Dark kitchen entregando paquete a repartidor
La reforma propuesta en México para regular a repartidores de plataformas digitales, como Uber Eats, DiDi y Rappi, ha suscitado un debate importante sobre sus impactos en la economía y en la libertad individual de quienes eligen este tipo de empleos por la flexibilidad y autonomía que ofrecen. Tanto es así, que los repartidores ya se han reunido en protestas en la Ciudad de México, expresando su inconformidad con esta reforma. Sabemos que, más que buscar la protección y seguridad social de los repartidores, lo que el gobierno está buscando es, más bien, fuentes adicionales de donde recolectar impuestos para financiar sus atróces peripecias; esa es la fuente del olor fétido que emana de esta reforma. Los que luchamos por la libertad sabemos que estas regulaciones no solo afectan a los repartidores en general, sino que también hay un grupo muy específico, dependiente de esta economía digital emergente, que se verá severamente perjudicado: las madres que encontraron en este modelo una alternativa para obtener ingresos con horarios flexibles y las emprendedoras que pudieron iniciar una “dark kitchen” o cocina virtual, aprovechando la infraestructura que estas plataformas les proporcionan para llegar a nuevos clientes.
Aquí revisaremos cómo la implementación de regulaciones podría limitar las oportunidades para las madres y emprendedoras en México, quienes han aprovechado esta industria para mejorar su independencia económica, y cómo un enfoque más voluntario y menos restrictivo podría resultar en beneficios tanto para los trabajadores como para los usuarios.

La Flexibilidad Como Pilar Para Las Madres Trabajadoras.

Uno de los beneficios más valorados por las madres trabajadoras en México al unirse como repartidoras en plataformas digitales es la flexibilidad que ofrecen. Muchas de ellas encuentran en este modelo de trabajo una solución viable para combinar las responsabilidades familiares con la posibilidad de ganar un ingreso. A diferencia de los empleos tradicionales, los trabajos a través de plataformas permiten que las madres organicen su tiempo según las necesidades de sus hijos y su hogar. En una sociedad donde los modelos de trabajo presenciales y horarios rígidos siguen siendo la norma, estas oportunidades representan un cambio significativo.
Las regulaciones propuestas, sin embargo, podrían acabar con este beneficio al imponer condiciones más rígidas sobre el tiempo, salario y obligaciones que los repartidores tendrían que cumplir. La posibilidad de ser considerado empleado formal bajo las nuevas regulaciones podría requerir cumplir con un mínimo de horas o someterse a controles adicionales que limiten la flexibilidad que hoy disfrutan. Esta carga podría poner a las madres trabajadoras en una posición complicada, ya que perderían el beneficio de controlar su propio horario y tendrían que adaptarse a reglas externas que muchas veces no consideran las necesidades de conciliación entre vida familiar y laboral.

La Independencia Financiera Bajo Amenaza

La oportunidad de generar ingresos de manera independiente ha sido fundamental para muchas mujeres en México, quienes encuentran en estas plataformas la posibilidad de trabajar sin intermediarios ni supervisión directa. Esta independencia financiera es un pilar en la autonomía económica y la toma de decisiones para muchas de estas madres. Sin embargo, al imponer regulaciones que requieren que las plataformas asuman más responsabilidades y costos, se corre el riesgo de que estas empresas decidan reducir las oportunidades o imponer barreras más altas de entrada para nuevos repartidores.
Además, al tener que cumplir con las mismas obligaciones que un empleo tradicional, las mujeres podrían ver comprometido su deseo de trabajar en un ambiente menos restrictivo y con una mayor autonomía. En lugar de promover una cultura de libertad laboral, estas reformas podrían obligarlas a regresar a un modelo más tradicional que no siempre atiende sus necesidades específicas.

El Caso de las Dark Kitchens y la Innovación Emprendedora

Las “dark kitchens” o cocinas virtuales han surgido como una innovación crucial en la industria de alimentos y bebidas, permitiendo a muchas mujeres emprendedoras lanzar su negocio sin la necesidad de un local físico. Estas cocinas funcionan desde espacios reducidos, utilizando las plataformas de reparto para comercializar sus productos y llegar a clientes que de otra forma no podrían alcanzar. Sin embargo, la implementación de regulaciones podría tener un efecto negativo en estos negocios.
Al elevar los costos operativos de las plataformas, estas se verán obligadas a transferir parte de esos costos a sus usuarios y clientes comerciales. Esto significa que las “dark kitchens” se enfrentarán a tarifas más altas, lo que las obligará a subir los precios de sus productos para compensar. Esto no solo afecta la rentabilidad del negocio, sino también la competitividad frente a opciones tradicionales que ya tienen costos fijos más bajos. En última instancia, el consumidor final podría optar por alternativas más baratas, reduciendo las oportunidades de crecimiento para estas emprendedoras.

Promoviendo Acuerdos Voluntarios y Responsabilidad Individual

Estas regulaciones imponen barreras que restringen la libertad de elección y las oportunidades que han permitido el surgimiento de nuevos modelos de negocio y empleo. Bajo este principio, la mejor manera de proteger a los trabajadores de plataformas es permitiendo que cada individuo elija libremente los términos de su relación laboral y promoviendo acuerdos voluntarios entre las partes.
La libertad económica y de elección es clave para permitir que cada persona decida cuál es el mejor modelo de trabajo o negocio según sus necesidades. En el caso de las madres trabajadoras y las emprendedoras, esto les da la opción de ajustar su actividad de acuerdo con sus circunstancias y prioridades, sin la intervención de normas externas que muchas veces ignoran sus realidades y preferencias. Las regulaciones impuestas centralmente, que intentan homogenizar las condiciones laborales, no son sensibles a las diferencias individuales y, en el caso de México, pueden tener el efecto contrario al buscado, limitando la inclusión laboral y el emprendimiento.

Posibles Alternativas a la Regulación: Hacia una Economía Digital Flexible

En lugar de imponer un marco rígido, una solución viable sería fomentar un diálogo abierto entre las plataformas digitales y sus colaboradores para definir condiciones justas y voluntarias. Una alternativa podría ser establecer lineamientos generales que brinden recomendaciones de protección para los repartidores, sin imponerles obligaciones específicas. Esto permitiría a cada plataforma adaptarse y ofrecer diferentes niveles de seguridad y beneficios para atraer a colaboradores según sus preferencias.
Por ejemplo, muchas madres que trabajan en estas plataformas preferirían acuerdos que no comprometan su flexibilidad horaria, incluso si eso implica menos beneficios formales. Permitir que las plataformas desarrollen distintos planes de colaboración, con opciones de seguros, apoyos médicos o beneficios adicionales de manera opcional, podría satisfacer las necesidades de los repartidores sin imponer un modelo único que no se adapte a todos.
Además, en lugar de regular las tarifas que estas plataformas cobran a las “dark kitchens”, sería más efectivo promover la competencia y reducir las barreras de entrada para nuevas plataformas que pudieran ofrecer servicios a costos más accesibles, permitiendo así que las cocinas virtuales mantengan sus precios competitivos.

La regulación de las plataformas digitales de reparto en México es un tema complejo que afecta a diversos actores en la economía. Es fundamental que el gobierno considere los impactos no solo en los repartidores, sino también en las madres trabajadoras y emprendedoras que han encontrado en este modelo una alternativa para obtener ingresos y construir independencia financiera. La imposición de un marco regulatorio rígido no solo amenaza la flexibilidad y autonomía de los trabajadores de plataforma, sino que también limita la innovación y la competitividad de emprendimientos emergentes, como las “dark kitchens”.
Promover acuerdos voluntarios y responsables entre plataformas y trabajadores permitiría que cada persona elija la opción que mejor se adapte a sus necesidades. Al respetar el principio de libertad económica, México podría fomentar un entorno de trabajo más dinámico que beneficie a todos los actores involucrados, protegiendo el derecho de cada individuo a elegir el modelo laboral que mejor le convenga y a aprovechar las oportunidades que la economía digital ofrece.


Por Patty Erives

Patty Erives es licenciada en Administración de Empresas. Es líder del capítulo Chihuahua de Ladies of Liberty Alliance (LOLA), donde promueve la libertad y el empoderamiento femenino a través de iniciativas orgánicas y no gubernamentales.

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