Hace dos días fue publicado nuestro libro The Pfizer Papers: Pfizer’s Crimes Against Humanity (Los Pfizer Papers: los crímenes de Pfizer contra la humanidad), que ya es un éxito de ventas. Se trata de un libro que tres gobiernos –Estados Unidos, Reino Unido y Australia– intentaron suprimir. La historia de cómo se hizo realidad es extraordinaria: 3.250 médicos y científicos altamente acreditados, bajo el liderazgo de una mujer extraordinaria, Amy Kelly, trabajaron durante dos años en los 450.000 documentos internos de Pfizer que fueron hechos públicos por orden judicial, tras una demanda exitosa del abogado Aaron Siri. En el proceso, estos voluntarios confirmaron el mayor crimen contra la humanidad de todos los tiempos.
Introducción por la Dra. Naomi Wolf
Este libro que tiene en sus manos es el resultado de un conjunto extraordinario de confluencias. También presenta, en un formato disponible en las librerías por primera vez, material que ya ha cambiado la historia.
Está a punto de embarcarse como lector en un viaje a través de una historia extraordinaria –cuyos elementos casi desafían la credibilidad.
Los documentos de Pfizer son el resultado de un grupo de desconocidos –personas comunes con habilidades extraordinarias, ubicadas en diferentes lugares del mundo, con diferentes antecedentes e intereses– que se unieron, sin dinero ni compensación profesional alguna, por la bondad de sus corazones y motivados por el amor hacia la verdadera medicina y la verdadera ciencia, para emprender un proyecto de investigación riguroso, dolorosamente detallado y complejo, que abarcó los años 2022 hasta el presente, y que continúa hasta el día de hoy.
El material que leyeron y analizaron involucró 450.000 páginas de documentos, todos escritos en un lenguaje extremadamente denso y técnico.
Este proyecto de investigación de gran envergadura y sin descanso –dirigido por la COO de DailyClout, la extraordinariamente talentosa Amy Kelly–, puso de rodillas a una de las instituciones más grandes y corruptas del mundo: Pfizer. Este proyecto, impulsado por 3.250 desconocidos que trabajaron virtualmente, y se convirtieron en amigos y colegas, llevó a un gigante farmacéutico mundial a perder miles de millones de dólares en ingresos. Frustró los planes de los políticos más poderosos del planeta. Eludió la censura de las empresas tecnológicas más poderosas del planeta. Esta es la definitiva historia de David y Goliat.
La historia comenzó cuando el abogado Aaron Siri demandó con éxito a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para obligarla a publicar “Los documentos de Pfizer”. Se trata de documentos internos de Pfizer –como se señaló anteriormente, 450.000 páginas– que detallan los ensayos clínicos que Pfizer efectuó en relación con su inyección de ARNm para covid. Estos ensayos fueron llevados a cabo para asegurar el premio máximo para una empresa farmacéutica: la “EUA”, o Autorización de Uso de Emergencia de la FDA. En Diciembre de 2020, la FDA otorgó a Pfizer la autorización de uso de emergencia para mayores de 16 años. La “pandemia” (una crisis de salud pública que, como confirmó mi libro The Bodies of Others, implicó datos exagerados y manipulados de “infecciones”, y documentación sesgada sobre mortalidad) se convirtió en el pretexto para la “urgencia” que llevó a la FDA a otorgar la autorización de uso de emergencia al nuevo fármaco de Pfizer (y Moderna). La autorización de uso de emergencia es, en esencia, el pase libre que permite a Pfizer lanzarse directamente al mercado con un producto que no ha sido completa ni debidamente probado.
The Pfizer Papers contiene también documentación de lo que sucedió en la “poscomercialización”; es decir en los tres meses de Diciembre de 2020 a Febrero de 2021, mientras se distribuía la vacuna al público. Todos los principales portavoces y los medios de comunicación comprados calificaron la inyección de “segura y eficaz”, leyendo lo que era un guión centralizado.
Muchas personas que se pusieron esta inyección, cuando se lanzó en 2020-2021-2022 y hasta el presente, no se dieron cuenta de que las pruebas normales de seguridad de una nueva vacuna –pruebas que habitualmente tardan entre diez y doce años– habían sido simplemente pasadas por alto mediante los mecanismos de un “estado de emergencia” y la “Autorización de uso de emergencia” de la FDA. No entendieron que las “pruebas” reales eran, de hecho, que Pfizer y la FDA estaban observando lo que les sucedía a ellos y a sus seres queridos, después de que estos ciudadanos se arremangaron y se sometieron a la inyección. Como nunca podremos olvidar, muchos millones de estas personas que se sometieron a la inyección fueron “obligadas” a ponérsela, afrontando la amenaza de perder sus trabajos, suspender su educación, o perder sus empleos públicos si se negaban; en algunos estados de EE.UU. y países extranjeros, las personas también se enfrentaron a la suspensión de sus derechos a utilizar los medios de transporte, de cruzar fronteras, de ir a la escuela o a la universidad, de recibir ciertos procedimientos médicos, o de ingresar a edificios como iglesias y sinagogas, restaurantes y gimnasios –si se negaban a ser inyectados.
En la demanda de Aaron Siri, la FDA solicitó al juez que retuviera la publicación de los documentos de Pfizer durante setenta y cinco años. ¿Por qué una agencia gubernamental querría ocultar cierto material hasta que la generación actual –aquellos afectados por lo que está en estos documentos– hayan muerto y desaparecido? No hay ni puede puede haber una buena respuesta a esa pregunta.
Afortunadamente para la historia –y afortunadamente para millones de personas, cuyas vidas fueron salvadas por esta decisión–, el juez rechazó la solicitud de la FDA, y obligó a la publicación de los documentos, a razón de 55.000 páginas por mes.
Sin embargo, cuando me enteré de ésto me preocupé como periodista. Sabía que ningún periodista tenía la capacidad de leer ese volumen de material. También entendí que prácticamente ningún periodista tenía la formación o las habilidades necesarias para entender el lenguaje multidimensional y técnicamente altamente especializado de los informes. Para entender los informes, uno necesitaría tener conocimientos de inmunología, estadística, bioestadística, patología, oncología, medicina deportiva, obstetricia, neurología, cardiología, farmacología, biología celular, química y muchas otras especialidades. Además de médicos y científicos, para entender lo que realmente estaba sucediendo en los documentos de Pfizer también serían necesarias personas con profundos conocimientos sobre los procesos regulatorios del gobierno y la industria farmacéutica; serían necesarias personas que entendieran el proceso de aprobación de la FDA; serían necesarios especialistas en fraude médico y, finalmente, para entender qué delitos fueron cometidos en los documentos, serían necesarios abogados.
Me preocupaba que sin personas con todas esos conocimientos y habilidades para leer los documentos, su volumen y complejidad los llevarían a desaparecer en “el agujero de la memoria”.
Ingresa Steve Bannon, ex oficial naval, ex banquero de inversiones de Goldman Sachs, ex asesor del presidente Trump y actual presentador del podcast político más popular de Estados Unidos, y uno de los más escuchados en todo el mundo, WarRoom.
Él y yo venimos de extremos opuestos del espectro político. Yo fui demócrata toda la vida, asesora de la campaña de reelección del presidente Bill Clinton y de la campaña presidencial de Al Gore. Él es un republicano acérrimo convertido en un MAGA. Me habían expulsado de la plataforma en Junio de 2021, antes de que salieran a la luz los documentos de Pfizer, por el delito de advertir que las mujeres informaban de una desregulación menstrual tras haber recibido las inyecciones de ARNm. Como escritora de toda la carrera sobre cuestiones de salud sexual y reproductiva de las mujeres, sabía que se trataba de una señal de peligro grave, y que este efecto secundario afectaría a la fertilidad –cualquier estudiante de octavo grado debería poder preverlo también. Tras haber publicado esta advertencia, me prohibieron el acceso a Twitter, Facebook, YouTube y otras plataformas. Me atacaron globalmente, de golpe, como “antivacunas” y “teórica de la conspiración”; y mi vida como autora feminista conocida y de gran éxito dentro de los medios tradicionales, terminó. Nadie en ese mundo quería hablar conmigo, publicar mi trabajo o devolver mis llamadas. Me sentí despersonalizada y deshumanizada.
Resultó que, tras dos demandas exitosas en 2023 por parte de los fiscales generales de Missouri y Louisiana, en realidad fueron la Casa Blanca, los CDC y los altos dirigentes de otras agencias gubernamentales –incluida la NSA– los que presionaron ilegalmente a Twitter y Facebook para que eliminaran ese tuit de advertencia mío, para que me cancelaran, y “BOLO” (Be On the Lookout, estar alerta) respecto de publicaciones similares. Esta supresión es ahora objeto de una decisión pendiente de la Corte Suprema sobre si violó o no la Primera Enmienda.
Para mi sorpresa, en ese oscuro momento de mi vida recibí un mensaje de texto del productor de Steve Bannon, quien me invitó a WarRoom. Expresé mis preocupaciones sobre la salud reproductiva de las mujeres a raíz de la inyección de ARNm y, para mi sorpresa, fue respetuoso, consideró las implicaciones, y se tomó el asunto muy en serio. Volví una y otra vez para plantearle a su audiencia esa y otras preocupaciones que estaban surgiendo en relación con las inyecciones de ARNm. Me sentí aliviada de tener una plataforma en la que podía compartir estas advertencias urgentes. Al mismo tiempo, me entristeció que la izquierda –que se suponía que defendía al feminismo– pareciera no preocuparse en absoluto por los graves riesgos para las mujeres y los bebés no nacidos. Reconocí la ironía de que una persona a la que me habían enseñado a creer que era el diablo encarnado, en realidad se preocupara más por las mujeres y los bebés, que todos mis antiguos colegas de derecha, incluido el establishment de la salud feminista, que siempre habían vociferado tanto sobre el bienestar y los derechos de las mujeres.
Dadas mis apariciones en WarRoom antes de 2022, era natural que el asunto de los documentos de Pfizer surgiera en ese programa cuando fueron publicados. Compartí mi preocupación de que se perdieran en la historia debido a su volumen y lenguaje técnico. Bannon dijo algo así como: “Bueno, vas a conseguir un proyecto de crowdsourcing para leerlos”. Me quedé desconcertada, ya que no tenía ninguna habilidad relacionada con eso, ni conocimiento sobre cómo hacer tal cosa. Respondí algo así como: “Por supuesto”.
Entonces, mi plataforma de noticias y opinión DailyClout se vio inundada de ofertas de todo el mundo, de oyentes de WarRoom con las habilidades necesarias para descifrar los documentos de Pfizer. Estaba aterrorizado. Era un caos. Tenía gente excelente en mi equipo. Pero ninguno de nosotros sabía cómo gestionar o incluso organizar el aluvión de correos electrónicos; no sabíamos cómo evaluar los miles de CV; e incluso una vez que habíamos “integrado” a estas miles de personas en diferentes zonas horarias al “proyecto”, nuestras bandejas de entrada se volvieron aún más aterradoras, ya que era literalmente imposible organizar a 3.250 expertos en un organigrama que pudiera trabajar sistemáticamente con estos documentos. Los correos electrónicos se enredaban o no recibían respuesta. La gente hacía preguntas que no podíamos responder. No teníamos idea de qué estructura podría permitir que semejante cantidad de expertos dispares trabajara con el vasto tesoro de material.
Unas semanas después y estando desesperada, Bannon me llamó nuevamente. Me preguntó sobre el progreso del proyecto y le respondí, más optimista que lo que me sentía, que muchas personas se habían unido a nosotros y estaban comenzando a leer. “Por supuesto, comenzarás a entregar informes”, me animó. “Por supuesto”, respondí, horrorizada por estar tan metida en la situación.
Nunca he tenido un trabajo corporativo, por lo que ni siquiera se me había ocurrido que una serie de informes fuera el formato que deberían tener los análisis de los documentos.
Entonces ocurrió algo que sólo puedo describir como providencial. Hicimos un llamado a los voluntarios para que contrataran a un gerente de proyectos, y Amy Kelly se puso en contacto con nosotros. La Sra. Kelly es gerente de proyectos certificada Six Sigma, con una amplia experiencia en gestión de proyectos de telecomunicaciones y tecnología. También es sencillamente una líder inexplicablemente eficaz. El día que puso la mano sobre el caos de las bandejas de entrada, las aguas se calmaron. La paz y la productividad prevalecieron. De alguna manera la Sra. Kelly organizó sin esfuerzo a los voluntarios en seis grupos de trabajo, con un supracomité a la cabeza de cada uno, y comenzó el trabajo propiamente dicho. Sólo puedo explicar el alcance, la fluidez y la eficacia del trabajo que siguió, como si se hubiera producido en un estado de gracia.
En los dos años que han pasado desde que la Sra. Kelly y los voluntarios han estado trabajando juntos, han revisado 2.369 documentos y archivos de datos, los que suman cientos de miles de páginas, y han emitido casi 100 informes. Enseñé a los voluntarios a escribirlos en un lenguaje que todos pudieran comprender, lo que pensé que era muy importante para maximizar su impacto. Y Amy Kelly revisó meticulosamente casi todos y los editó todos.
Los primeros 46 informes aparecieron en un formato de autoedición que publicamos. Para nosotros era muy importante que aparecieran en un formato publicado que fuera físico, y no solo digital, ya que queríamos algo que la gente pudiera entregar a sus médicos, a sus seres queridos, a sus representantes en el Congreso.
Estos 46 informes dieron a conocer grandes historias. Nos enteramos de que Pfizer supo tres meses después de su lanzamiento en Diciembre de 2020, que las vacunas no funcionaban para detener el covid. El lenguaje de Pfizer fue “fallo de la vacuna” y “fallo de eficacia”. Uno de los “eventos adversos” más comunes en los documentos de Pfizer es “covid”.
Pfizer sabía que los materiales de la vacuna –nanopartículas lipídicas, una grasa industrial recubierta con polietilenglicol, un subproducto del petróleo; ARNm; y proteína de la espícula– no permanecían en el músculo deltoides, como afirmaban todos los portavoces. En lugar de eso, en 48 horas se dispersaban por todo el cuerpo “como un disparo de escopeta”, como dijo uno de los autores, el Dr. Robert Chandler; atravesaban todas las membranas del cuerpo humano –incluida la barrera hematoencefálica– y se acumulaban en el hígado, las glándulas suprarrenales, el bazo, el cerebro y, si se es mujer, en los ovarios. El Dr. Chandler no vio ningún mecanismo por el que esos materiales salieran del cuerpo, por lo que cada inyección parece acumular más de esos materiales en los órganos.
Pfizer contrató a 2.400 empleados a tiempo completo para ayudar a procesar “el gran aumento de informes de eventos adversos” que son enviados a la base de datos de seguridad mundial de la empresa.
En Abril de 2021 Pfizer sabía que las inyecciones dañaban los corazones de los jóvenes. El 28 de Febrero de 2021 –apenas 90 días después de la distribución pública de su vacuna contra el covid-19– Pfizer sabía que su inyección estaba vinculada con gran cantidad de eventos adversos. Lejos de ser “escalofríos”, “fiebre” o “fatiga” –según afirmaron los CDC y otras autoridades que eran los efectos secundarios más preocupantes–, los efectos secundarios reales fueron catastróficamente graves.
Estos efectos secundarios incluyeron muerte (que Pfizer sí enumera como un “evento adverso grave”). De hecho, más de 1.233 muertes en los primeros tres meses de que el medicamento estuvo disponible públicamente; covid-19 grave; lesión hepática; eventos neurológicos adversos; parálisis facial; lesión renal; enfermedades autoinmunes; sabañones (una forma localizada de vasculitis que afecta los dedos de las manos y de los pies); síndrome de disfunción orgánica múltiple (cuando más de un sistema orgánico falla a la vez); activación de infecciones latentes por herpes zoster; lesiones en la piel y las membranas mucosas; problemas respiratorios; estructura pulmonar dañada; insuficiencia respiratoria; síndrome de dificultad respiratoria aguda (lesión pulmonar en la que el líquido se filtra de los vasos sanguíneos al tejido pulmonar, lo que provoca rigidez que dificulta la respiración y provoca una reducción del intercambio entre oxígeno y dióxido de carbono); y SARS (o SARS-CoV-1, que no había sido visto en el mundo desde 2004, pero aparece en los documentos de Pfizer como efecto secundario de las inyecciones).
Fueron registradas miles de personas con dolor articular de tipo artrítico, uno de los efectos secundarios más comunes. Otros miles con dolor muscular, el segundo más común. Luego, enfermedades de la sangre a escala industrial: coágulos sanguíneos, coágulos pulmonares, coágulos en las piernas; trombocitopenia trombótica, una enfermedad de coagulación de los vasos sanguíneos; vasculitis (la destrucción de los vasos sanguíneos por inflamación); tasas astronómicas de trastornos neurológicos –demencias, temblores, Parkinson, Alzheimer, epilepsias. Horribles afecciones de la piel. Una plétora florida de problemas cardíacos: miocarditis, pericarditis, taquicardia, arritmia, etc. La mitad de los efectos adversos graves relacionados con el hígado, incluida la muerte, se produjeron en las 72 horas siguientes a la inyección. La mitad de los accidentes cerebrovasculares se produjeron en las 48 horas siguientes a la inyección.
Pero lo que realmente surgió de los primeros 46 informes fue el hecho de que, aunque el covid es aparentemente una enfermedad respiratoria, los artículos no se centraban en los pulmones ni en las membranas mucosas, sino que de forma espeluznante y constante se centraban en alterar la reproducción humana.
Cuando la vacuna de Pfizer fue puesta a disposición del público, el gigante farmacéutico sabía que mataría bebés y dañaría significativamente la capacidad de reproducción de mujeres y hombres. El material de los documentos deja claro que dañar la capacidad humana de reproducirse, y causar abortos espontáneos de bebés, “no es un error, es una característica”.
Pfizer les dijo a los hombres vacunados que usaran dos formas confiables de anticoncepción o que se abstuvieran de tener relaciones sexuales con mujeres en edad fértil. En su protocolo, la empresa definió la “exposición” a la vacuna como el contacto piel con piel, la inhalación y el contacto sexual. Pfizer apareó ratas hembras vacunadas y ratas macho “no tratadas”, y luego examinó a esos machos, hembras y sus crías en busca de “toxicidad” relacionada con la vacuna. Basándose en tan solo 44 ratas –y ningún ser humano–, Pfizer declaró que no había resultados negativos para “… el rendimiento de apareamiento, la fertilidad o cualquier parámetro ovárico o uterino … ni en la supervivencia, el crecimiento o el desarrollo embriofetal o posnatal”, lo que implicaba que su vacuna contra el covid era segura durante el embarazo y no dañaba a los bebés. Pfizer sabía desde hace años que las nanopartículas lipídicas degradan los sistemas sexuales, y Amy Kelly, de hecho, descubrió que las nanopartículas –de las que las nanopartículas lipídicas son un subtipo– atraviesan la barrera hemato-testicular y dañan las células de Sertoli, las células de Leydig, y las células germinales de los machos. Esas son las fábricas de la masculinidad, que afectan a las hormonas que convierten a los niños en la adolescencia en hombres, con voces profundas, hombros anchos y la capacidad de engendrar hijos. Por lo tanto, no tenemos idea sobre si los bebés varones nacidos de madres vacunadas, se convertirán en adultos reconociblemente masculinos y fértiles, o no. Pfizer enumeró los daños menstruales que sabía que estaba causando a miles de mujeres, y los daños van desde mujeres que sangran todos los días, hasta mujeres que tienen dos períodos al mes, o ninguna menstruación en absoluto; mujeres que sufren hemorragias y expulsan tejido; mujeres menopáusicas y posmenopáusicas que comienzan a sangrar nuevamente. Los científicos de Pfizer observaron y anotaron todo con calma, pero no se lo dijeron a las mujeres.
Los bebés sufrieron y murieron. En una sección de los documentos, más de 80% de los embarazos que continuaron, terminaron en aborto espontáneo. En otra sección de los documentos, murieron dos bebés recién nacidos, y Pfizer describió la causa de la muerte como “exposición materna” a la vacuna.
Pfizer sabía que los materiales de la vacuna entraban en la leche materna de las madres vacunadas, y envenenaban a sus bebés. La leche materna de cuatro mujeres se volvió “azul verdosa”. Pfizer elaboró un cuadro de bebés enfermos, que enfermaron por la lactancia materna de madres vacunadas, con síntomas que iban desde fiebre hasta edema (carne hinchada), urticaria y vómitos. Un pobre bebé tuvo convulsiones y fue llevado a urgencias, donde murió por una falla multiorgánica.
Ahora los conduciré a los 36 informes que encontrarán en el libro. Algunos de los titulares de los informes que siguen son:
- El 28 de Febrero de 2021, Pfizer publicó una “Revisión acumulativa del embarazo y la lactancia”, que muestra que después de la vacunación de las madres con su vacuna:
- Se produjeron eventos adversos en más de 54% de los casos de “exposición materna” a la vacuna, e incluyeron 53 informes de aborto espontáneo (51) / aborto (1) / aborto no detectado (1) después de la vacunación.
- Se produjeron casos de parto y nacimiento prematuros, así como dos muertes de recién nacidos.
- Algunos recién nacidos sufrieron dificultad respiratoria grave o “enfermedad” después de la exposición a través de la leche materna.
- Se produjeron caídas “sustanciales” de la tasa de natalidad en trece países: países de Europa, así como Gran Bretaña, Australia y Taiwán, dentro de los nueve meses posteriores a la implementación pública de la vacuna.
- Aproximadamente 70% de los eventos adversos relacionados con la vacuna Pfizer ocurren en mujeres.
- La proteína de la espícula y la inflamación todavía estaban presentes en el tejido cardíaco un año después de recibir la vacuna de ARNm contra el covid.
- En el ensayo clínico de Pfizer, hubo más muertes entre los participantes vacunados que entre los que recibieron placebo. Sin embargo, Pfizer presentó a la FDA datos inexactos, que mostraban más muertes en el grupo placebo cuando solicitó la autorización de uso de emergencia.
- Los bebés y niños menores de doce años recibieron la vacuna de Pfizer siete meses antes de la aprobación de una vacuna pediátrica, lo que dio como resultado:
- Accidente cerebrovascular.
- Parálisis facial.
- Lesión o insuficiencia renal.
- Hubo un aumento de más de 3,7 veces en el número de muertes debido a eventos cardiovasculares en los sujetos vacunados de ensayo clínico, en comparación con los sujetos de placebo.
- La vacuna Pfizer distribuida al público era diferente a la fórmula utilizada en la mayoría de los participantes del ensayo clínico, y el público no fue informado de ésto.
- Los análisis histopatológicos (la tinción de tejidos para mostrar estados de enfermedad) muestran evidencia clara de patología autoinmune inducida por la vacuna en múltiples órganos; erosión de los vasos sanguíneos, el corazón y los vasos linfáticos causada por la proteína de la espícula; amiloides en múltiples tejidos; cánceres inusuales y agresivos; y formaciones atípicas de “coágulos”.
- Después de la vacunación, los pacientes más jóvenes comenzaron a presentar cánceres; los tumores eran más grandes y crecían de manera más agresiva y rápida que los cánceres antes de la inoculación masiva de las poblaciones. La aparición simultánea de cánceres (la aparición de más de un cáncer al mismo tiempo) se volvió más común, una situación que era típicamente muy inusual antes del lanzamiento de las vacunas de ARNm. El crecimiento de los tumores benignos se aceleró.
- Para el 12 de Marzo de 2021, los investigadores de Pfizer vacunaron a casi toda la cohorte de placebo (no vacunada) del ensayo, aunque Pfizer se había comprometido previamente a realizar un seguimiento tanto de la cohorte de vacunados como de la de placebo durante dos años. Inmediatamente después de recibir la Autorización de Uso de Emergencia, Pfizer presionó a la FDA para que les permitiera vacunar a la cohorte no vacunada por razones “humanitarias”. La vacunación del grupo placebo hizo desaparecer la capacidad de realizar estudios de seguridad a lo largo del tiempo.
- Los casos de autoinmunidad notificados al Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) aumentaron 24 veces entre 2020 y 2021, y las muertes anuales relacionadas con la autoinmunidad aumentaron 37 veces en el mismo período.
- En la presentación de datos y documentos de autorización de uso de emergencia de Pfizer en octubre de 2021 para niños de cinco a once años, los investigadores de Pfizer especularon por escrito que los daños subclínicos se manifestarían en los pacientes a largo plazo, lo que implica que las dosis continuas con daños subclínicos eventualmente se manifestarían como daños clínicos.
- En los estudios de prueba, la vacuna de ARNm covid-19 de Moderna dañó la reproducción de los mamíferos, lo que resultó en 22% menos de embarazos; malformaciones esqueléticas; y problemas de lactancia.
- Hubo cientos de posibles casos de enfermedad potenciada asociada con la vacuna (VAED) en los primeros tres meses del lanzamiento de la vacuna de ARNm covid de Pfizer. Los portavoces de salud pública minimizaron su gravedad al llamarlos “casos de covid de avance”.
- Pfizer ocultó ocho muertes de personas vacunadas que ocurrieron durante el ensayo clínico, para que sus resultados parecieran favorables para recibir su EUA para mayores de 16 años.
Las fuerzas más poderosas del mundo, incluida la Casa Blanca, el personal del propio presidente de los Estados Unidos; la Dra. Rochelle Walensky de los CDC; el director de la FDA, el Dr. Robert M. Califf; el Dr. Anthony Fauci; Twitter y Facebook; los medios tradicionales, incluidos The New York Times, BBC, The Guardian y NPR; OfCom, la agencia reguladora de los medios de comunicación británica; organizaciones profesionales como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, y la Agencia Europea de Medicamentos, el equivalente europeo de la FDA, y la Administración de Productos Terapéuticos, el equivalente australiano de la FDA, todos buscaron suprimir la información que Amy Kelly, los voluntarios de investigación y yo trajimos al mundo a partir de 2022, y que usted está a punto de absorber en las siguientes páginas.
Sin embargo, a pesar de la campaña de censura y represalia más poderosa lanzada en la historia de la humanidad (que se volvió más poderosa que las campañas anteriores, gracias a los efectos amplificadores de las redes sociales y la inteligencia artificial), los hallazgos de estos voluntarios no fueron suprimidos al final, y sobrevivieron en los medios alternativos y en nuestro sitio DailyClout.io; para ser compartidos de boca en boca, salvando millones de vidas.
Pasemos rápidamente a los acontecimientos más recientes. ¿Cuál ha sido el papel de esta información para detener el mayor crimen jamás cometido contra la humanidad?
Lo peor ha sucedido. Las discapacidades han aumentado en un millón por mes en los Estados Unidos, según el ex gerente de fondos de cobertura de BlackRock, Edward Dowd. El exceso de muertes ha aumentado mucho en los EE.UU. y Europa occidental. Las tasas de natalidad se han desplomado, según el matemático Igor Chudov (y el Dr. Robert Chandler, investigador voluntario de WarRoom / DailyClout), entre 13 y 20% desde 2021, según las bases de datos del gobierno. Los atletas están cayendo muertos. Los cánceres turbo están aumentando. Los médicos convencionales pueden estar “desconcertados” por todo ésto, pero lamentablemente nosotros, gracias a Amy Kelly y los voluntarios, entendemos exactamente lo que está sucediendo.
Nuestro incansable esfuerzo por hacer llegar esta información al mundo, de forma irreprochable, finalmente ha dado sus frutos. La aceptación de las vacunas de refuerzo es ahora de 4%. Muy pocas personas “reforzaron” a sus hijos. La mayoría de las universidades de los Estados Unidos retiraron sus “obligaciones” de vacunación. Los ingresos netos de Pfizer cayeron en el primer trimestre de 2024 a los niveles anteriores a 2016. OfCom, que había atacado a Mark Steyn por “dar plataforma” en su programa a mi descripción de los daños reproductivos y de otro tipo en los documentos de Pfizer, está siendo demandado por el mismo Steyn. La BBC tuvo que informar que las lesiones por vacunas son reales, al igual que The New York Times. AstraZeneca, una vacuna contra el covid-19 con una configuración algo diferente en Europa, fue retirada del mercado en Mayo de 2024, tras demandas judiciales relacionadas con la trombocitopenia trombótica (efecto secundario sobre el que nuestra voluntaria de investigación, la Dra. Carol Taccetta, había informado a la FDA por carta en 2022), y la Agencia Europea de Medicamentos retiró notablemente su EUA para AstraZeneca. Tres días después de que publicáramos nuestro informe que mostraba que la FDA y los CDC habían recibido la “Revisión acumulativa del embarazo y la lactancia” de ocho páginas, que confirmaba que la Dra. Walensky sabía sobre la letalidad de la vacuna cuando celebró su conferencia de prensa diciendo a las mujeres embarazadas que se pusieran la inyección, la Dra. Walensky dimitió.
Resulta difícil afrontar este material desde el papel que desempeñamos Amy Kelly y yo. Sin duda, para los voluntarios, descubrir esta evidencia criminal es realmente doloroso. Puede resultar difícil leer parte de lo que sigue. Como he dicho en otra parte, ver este material es como estar entre los soldados aliados que abrieron por primera vez las puertas de Auschwitz. Pero hay que decir la verdad.
Entre otras razones importantes para decir estas verdades, se hirió y mató a gente con una tecnología novedosa que no había sido utilizada antes en medicina; y estas páginas contienen pistas importantes sobre los mecanismos de estas lesiones y, por lo tanto, proporcionan muchas señales para los médicos y científicos del futuro, para tratar las muchas lesiones que estas nuevas tecnologías de ARNm, inyectadas en los cuerpos de las personas, han provocado.
Debemos compartir la verdad, ya que la verdad salva y sostiene; y, finalmente, la verdad curará.
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Agradecemos a Steve Bannon y a su maravilloso equipo de WarRoom por ser los impulsores de todo este proyecto, y por invitarnos constantemente a su programa para que podamos contarle al mundo lo que los voluntarios encuentran.
Agradecemos a Skyhorse Publishing, al editor Tony Lyons, y a nuestro editor Héctor Carosso por dar el paso fundamental de publicar este material en un libro que estará disponible en todas partes. Los libros importan, y esta publicación marcará la diferencia a la hora de generar responsabilidades y una historia precisa de este catastrófico conjunto de eventos.
Agradecemos a los voluntarios, 3.250 desconocidos en todo el mundo, que se unieron por amor a la verdad y a sus semejantes. Agradecemos a nuestros doscientos abogados, que nos ayudaron a obtener correos electrónicos de la CDC que solicitaban la Ley por la Libertad de la Información (FOIA), y nos ayudaron a entender los crímenes que estábamos viendo en las páginas siguientes.
Muchos de nuestros voluntarios han sufrido ostracismo, pérdida de empleo, marginación y otras penalidades, como consecuencia de su compromiso con la ciencia real, la medicina real y la tarea de difundir la verdad para salvar a sus semejantes y a generaciones aún no nacidas.
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La batalla continúa. Nadie que haya cometido este crimen masivo contra la humanidad está en la cárcel, ni siquiera enfrenta cargos civiles o penales. Hay al menos tres demandas contra Pfizer –dos nuestras, y una de Brook Jackson– pero, hasta la fecha, ninguna de las demandas ha prevalecido por completo. El litigio se prolonga.
No obstante –no obstante–, la noticia se ha difundido.
Amy Kelly y yo recibimos cientos de correos electrónicos de familias agradecidas, que nos cuentan sobre sus bebés o nietos saludables, y nos agradecen por salvar a esos bebés, o hijos, hijas y nueras, y sabemos que este proyecto ha salvado muchas vidas; tal vez cientos de miles de vidas, y tal vez millones de vidas de lesiones discapacitantes. Steve Bannon, quien inició todo ésto, salvó cientos de miles de vidas, y salvó a sus oyentes y a los nuestros de sufrir millones de lesiones. Dios sabe cuántos bebés nacerán en el futuro, sanos y salvos, gracias a nuestro trabajo colectivo, arduo y muy específico.
La historia de este proyecto no ha terminado. Sus propias acciones al leer estos informes son parte de las repercusiones de este trabajo.
¿A quién se lo contará?
¿Cómo procesará la información?
¿Qué hará para vengar los crímenes del pasado?
¿Qué hará para salvar el futuro?
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko
Publicado originalmente por el Rothbard Institute Brasil: https://rothbardbrasil.com/los-pfizer-papers-los-crimenes-de-pfizer-contra-la-humanidad/
Dra. Naomi Wolf.- Autora de siete best-sellers de no ficción. Cofundadora/CEO, DailyClout.io – que permite a todos elaborar, aprobar y compartir legislación. Oxford D Phil.
Twitter: @naomirwolf
Algo dificil de leer este articulo por el contenido tan brutal que se revela aqui, esa vacunas fueron un crimen contra la humanidad.