Ronald Reagan era una fuente inabarcable de citas contra el tamaño desmesurado del Estado y su voracidad intervencionista. No solo tenía que luchar contra las dictaduras comunistas y sus Estados totalitarios, sino también contra la elefantiasis burocrática que dominaba en las democracias occidentales orientadas al socialismo keynesiano. Por ejemplo, advertía que «El Gobierno es como un bebé. Un canal de alimentos con un gran apetito por un lado y ningún sentido de la responsabilidad por el otro». O: «La visión del gobierno sobre la economía podría resumirse en unas pocas frases cortas: Si se mueve, ponle impuestos. Si sigue moviéndose, regúlalo. Y si deja de moverse, subvenciónalo».

Donald Trump parecía, durante la campaña electoral, un Ronald Reagan contemporáneo, aunque cambiando la elegancia del actor californiano por la vulgaridad de un mafiosillo neoyorquino, y tiene en la actualidad en el Despacho Oval un gran retrato de Ronald Reagan, aunque en realidad el presidente actual al que está emulando es a Franklin D. Roosevelt, el demócrata que incrementó el tamaño y la intervención del Estado hasta niveles casi socialistas, asaltó el Tribunal Supremo para que no hubiera cortapisas legales al intervencionismo del poder ejecutivo y llevó a cabo una política exterior expansionista y colonialista.

Reagan no era un anarcocapitalista, evidentemente, sino que participaba del espíritu liberal clásico que no es enemigo del Estado en sí, sino amigo de su mejor versión. Defendía a los gobiernos locales y estatales frente a la intervención del Leviatán de Washington, siguiendo el principio de subsidiaridad. Si Woody Allen decía que las palabras más hermosas en inglés son «Es benigno», Ronald Reagan sostenía que las más aterradoras son «Soy del Estado y estoy aquí para ayudar». Trump, por el contrario, cree que el Estado es Él (con mayúsculas) y que debe tomar el control de todas las instancias de la sociedad, de la policía a las empresas. Decía que Roosevelt era su inspiración, pero Lenin estaría orgulloso de él, ya que en EE. UU. la opción que tiene el votante es entre el socialismo de derechas de Donald Trump y el socialismo de izquierdas de Bernie Sanders, que, por supuesto, ha aplaudido la toma por parte del Ejecutivo de Trump de un 10 % de Intel y su amenaza de intervenir todavía más empresas. Por cierto, la compra de las acciones de Intel sucedió después de que Trump exigiera la dimisión del CEO, Lip-Bu Tan, por sus tratos comerciales con el ejército chino, y la participación fue «comprada» con dinero ya prometido a Intel como subsidios. No solo Roosevelt y Lenin, también Vito Corleone estaría complacido del presidente norteamericano por sus ofertas irrenunciables.

Hayek dedicó su obra Camino de servidumbre a «los socialistas de todos los partidos». Mientras que el heredero de Reagan, George H.W. Bush, concedió al Premio Nobel de Economía la Medalla de la Libertad, Trump podría concedérsela fácilmente a Piketty, el defensor francés de un Estado intervencionista de la economía y controlador de la sociedad. Todo esto debería advertirnos contra la colonización de la política por empresarios como Trump, sobre todo si, como este, tienen una visión plutocrática, no liberal, de la economía. Porque una empresa se dirige de manera controladora, planificadora e intervencionista, es decir, de manera autocrática. Extender el modelo de la empresa, que son fundamentalmente personalistas y basadas en el interés particular, al Estado, que en la perspectiva liberal debe huir de cualquier tipo de paternalismo e intervencionismo, siendo únicamente regulador de la sociedad civil con la mira puesta en el bien común, lleva inexorablemente a que los dirigentes políticos se crean la cabeza de un organismo social donde el resto, de los pies al corazón, son reemplazables y deben estar al servicio del «cerebro». Recordemos una vez más a Reagan, cuyo retrato junto a Trump es una ofensa a su memoria: «Espero que una vez más le hayamos recordado a la gente que el hombre no es libre a menos que el gobierno sea limitado. Hay una clara causa y efecto aquí: a medida que el gobierno se expande, la libertad se contrae». Ojo, que Hayek sostenía que el socialismo era el camino al totalitarismo y Trump está hablando de presentarse de nuevo a las elecciones, a pesar de ser inconstitucionalmente imposible. A Zelenski y Macron les enseñó en la Casa Blanca gorras rojas en las que ponía «Trump 2028» y «Cuatro años más». Ya solo le falta nombrar heredero a su hijo Barron. Al menos, eso sí, disfrutaríamos a Melania de reina regente.

Publicado originalmente en Libertad Digital: https://www.libertaddigital.com/opinion/2025-08-28/santiago-navajas-el-hombre-que-esta-matando-a-ronald-reagan-7289558/

Dr. Santiago Navajas. Profesor de Filosofía. Articulista en los diarios Vozpópuli y Libertad Digital, entre otros. Es autor de Manual de Filosofía en la pequeña pantalla (2011), De Nietzsche a Mourinho. Guía filosófica para tiempos de crisis (2012), El hombre tecnológico y el síndrome Blade Runner (2016)y el más reciente: El Pensamiento en Lucha(2024) entre otros libros.

Twitter: @santiagonavajas

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Presidente de la Alianza Libertaria de Iberoamérica. Estudió comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y L'Opinione delle Libertà entre otros medios.

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