Desde sus inicios, el cine ha sido un poderoso medio para contar historias, explorar ideologías y reflexionar sobre dinámicas sociales y políticas. Explorar ideologías y reflexionar sobre dinámicas sociales y políticas. Entre los temas recurrentes que emergen de las obras maestras de la gran pantalla, están dos conceptos fundamentales del pensamiento liberal: la libertad y la propiedad.

Estos principios, profundamente arraigados en el liberalismo y desarrollados por economistas y filósofos como Ludwig von Mises y Friedrich A. von Hayek, no solo impulsan las tramas de muchas películas, sino que también ofrecen un terreno fértil para profundas reflexiones sobre la naturaleza del individuo y la sociedad.

La libertad individual es el corazón palpitante del liberalismo. Es un derecho fundamental, pero también la base sobre la que se asienta todo progreso humano. El cine, con su capacidad única para retratar la complejidad de la experiencia humana. Por ello, el cine se convierte en un medio ideal para explorar y celebrar este concepto. A través de personajes que luchan contra la opresión, desafían las convenciones sociales o simplemente buscan… Estos personajes intentan expresar su identidad en un mundo que pretende conformarlos. El cine pone en escena la eterna tensión entre el individuo y las fuerzas que tratan de limitar su autonomía.

Para Ludwig von Mises, la importancia de la libertad individual es un requisito previo para la innovación y la creatividad: «La sociedad prospera», escribió, «solo cuando los individuos son libres para actuar según sus propias ideas y elecciones. La libertad es el prerrequisito necesario para cualquier progreso, económico o intelectual». Esta visión se manifiesta en películas que celebran la creatividad como expresión de la autodeterminación, como en «La sociedad de los poetas muertos» (1989), donde el profesor Keating incita a sus alumnos a aprovechar el momento, y a vivir sus vidas con valentía e individualismo.

La creatividad en el cine no es sólo un tema narrativo, sino también un principio operativo. Los grandes directores y guionistas suelen ser auténticos emprendedores creativos que utilizan su libertad para innovar, desafiar las convenciones y crear obras que resuenen en el público. Este proceso refleja el concepto de “emprendedor”; desarrollado por Mises y otros pensadores, como Israel Kirzner, en el que el empresario es visto como aquel que, guiado por su visión y sus ideas, emprende nuevos caminos y se enfrenta a la incertidumbre del futuro.

La propiedad privada, otro tema central del pensamiento liberal, se considera no sólo un derecho fundamental, sino también una condición necesaria para la autonomía personal y la prosperidad económica. Sin ella, el individuo se ve privado de la capacidad de ejercer su autonomía y disfrutar de los frutos de su trabajo y de sus ideas. En las representaciones cinematográficas, el tema de la propiedad se explora a menudo a través de la lucha de los personajes por mantener o conquistar lo que les pertenece por derecho.

Un ejemplo emblemático es «Lo que el viento se llevó» (1939), donde la protagonista, Scarlett O’Hara, lucha desesperadamente por mantener la plantación de Tara, símbolo de su identidad e independencia. En este contexto, la defensa de la propiedad se convierte en una metáfora de la defensa de la autonomía personal. En este sentido, Friedrich A. von Hayek sostenía que la propiedad es esencial para la libertad individual y para el funcionamiento de una sociedad libre. El científico austriaco escribió: «No hay libertad sin la seguridad de la propiedad privada. Es la condición esencial para que el individuo pueda actuar independiente de la presión del Estado o de la sociedad».

El cine, en este sentido, se convierte en un espejo a través del cual podemos observar la dinámica entre libertad y propiedad, y comprender cómo influyen en la vida de los personajes. En películas como El Padrino (1972), la defensa de la propiedad familiar entendida tanto como riqueza material y como honor y tradición, se convierte en un elemento central de la narración, destacando cómo la propiedad puede ser fuente de poder pero también de conflicto.

Otro tema no menos importante del liberalismo es el papel del mercado como espacio de libertad e innovación. El mercado, si puede funcionar sin interferencia externa, se considera un mecanismo que permite a los individuos expresar sus preferencias, experimentar con nuevas ideas y contribuir al progreso económico y social. El propio cine es un producto del mercado y de la libertad económica. Las películas se crean, distribuyen y consumen en un mercado que responde a las preferencias del público, recompensa a los espectadores y premia la la innovación y la calidad. Este proceso refleja el concepto de “proceso de mercado”; descrito por los austriacos, en el que el mercado se ve como un proceso de descubrimiento y coordinación entre planes individuales: «El mercado -subrayó Mises, es el resultado de las acciones de individuos libres que buscan mejorar su condición. Es a través del mercado que las ideas innovadoras encuentran expresión y que la sociedad se desarrolla». El cine, como parte integrante del mercado cultural, demuestra cómo la economía de mercado permite la aparición de nuevas formas de arte y expresión, y cómo éstas contribuyen al progreso de la sociedad.

Numerosas películas han explorado las ideas liberales directa o indirectamente, mostrando historias de individuos que luchan por su libertad, defienden su propiedad o innovan a través del mercado. Una de las películas más emblemáticas en este sentido es «El manantial» (1949), basada en la novela de Ayn Rand, que también fue su guionista. La proyección cuenta la historia de Howard Roark, un arquitecto que se niega a a las convenciones sociales y profesionales, defendiendo su libertad creativa y su visión artística contra todo compromiso. El protagonista representa el ideal del individuo liberal, que antepone sus principios a la seguridad económica y la popularidad.

Aunque no estaba directamente asociada al pensamiento económico austriaco, Rand compartía muchas de sus ideas, en particular el énfasis en la libertad individual y la propiedad como fundamento de la autonomía. En la novela, subraya: «El hombre que trabaja para ganarse la vida, para mantener su existencia sobre la base de su capacidad y elección, es el hombre que realiza su valor más elevado: la libertad».

Incluso películas como «Braveheart» (1995), sobre la lucha de William Wallace por la independencia de Escocia, también reflejan la idea de que la libertad es un valor supremo por el que merece la pena luchar y, si es necesario, morir. Este concepto está en el corazón de los principios que ven la libertad no sólo como un derecho, sino como lo esencial para la dignidad humana y la realización del potencial individual.

El «Séptimo Arte», con su capacidad para contar historias poderosas y universales, es una herramienta extraordinaria para explorar y comprender conceptos liberales fundamentales. A través de la representación de la autonomía personal, la propiedad privada y el mercado, las películas nos ofrecen una ventana a las dinámicas fundamentales que rigen la sociedad y sobre cómo estos principios influyen en nuestra vida cotidiana.


Las obras de los grandes pensadores mencionados ofrecen un marco teórico que enriquece nuestra comprensión del cine como expresión de un liberalismo genuino. La libertad y la propiedad, tal y como se muestran a través de la gran pantalla, no son sólo temas narrativos, sino que reflejan valores fundamentales que siguen guiando el progreso y la creatividad humanos.

Las obras cinematográficas, por tanto, no sólo representan la realidad, sino que también la configuran, influyendo en la percepción pública de conceptos clave como los indicados y promoviendo un debate permanente sobre los retos y oportunidades que estos conceptos suponen en la vida moderna.

Sandro Scoppa: abogado, presidente de la Fundación Vincenzo Scoppa, director editorial de Liber@mente, presidente de la Confedilizia Catanzaro y Calabria.

Twitter: @sandroscoppa

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *