Mitos, fantasmas e histeria alrededor de las cuestiones de género
Durante los últimos años ha tomado mucha fuerza una especie de santa cruzada llamada “la batalla cultural”. Esta cruzada, pretende salvar a la sociedad de la degeneración ideológica y sexual, la destrucción de la familia y la desaparición de los valores tradicionales. Toda esta lucha, se ha centrado principalmente en un interesante enemigo que parece poner en peligro todas las bases paradigmáticas de nuestra sociedad: La ideología de género y el marxismo cultural. Por supuesto, ante tan apocalíptica amenaza, han surgido los valientes guerreros de la batalla cultural, quienes intentan salvar a la humanidad del mal y regresarnos a todos al buen camino. Pero ¿A qué refieren esos términos? Y ¿De qué peligros nos están salvando? En esta ocasión analizaremos brevemente estas cuestiones.
Un poco de historia. En el año 391, el emperador Teodosio dicta una prohibición a todas las religiones y creencias que no fuesen el cristianismo. Con este edicto, inicia una etapa de clausura de la filosofía y la ciencia, pues se cierran todas las escuelas de filosofía que aun existían. entre estas escuelas, se encontraba la Biblioteca de Alejandría, que contenía aproximadamente un millón de papiros de todo el mundo conocido. En Alejandría, siguiendo el edicto del emperador Teodosio, el patriarca Cirilo destruye el Serapeum o templo de Serapis y en su lugar edifica un templo cristiano. Para el 415, la intolerancia contra los judíos, musulmanes y personas de cualquier otra religión que no fuese la cristiana, había aumentado hasta la intolerancia absoluta, con linchamientos constantes. Es en este año cuando una horda de sacerdotes cristianos, dirigidos por el patriarca Cirilo, asesinan brutalmente a Hipatia de Alejandría, quien era la directora de la biblioteca de Alejandría. Hipatia era filosofa, científica, versada en lógica, matemáticas y medicina. Su vida estaba dedicada a la enseñanza y la difusión del conocimiento. Además, estaba rodeada de hombres que eran sus alumnos y colaboradores. Esto, para los cristianos de la época, era algo absolutamente intolerable. En ese contexto, el patriarca cristiano de la ciudad de Alejandría organiza a una horda de monjes con los que entra a la biblioteca -o tal vez sería más acertado llamarle la universidad de Alejandría- y asesinan a todos los estudiantes, docentes y colaboradores que encontraban a su paso. Sin embargo, con Hipatia fue distinto. El desprecio que estos monjes sentían por una mujer de ciencia era muy grande, al punto de acusarla por brujería, prostitución, promover el ateísmo y la herejía. Por ello, Hipatia fue desollada viva, violada, descuartizada y, finalmente, quemada hasta las cenizas. Además muchos libros y papiros que fueron destruidos y quemados.
A estas alturas se preguntarán ¿Qué tiene todo esto que ver con la ideología de género? Bueno, pues todo. Como el caso de Hipatia, existieron y aún existen (en Oriente Medio, Asia y África) muchos casos de mujeres quemadas vivas, torturadas, apedreadas, mutiladas y despreciadas por su sociedad, al haberse salido de los estándares socioculturales de sus épocas. Las concepciones teológicas y religiosas sobre lo femenino y lo masculino, han condicionado durante siglos a los individuos a vivir sus vidas sometidos a estereotipos y exigencias socioculturales que transgreden su libertad individual, su libre autodeterminación y su libre asociación y desasociación. Atendiendo a estas problemáticas, es que tenemos diversos ejemplos, a lo largo de la historia, de mujeres y hombres que han abogado por romper con todos esos estereotipos y determinismos que obligan a las personas a vivir vidas desgraciadas. Si bien hay muchos ejemplos, podemos mencionar también a Olympie de Gouges, quien escribió la declaración de derechos de la mujer tan solo un año después de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, razón por la cual fue condenada a la guillotina. Con lo que ya de entrada, podemos ver como esos primeros derechos no incluían a las mujeres. Por supuesto, debemos mencionar a Mary Wollstonecraft, quien escribió la vindicación de los derechos de la mujer. Como se podrá intuir, es de ello de lo que se trata el feminismo: De cuestionar las concepciones teológicas y culturales sobre el género; sobre lo masculino y lo femenino, para poder ir más allá de los determinismos y poder construir sociedades menos retrogradas, en donde se respeten los derechos y las libertades individuales.
Por ello, el primer reclamo del feminismo fue la igualdad ante la ley entre mujeres y hombres. Esta igualdad se rechazo durante siglos con base en las concepciones que las religiones tienes alrededor de lo masculino y lo femenino. Sin embargo, no solo la igualdad ante la ley es lo único que crea distorsiones en las dinámicas sociales sino también muchas otras cuestiones socioculturales, como los determinismos en cuanto a los roles de género, la sexualidad “válida”, la forma “correcta” de establecer y llevar relaciones de pareja e incluso hasta los colores que se deben o no se deben usar acorde al sexo de la persona. Es por ello que, desde la filosofía, la historia, la sociología, la psicología y la antropología se han estudiado desde el siglo pasado las cuestiones relacionadas al género. Estos estudios, llamados estudios de género, son el resultado de las investigaciones realizadas desde las ciencias sociales. Ofreciéndonos nuevos marcos para comprender estas cuestiones tan complejas. Por ejemplo, desde la antropología social se ha descubierto que los roles de género no son universales, pues en diversas culturas hay roles de género distintos. La paleontología ha descubierto recientemente que la idea de que las mujeres se quedaban en casa mientras los hombres salían a cazar -base de la psicología evolutiva- es falsa, pues ahora se ha descubierto que las mujeres del paleolítico cazaban a la par con los hombres. También se ha descubierto que las conductas sexuales de hombres y mujeres varían de cultura a cultura: Como los Mosuo en China o los Etoro en África. Es decir, se descubrió que esas categorías “universales” e “inamovibles”, dadas incluso por dios, no lo son realmente; sino que son categorías condicionadas por los entornos socioculturales. Lo anterior llevo a las ciencias sociales a darse cuenta de que existían dos dimensiones en dialogo: La cultural y la biológica. Por ello, para poder diferenciar estas dos dimensiones, se formula el concepto sexo-género. En donde sexo se refiere a lo biológico y género a lo sociocultural.
Conforme los derechos de las mujeres avanzaron y los estudios de género ayudaron a romper estereotipos y determinismos, los grupos mas conservadores empezaron a entrar en conflicto. En la conferencia internacional sobre la población y el desarrollo del Cairo en 1994, se planteo por primera vez que se permitiera el aborto en contextos donde la vida de la mujer corriera peligro. Este primer paso, llevo a la conferencia internacional de la mujer de Beijín en 1995, en donde se exhorto a los países miembros de la ONU a respetar y proteger los derechos reproductivos de la mujer, como el aborto, los anticonceptivos y la libertad sexual; ya no solo como una cuestión de salud física, sino también de salud mental y de bienestar social. Este paso hacia la libertad individual de la mujer, causo histeria en los grupos conservadores, principalmente aquellos grupos respaldados por el Papa de aquel entonces, Juan pablo II. Estos grupos empezaron a desarrollar todo tipo de ideas conspirativas en las que asociaban los derechos y libertades de la mujer con el marxismo, cuando en realidad el feminismo es de origen totalmente liberal. Además, Marx estaba en contra de los derechos humanos, con lo que un movimiento de derechos para la mujer no podría ser mas anti marxista. Otra acusación hasta la fecha común es que los estudios de género niegan la biología, cosa totalmente absurda. Irónicamente, Simone de Beauvoir, a quien los conservadores tachan de la mayor negadora de la biología, inicia su famoso libro “El segundo sexo” dedicándole todo el primer capitulo a las ultimas investigaciones y conocimientos de biología relacionados con la sexualidad humana e incluso con la sexualidad animal. Dicho sea de paso, un capítulo muy formal y bien documentado. En realidad, el relato de la supuesta “ideología de género”, no es más que una reacción histérica y neurótica por parte de los conservadores para tratar de preservar todos sus estereotipos y determinismos sobre el género.
En conclusión, los estudios de género jamás niegan la biología; al contrario, la reconocen plenamente. Sin embargo, diferencian biología de cultura. Y en este sentido es que distinguen entre sexo -lo biológico- y género -lo social-. Ahora, cuando alguien pretende asumir la identidad de género como una esencia trascendental, biológica, metafísica o algo inherente, sé esta cayendo en la trampa de siempre y sé esta yendo en contra de lo que dicen todos los estudios de género. Pues, si la identidad de género está condicionada por la esfera semiótica y sociocultural de un entorno social, no puede alegarse ya ninguna esencia de género: Ni respecto al machismo o al hembrismo; ni respecto a pretender que alguien puede nacer con una esencia de género -femenina o masculina- que no se corresponda o que si se corresponda con el cuerpo en el que se ha nacido. Lo anterior, nada tiene que ver con los estudios de género, sino con concepciones esencialistas del género.
Pasemos ahora al Marxismo cultural. El termino pretende aludir a Gramsci, la escuela de Frankfurt, a los posmodernos, a Marx y al socialismo en general. La mezcla pretendida esta compuesta por más promiscuidad que una productora de porno. El intento de poner a todas esas corrientes de pensamiento en una sola, demuestra dos cosas: el absoluto desconocimiento sobre esas corrientes, y el nivel de histeria del que surgen estas teorías conspiranoicas, dignas de la literatura del realismo fantástico. Estas acusaciones surgen en la década de 1990 con grupos fuertemente conservadores que ven su modelo teológico del mundo enfrentado a concepciones mas libres sobre el amor, la sexualidad, la identidad, los roles de género y la vida en sociedad. La realidad es que el concepto fue creado por grupos conservadores de cristianos en los estados unidos que no sabían como metabolizar las nuevas perspectivas sociales que desafiaban a su modelo de la vida, el amor, la sexualidad, etc.
Para empezar, las ideas de Gramsci son muy lejanas a las de la escuela de Frankfurt. Gramsci era un totalitario de pies a cabeza. Y su idea sobre la cultura, estaba enfocada a implementar un modelo socialista al estilo stalinista, como oposición al fascismo de Mussolini. En cambio, los representantes de la escuela de Frankfurt eran críticos al totalitarismo, tanto de Stalin como del Fascismo. Además, tenían posturas más abiertas en lo cultural, aunque para nada buscaban promover una cultura del amor libre ni la destrucción de la familia ni mucho menos. Al contrario, tenían posturas relativamente conservadoras y moderadas en esos temas. Incluso, en algunos casos llegaron a intentar reivindicar elementos de la moral cristiana. Para nada tenían una visión progresista de lo social ni mucho menos de lo sexual. En todo caso se enfocaban en sus críticas y su dialéctica negativa a abogar por un modelo de justicia social y una crítica al capitalismo. Por otro lado, los posmodernos son aun mas diversos en sus posturas de lo que ya eran los de la escuela de Frankfurt. Deleuze en su tratado de metafísica hace la mayor defensa de la individualidad que se había estructurado hasta el momento. Foucault, en su curso sobre el nacimiento de la biopolítica, realiza una brillante defensa del liberalismo, quedando en una posición mucho mas cercana a mises que al socialismo. Derrida, se enfoca a temas como la metafísica, el lenguaje y la otredad. Y Gadamer a la hermenéutica. Es decir, la obra de los posmodernos es tan diversa, que seria imposible enmarcarla en una ideología. Pero, sobre todo, son ya muy lejanos al marxismo, si bien hacen criticas al capitalismo. Y es que, además, Marx tenia posturas tremendamente conservadoras en lo que a lo sexual se refiere. Ciertamente, Marx hace una crítica importante al matrimonio al señalar acertadamente que las mujeres se veían obligadas a casarse para poder sobrevivir, pues estaban excluidas del mercado laboral. Lo cual les ponía en una profunda situación de dependencia y sometimiento de sus maridos. Sin embargo, Marx jamás abogó por la destrucción del matrimonio en sí mismo, sino tan solo a que las condiciones de esa unión se dieran en un contexto de igualdad económica. De hecho, en su libro “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, deja en claro que el cree firmemente que el matrimonio monógamo es la forma más elevada de modelo de pareja y familiar al que debe aspirar el ser humano.
Entendiendo a Marx, vemos que en lo que se enfocaba, no era en destruir el modelo clásico monagamo judeo cristiano, sino únicamente en que ese matrimonio se dejara de basar en la dependencia económica y social de la mujer. Pero, fuera de esa observación muy acertada por parte de Marx sobre la condición de sometimiento económico y social de las mujeres de su época, Marx fue toda su vida un defensor a capa y espada del modelo monógamo judeocristiano, aunque desde la perspectiva del darwinismo social y no desde lo teológico. Además, Marx era profundamente homofóbico, ya qué en varias ocasiones dejo claro cuanto aborrecía a los homosexuales y cuan anti naturales le parecían. No es por casualidad que todos los regímenes marxistas han sido siempre profundamente homofóbicos. Es decir, en el modelo de Marx, los homosexuales, los poliamorosos y los que creen en el amor libre, no habrían tenido cabida alguna; como tampoco habrían tenido cabida aquellos que siendo hombres se identifican como mujeres o siendo mujeres se identifican como hombres. Recordemos que en el socialismo existen diversas corrientes, y entre ellas algunas están abiertas al amor libre y a la diversidad sexual, mientras que otras lo rechazan por completo. De igual forma debemos distinguir entre dos formas de izquierda: La izquierda totalitaria y la izquierda liberal. La izquierda totalitaria es profundamente conservadora, no busca un cambio en lo sociocultural, tan solo en las estructuras de poder. y siempre busca un modelo dictatorial en el que se supriman los derechos y las libertades. Mientras que, en la izquierda liberal, se busca un modelo más moderado en el que se aboga por las libertades y derechos individuales, así como por un cambio sociocultural. Por supuesto, la izquierda liberal aun esta bastante lejos del liberalismo, pero aun así esta muy lejos del totalitarismo de izquierda, como lo son el stalinismo, el trotskismo o el maoísmo.
En conclusión, como diría el liberal Gary North en su articulo para el Mises Institute: “El marxismo cultural es un oxímoron”. Todo aquel que habla de “Marxismo cultural”, es por que no entiende ni conoce absolutamente nada ni sobre marxismo ni sobre Gramsci ni sobre la escuela de Frankfurt ni sobre el posmodernismo. Así como aquellas personas que hablan de ideología de género no entienden absolutamente nada sobre estudios de género, antropología, sociología, filosofía o psicología. Todas estas teorías de conspiración sobre un supuesto proyecto para destruir los valores occidentales son histórica y teóricamente falsas. La retórica empleada por el conservadurismo de que cualquier defensa o reivindicación social son la superficie de una conspiración marxista es tan deshonesta y falsa como la retórica a través de la cual los socialistas buscan culpar al libre mercado de todos los males de la sociedad. No ha existido jamás ninguna conspiración marxista a nivel internacional o local en contra de los valores occidentales. En todo caso, habría que reconocer que la izquierda ha sabido capitalizar mejor el descontento de grupos y minorías tradicionalmente marginados, logrando con ello ganar adeptos y votos. Sin duda, el liberalismo debería de aprender como es que la izquierda a logrado convertirse en el representante de muchos de los estandartes que originalmente fueron estandartes liberales.
Bibliografía
Althusser, Louis. 2012, Ideología y aparatos ideológicos de estado, editorial Tomo clásico
Beauvoir, De Simone. 2017, El segundo sexo, editorial Catedra
Butler, Judith. 1990, El genero en disputa, editorial Routledge
Derrida, Jaques. 2023, De la gramatología, Editorial Siglo XXI
Deleuze, Giles. 2014, Logia del sentido, editorial Paidó
Foucault, Michel. 2012, El nacimiento de la biopolítica, editorial Fondo de Cultura Económica
Gadamer, Hans George. 2007, Verdad y método, editorial Sígueme
Gramsci, Antonio. 2015, Para la reforma moral e intelectual, editorial Los libros de la catarata
Marx, Karl. 2009, Sobre la cuestión judía, editorial Anthropos
Marx, Karl y Friedrich, Engels. 2017, El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, editorial Akal
Mead, Margaret. 1999, Sexo y temperamento, editorial Altaya
Sterling, Anne Fausto. 2006, Cuerpos sexuados, editorial Melusina
Theodor, W Adorno. 2005, Dialéctica negativa, editorial Akal