Justo ayer se anunciaba que el FC Barcelona perdía cerca de medio millón de seguidores en las 24 horas siguientes a que anunciara su apoyo al Pride Day.

Parecería ser uno más de esos eventos, tan comunes últimamente, de «Go Woke Get Broke» tras los incidentes de Anheuser-Busch con el patrocinio de la mujer trans Dylan Mulvaney por parte de Bud Light y la salida de la línea de ropa pro-Pride en Target, que les valiera a ambas compañías miles de millones de dólares en pérdidas.

¿Por qué las empresas parecen empeñadas en meterse solas en el proverbial hoyo del conejo anti-woke? Finalmente, Gillette tuvo que disculparse públicamente hace años de una campaña en la que un comercial directamente regañaba a su público objetivo (masculino), comercial hecho, para sorpresa de nadie, por una activista feminista. Y Disney acaba de despedir, aunque le pusieran otro nombre, a una mujer afroamericana cuya función era imponer diversidad a diversos productos, muchos de los cuales se cuentan entre los más sonados fracasos de la empresa, como «Eternals», «She-Hulk» y «La Sirenita».

Y no duden que más y más empresas seguirán el camino. Al parecer, Anheuser-Busch redoblará su apuesta por la comunidad LGBT.

¿Pero qué carajos le pasa a las empresas? ¿Cómo es posible que ya hace tiempo sepan que lo woke va broke e insistan? ¿Que el mercado no habla siempre y la gente normal les ha dicho que está harta de lo woke?

Pensar esto, aunque sería lo obvio y lo que quisieran creer los anti-woke, es ver las cosas desde una perspectiva superficial.

La realidad es que estas marcas están apostando a futuro.

¿Qué grupo es el más cercano al extremismo ideológico woke? Los jóvenes, los Centennials que van saliendo apenas de la carrera universitaria e ingresando a la vida laboral, y menores. Jóvenes que hoy no tienen dinero pero que son quienes están consumiendo la cultura popular más que nadie, sobre todo en Instagram y TikTok, y que en diez años serán la población consumidora.

A ellos es quien va dirigido este woke-friendly approach.

Y quizá no sea una mala apuesta por su parte, por más que de momento parezca que están cometiendo suicidio.


Sergio Romano, activista libertario, radicado en el norte de México.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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