementación de incentivos fiscales temporales para empresas que inviertan en áreas clave como infraestructura, tecnología y energías renovables. Estos incentivos estarán vigentes por un periodo de cinco años, con la posibilidad de renovación, y buscarán fomentar la modernización de la economía mexicana, atrayendo inversiones que generen un alto valor agregado.

Eliminación de subsidios sectoriales distorsionantes:

Se considera que los subsidios a ciertos sectores económicos han distorsionado el mercado, favoreciendo la ineficiencia y limitando la competitividad. Esta reforma fiscal propone la eliminación gradual de dichos subsidios, permitiendo que el mercado opere bajo condiciones de libre competencia. Esta medida también contribuirá a reducir el gasto público y mejorar el equilibrio fiscal.

Reducción del tamaño del gobierno:

El dictamen sugiere una revisión exhaustiva del gasto público, con el objetivo de reducir el tamaño del gobierno en áreas no esenciales. Se prevé una disminución en los recursos destinados a entidades que operan en sectores donde el Estado no tiene una ventaja comparativa, incentivando la privatización de servicios y empresas estatales. Esta medida permitirá reducir el déficit fiscal y liberar recursos para sectores estratégicos como la seguridad, la justicia y la infraestructura.

Fortalecimiento de la formalidad laboral:

La alta tasa de informalidad en México ha sido un obstáculo para el desarrollo económico. Con una mayor simplificación tributaria y la reducción de la carga fiscal, se espera que un número considerable de empresas y trabajadores se integren al sector formal. Además, se propone facilitar el acceso a programas de formalización laboral, ofreciendo incentivos adicionales a las pequeñas y medianas empresas que se registren formalmente.

Impacto Económico Esperado

Se prevé que esta reforma fiscal tenga un impacto positivo en diversas áreas:

Crecimiento económico: Con la reducción de impuestos corporativos y el fomento de la inversión privada, se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) de México crezca a una tasa promedio de entre 3% y 4% anual, superando el crecimiento modesto del 2% registrado en los últimos años.

Recaudación fiscal: Aunque la reforma propone una reducción de las tasas impositivas, la ampliación de la base tributaria y la formalización de más empresas y trabajadores aumentarán la recaudación. Se estima que la recaudación podría crecer en un 1.5% del PIB a mediano plazo.

Inversión privada: La reducción del ISR corporativo y los incentivos fiscales a sectores estratégicos atraerán mayor inversión privada. Se proyecta que la inversión fija bruta podría incrementarse del 21% actual al 25% del PIB en un plazo de cinco años.

Formalización laboral: Con una carga fiscal reducida y un sistema tributario más accesible, se espera una disminución en la tasa de informalidad laboral, que actualmente supera el 55%. La formalización de al menos el 10% de los trabajadores informales podría generar beneficios en términos de recaudación y mejora de las condiciones laborales.

Resolutivos

Con base en lo expuesto, la Comisión de Hacienda y Crédito Público somete a consideración del pleno de la Cámara de Diputados el siguiente:

Proyecto de Decreto

Se reforma el artículo XX de la Ley del Impuesto sobre la Renta, reduciendo la tasa del Impuesto Sobre la Renta para personas morales del 30% al 25%.

Se reforma el artículo XX de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, eliminando los gravámenes aplicados a productos no estratégicos y consolidando impuestos generales sobre bienes de consumo de amplio uso.

Se reforma el artículo XX de la Ley de Coordinación Fiscal para establecer un programa de incentivos fiscales temporales, orientados a la inversión en sectores clave como infraestructura y tecnología.

Se establece un programa de revisión del gasto público, orientado a la reducción del tamaño del gobierno en áreas no esenciales y a la eliminación gradual de subsidios sectoriales.

Conclusión del impacto

En resumen, los impactos esperados de una reforma fiscal liberal en México son múltiples y abarcan diversas áreas de la economía. Al simplificar el sistema tributario y reducir las cargas fiscales, se incentivaría la formalización de empresas y trabajadores, lo que ampliaría la base tributaria y mejoraría la recaudación. Además, la reducción de impuestos corporativos y los incentivos a la inversión fomentarían un mayor flujo de capital privado, tanto nacional como extranjero, lo que impulsaría el crecimiento económico y la modernización de sectores clave.

Con una mayor formalización y productividad, México no solo se posicionaría mejor a nivel global, sino que también lograría un crecimiento económico más inclusivo y sostenible, beneficiando tanto a las empresas como a los trabajadores. Estas medidas, alineadas con los principios del liberalismo económico, representan una oportunidad clara para transformar el sistema fiscal mexicano en uno más justo, eficiente y competitivo.

Por Asael Polo

Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Asesor Económico en Cámara de Diputados - H. Congreso de la Unión. Escribe para Asuntos Capitales, Viceversa.mx y El Tintero Económico. Twitter: @Asael_Polo10

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *