El fin no justifica los medios, y menos aún si éstos medios, implican apartarse de la Constitución y de la ley.

El presidente López Obrador habla de un Supremo Poder Conservador, que sólo existe en su imaginación. El que sí existe y está definido en la Constitución, en su artículo 80, es el “Supremo Poder Ejecutivo de la Unión, en un solo individuo que se denominará Presidente de los Estados Unidos Mexicanos” ; por ser él individualmente el Supremo Poder Ejecutivo, no puede actuar cómo un ciudadano común: es el Supremo Poder Ejecutivo, por eso es desigual una confrontación de él con cualquier otro ciudadano, ya que sería o es, la del único poder unipersonal y Supremo, contra una persona gobernada como un periodista, o en contra de una persona que es parte de un poder colegiado, tal como los miembros de la Corte Suprema o del Congreso, o sea: es un abuso y una lucha desigual. Por lo que además, es hasta ofensivo que diga que le violan sus derechos: es como si un peso completo se enfrenta en una pelea a un peso mosca y dice que el referí viola su derecho a golpear, porque evita que le dé golpes bajos a su adversario.

Además el artículo 6° constitucional claramente señala que: la libertad de expresión tiene cómo límite LA VIDA PRIVADA y los derechos de terceros, y en el mismo artículo 6°, en la fracción A, inciso II, se dice que la información que se refiere a vida personal y a datos personales, deberá protegerse.

Por otro lado el artículo 69 constitucional, establece que la información que debe dar el presidente de la República, es “La que manifieste el estado general de la administración pública del país”.

Y el artículo 134 establece que la propaganda, bajo cualquier forma de comunicación social que difundan los poderes públicos, “deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social, en ningún caso esa información incluirá nombres…”.

Es evidente que entre sus facultades como presidente, no tiene la de dar información sobre las empresas de la senadora Xóchitl Gálvez, ni de ningún mexicano, porque La Mañanera es para que el presidente informe sobre la situación del país y las acciones de su gobierno, no para usar tiempos y recursos públicos para desprestigiar a una persona particular, que no es parte de la administración pública que él encabeza. O sea: vimos cómo actuó, violando el principio de legalidad, que limita los actos de un gobernante, donde existen facultades expresas, pero actuó así, fuera de toda legalidad.

Lo que hizo en la mañanera, contra Xóchil, tenía el propósito evidente de dañar el honor, dignidad y reputación de la aún senadora. Por ello, si se trata de información verdadera, sería una difamación; si es falsa, de una calumnia. En cualquier caso, es algo ilícito; también se configura el delito de ejercicio indebido del servicio público, se viola la legislación de protección de datos personales, y posiblemente también la legislación fiscal.

Y lo peor es que esta evidentes acciones ilegales, se deben a algo que él provocó: el adelantar el proceso de su sucesión.

No debería estar sucediendo lo que vivimos, si AMLO hubiera esperado los tiempos legales, y no acelerar lo que vivimos, dónde hay precampañas ilegales, simuladas, costosas y fraudulentas, y con ello sólo se genera el desgaste, divisionismo y la distracción sobre los temas importantes del presente.

¿Para qué lo hizo? Si el presidente, que tenía por su popularidad y la alta intención de voto por Morena, la posibilidad de tener una muy tranquila y tersa sucesión, en la cual dejaría como presidente a la persona que él quisiera y que llegaría en paz y con una gran votación y legitimidad.

Se podrá decir que tan ilegal es el proceso de selección de Morena como el del Frente. Sí, pero fue el presidente el que lo provocó todo; es como una carrera, en la que en la meta hay un gran tesoro que se llevará quien llegue primero: si uno de los corredores sale antes que los demás y los jueces no lo frenan, es lógico que el otro corredor al ver esa situación, también salga antes, para ver si puede alcanzar al que salió primero, porque sabe que si él se espera hasta la orden de salida, quien salió antes se va a quedar con todo el tesoro. Y el que dio el grito de arranquen antes de tiempo fue el propio López Obrador.


Mario Rosales Betancourt, abogado y Maestro en Derecho. Profesor de la asignatura de Derecho en la FES Acatlán de la UNAM y en la UAM-Azcapotzalco.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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