Del nacionalismo cristiano de Benito Mussolini al nacionalismo cristiano de Giorgia Meloni

“El Fascismo crece y busca el consenso explotando y exacerbando el natural miedo a la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El Fascismo es, pues, Xenófobo por definición”- Umberto Eco

En esta ocasión, quiero hacer un ejercicio a nivel puramente de análisis del discurso, para mostrar coincidencias ideológicas entre Giorgia Meloni y Benito Mussolini. Para ello, me enfocare únicamente en el manifiesto de Mussolini: La doctrina del fascismo, y en dos discursos que Meloni dio en España, en apoyo al partido VOX. Me parece sumamente importante visibilizar las tendencias neofascistas que durante los últimos años han estado surgiendo en diversos partidos de todo el mundo. Y, para ello, el caso de Mussolini puede ofrecernos un marco referencial muy valioso.

Este resurgimiento del fascismo, se está manifestando en una ola de intolerancia a los derechos individuales de las minorías y a un intento por retroceder en las libertades sexuales, culturales e identitarias. Ejemplo de ello, lo acabamos de ver en Florida en donde grupos de nacionalistas cristianos han llenado la entrada de Disney World con banderas nazis. Además de colgar banderas nazis en puentes y otros lugares. Todo como muestra de rechazo a la tolerancia e inclusión de las minorías. Por ello, si queremos evitar que nuestras sociedades sufran de un severo y peligroso retroceso cultural a manos de estos grupos neofascistas, debemos tener claro cuales son las bases ideológicas de estos movimientos.

Para ello, me parece un excelente punto de partida el iniciar con los 14 puntos propuestos por Umberto Eco para identificar al fascismo:

1).-El culto a la tradición: “Uno solo tiene que mirar el plan de estudios de cada movimiento fascista para encontrar a los principales pensadores tradicionalistas. La gnosis nazi se nutrió de elementos ocultistas tradicionalistas, sincréticos”. El Fascismo es profundamente conservador. Dota a la tradición y a la cultura de una esencia, de un ser trascendental. Para el fascismo, la tradición es un mandato del que nadie debe estar exento, es un imperativo categórico.

2).-El rechazo al modernismo. “La Ilustración, la Era de la Razón, se ve como el comienzo de la depravación moderna. En este sentido, el Fascismo se puede definir como irracionalismo”. El cuestionar y el pensamiento crítico y analítico, son anatemas que están completamente prohibidos. Esta prohibición al cuestionar, por supuesto, incluye el cuestionar la tradición, la cultura y, obviamente, al líder. En términos de Martin Lutero: “La razón es la prostituta del diablo”.

3).-La acción por la acción. Para el Fascismo, solo se debe actuar, jamás se debe pensar. Actúa, nunca pienses, sería el mandato del fascismo. El irracionalismo, es también parte de este mandato. Por ello, la filosofía y la ciencia serán tratados con sospecha y rechazo, al representar una actitud critica y reflexiva.

4).-El desacuerdo es traición. Ninguna forma de sincretismo puede aceptar el pensamiento crítico. El espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. En la cultura moderna, la comunidad científica entiende el desacuerdo como instrumento de progreso de los conocimientos.

5).- El fascismo rechaza radicalmente las diferencias y la individualidad.

6).-El fascismo surge de las frustraciones individuales y sociales que son explotadas por lideres autoritarios.

7).-El fascismo es un nacionalismo exaltado. Exaltación que lleva siempre a la xenofobia.

8).-Los fascistas están convencidos de que pueden vencer a cualquier enemigo por su mera superioridad moral y cultural.

9).-Está en contra de la paz. Para el fascismo no hay lucha por la vida. Más bien, al contrario, se debe vivir para luchar.

10).-Elitismo y desprecio por “los débiles”. El fascismo aspira a una organización jerárquica y vertical de la sociedad. Desprecia a todos los distintos, a las minorías y a quienes ve como débiles.

11).- culto al heroísmo y a la muerte. El fascismo, según Mussolini, es una doctrina profundamente espiritual que desprecia lo material y que desprecia lo individual. Por ello, la mayor aspiración de los individuos debe ser el sacrificarse en nombre de un supuesto bien colectivo, establecido por el líder supremo.

12).-Machismo y homofobia. El fascismo exalta todo lo masculino y desprecia lo femenino, por verlo como débil. Mantiene una estricta observancia en la perpetuación de los roles de genero y esta en contra de la libertad sexual y del amor libre. Y, por supuesto, el fascismo desprecia profundamente a los homosexuales.

13).- Populismo colectivista. En el fascismo, no hay cabida para la pluralidad política ni para la división de instituciones. El líder supremo es el único interprete de la voluntad del pueblo; y además es la única voz valida de la voluntad del pueblo.

14).- El fascismo habla la neolengua. Es decir, se basa en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de limitar e impedir los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico.

Así como el nazismo no surgió con Hitler, sino que llego a su cúspide con él, de igual forma el fascismo no surgió con Mussolini, sino que logró con él su máxima expresión. El fascismo surge mucho antes de Mussolini, con la exaltación del nacionalismo y las corrientes de socialismo cristiano que habían prosperado por toda Europa. Y, por supuesto, fue una respuesta histérica a la crisis económica y a las frustraciones tras la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, podemos encontrar en Gabriele D´Anunnzio al precursor principal de Mussolini. D’Annunzio, poeta y soldado, inconforme con la repartición de tierras a Italia después de la Primera Guerra Mundial, organizó en 1919 a 2000 soldados con los que tomó la ciudad de Fiume -Hoy llamada Rijeka y perteneciente a Croacia-, ocupación que solo duró un año, hasta que el territorio fuera regresado a Yugoslavia. En este periodo, D´Anunzzio redactó la famosa Carta de Carnaro, en la que plantea los precedentes para la ideología de Mussolini. Algunos de los puntos de esta carta eran los siguientes: Corporativismo de estado: aunque había empresas privadas, todas debían estar sometidas a los intereses y dictámenes del estado. Nacionalismo, autoridad fuerte, regeneración moral y espiritual basada en los valores cristianos y conciencia colectiva. D’Anunzzio daba fervientes discursos desde los balcones, adoptó el famoso saludo romano que retomaron Mussolini y Hitler, creó un grupo de choque y represión llamado los Arditi, que vestían camisas negras. Y también se hizo llamar il duce. Hay que mencionar que, así como D’Annunzio fue quien inspiró a Mussolini, a su vez Mussolini fue una importante referencia para el modelo y las estrategias que posteriormente adoptó Hitler.

Analicemos La doctrina del fascismo de Mussolini, publicada en 1932. Para Mussolini, un hombre profundamente religioso, católico devoto, el fascismo es una forma espiritual de ver la vida. Para Mussolini, el mundo no es este mundo material que aparece en la superficie en el que el hombre es un individuo separado de todos los otros y está impulsado por lo material a vivir una vida de placer egoísta y momentáneo. Al contrario, el hombre del fascismo debe ser aquel que es nación, patria y ley moral que une a individuos y generaciones en una tradición y una religión: la católica. El individuo del fascismo, renuncia a los placeres mundanos y egoístas porque aspira a una vida espiritual después de la muerte y, por eso, sirve a la tradición, a la nación y al colectivo. El fascismo es una visión espiritualista que está en contra del positivismo y del cientificismo. Y, sobre todo, está en contra de la Ilustración, del laicismo y el ateísmo, producto de la ciencia y la filosofía. Para el fascista la vida debe ser seria, austera y, sobre todo, religiosa, temiendo las fuerzas morales y del espíritu.

En conclusión, el fascismo es una concepción religiosa que considera al hombre en una relación inmanente con una ley superior. El hombre no es lo que es como individuo, sino en función del proceso espiritual al que contribuye como miembro de la familia, de la sociedad, de la nación, la historia y de la tradición. Fuera del colectivo, el hombre no es nada. Por eso, el fascismo es contrario al individualismo y al materialismo; y no cree que sea posible la felicidad en esta vida material. Siendo anti individualista, el fascismo se proclama a favor del estado y se pronuncia por el individuo en cuanto éste coincida con la voluntad del estado, que es conciencia y voluntad universal del hombre. El fascismo está en contra del liberalismo que surgió de la necesidad de reaccionar contra el absolutismo monárquico y que niega al estado en pos del interés del individuo particular. El fascismo solo reconoce la libertad del estado, puesto todo reside dentro del estado y nada puede existir fuera del estado. De acuerdo con esta doctrina, el fascismo se mantiene en una actitud de absoluta oposición a la filosofía liberal, tanto en el campo de lo político como en el campo de lo económico. Así, el fascismo limita y elimina las libertades individuales y nocivas, para conservar la fuerza del estado. Y, por supuesto el fascismo esta de forma radical, en contra de la democracia. No es coincidencia que El Vaticano exista gracias al Tratado de Letrán que pactó Mussolini con el Papa Pio XI.

Todo lo anterior se basa -de forma casi literal- en la obra “La doctrina del fascismo”, firmada por Mussolini. Es bastante claro que recurre a valores trascendentales para convencer a la población a aceptar sacrificarse para que cumplan con los caprichos del líder supremo, con las promesas de utopías colectivas y espirituales. No sorprende que un discurso político tan religioso, haya logrado manipular tan profundamente a las masas. Ni sorprende que hasta hoy en día siga siendo utilizado por algunos políticos. Sin embargo, el peligro de estos discursos es muy grande. Y hoy en día, cuando están resurgiendo estas narrativas, deben ser reconocidas, señaladas y combatidas, para no correr el riesgo de caer nuevamente en contextos sociales en donde discursos polarizadores de esa índole lleven a las poblaciones a entregarle todo el poder a los nuevos psicópatas que están surgiendo.

Uno de los lemas principales del fascismo, al igual que lo ha sido de muchas otras dictaduras, fue el famoso: “Dios, patria y familia”. Lema que incluso el ex presidente Jair Bolsonaro adoptó. Este lema, también fue retomado por la actual primera ministra Giorgia Meloni, quien llego a reconocer desde su juventud que sentía admiración por Benito Mussolini y que incluso consideraba que había sido un buen político. Además de esto, el partido de Meloni, Fratelli d’Italia, tiene claras raíces fascistas. Y a eso, hay que agregarle que su coalición para lograr llegar al poder, la consiguió con el apoyo de los dos grupos más afines a las ideas fascistas: La Forza Italia, liderado por el recientemente difunto Silvio Berlusconi y la Lega Nord, liderado por el aún más radical Matteo Salvini. El discurso de este grupo de extrema derecha que tiene unos meses de haber llegado al poder y que está liderado por Meloni, sigue en muchos tópicos la misma línea discursiva de Mussolini.

Algunos de estos elementos ideológicos, podemos observarlos en dos discursos que Meloni ofreció en España en apoyo al partido de extrema de derecha VOX. En estos discursos, Meloni regresa una y otra vez a los elementos discursivos que ha utilizado a lo largo de toda su campaña y que le llevaron a estar actualmente en el poder. Elementos como el rechazo al globalismo, la intolerancia a la diversidad sexual, el énfasis en conservar los roles de genero tradicionales, la exaltación de la cristiandad frente al rechazo a la diversidad religiosa. Una acentuada xenofobia, homofobia y un acentuado conservadurismo cultural, hacen recordar los puntos que encontramos en la obra de la doctrina del fascismo, el manifiesto de Benito Mussolini. Por supuesto, Meloni no es Mussolini. No encabezó una marcha sobre Roma ni ha salido a las calles a reprimir y exterminar a la oposición. Sin embargo, hay algo muy preocupante, y esto es el impacto social que el discurso de meloni ya está teniendo sobre la población.

Así como el discurso de Trump y de DeSantis están provocando una preocupante polarización en la sociedad estadounidense, y una nueva ola de intolerancia, homofobia, xenofobia, anti-globalización y anti multiculturalidad, lo mismo está ya observándose en Italia. La exaltación de Meloni hacia la religión cristiana y la constante satanización de las demás religiones, principalmente el Islam, está generando que surja en la población un rechazo hacia la multiculturalidad y la tolerancia. Aspectos básicos para el sano desarrollo de cualquier sociedad. La idealización del nacionalismo empieza a enardecer los ánimos más xenófobos. Además, el énfasis constante de Meloni para promover los roles de genero clásicos, naturalizándolos y esencializándolos, nos remite a la política tan machista de “le Donne a casa” de Mussolini. Incluso Meloni ha propuesto un plan de reducción de impuestos a quienes tengan más hijos, igual que hiciera Mussolini. Y, por supuesto, la exaltación de la identidad italiana. Como si solo pudiera existir una identidad, una identidad colectiva única y trascendental que busca borrar todas las identidades individuales. Una sola identidad valida: la colectiva.

Fascismo, un socialismo de derecha que sobrevive hasta nuestros días.

Cómo bien indica Umberto Eco en su breve guía sobre el fascismo, no debemos dejarnos engañar, pues, aunque Mussolini murió hace mucho, los parámetros ideológicos en los que se cimento el fascismo aún siguen dando señales de vida. Bien claro lo tenían tanto Hitler como Mussolini: Las democracias liberales son el mayor enemigo del fascismo y de los regímenes autoritarios en general. Cierto es que Mussolini se formó con la ideología de su padre que era marxista. Y el mismo leyó asiduamente a Marx y Engels. Sin embargo, seria incorrecto encuadrarlo en un socialismo marxista. Mas bien, Mussolini, al igual que Hitler, Franco y Salazar, fueron todos socialistas de derecha. y, por supuesto, nacionalistas cristianos. Cabe recordar que muchos otros dictadores también adoptaron el lema “Dios, patria y familia”. Hay que señalar que este socialismo nacionalista religioso -socialismo de derecha- se caracteriza por un corporativismo de estado. Es decir, por mantener empresas privadas, pero siempre y cuando éstas se sometan absolutamente a los deseos e intereses políticos, volviendo a los empresarios en meros gestores de los intereses políticos. Postura del todo contraria al capitalismo y el libre mercado.

“Intentar entender al otro, significa destruir los clichés que lo rodean, sin negar ni borrar su alteridad” Umberto Eco

Por el escritor y analista Tonatiuh Viniegra R. 
Twitter: @Ronin_Tonatiuh

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

Un comentario en «Del fascismo al neofascismo, por Alfredo Tonathiu Viniegra»
  1. Tanto el facismo cómo el comunismo son pensamientos colectivistas donde pone al estado como centro de todo. Es el problema de raíz que quiere acaparar los derechos del individuo y sentirse con el poder y la competencia de organizar una economía centralmente planeada. Clásica derecha obsoleta e ineficiente.

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